Dos años y un año
Suman tres, pero la cosa no es esa. A dos años de la victoria electoral, sin parangón, que le permite ocupar la presidencia de la república al Lic. López Obrador, Nathaniel Parish, auror del libro Searching for modern México, publicó en la revista Forbes un artículo que titula el presidente López le está fallando a México.
El autor lo llama un demagogo incompetente, y utiliza otra serie de duros calificativos al evaluar el desempeño del fundador de Morena en la presidencia de la república. Acusa que su errática conducta ha causado incertidumbre a los inversionistas, complicando con ello la generación de nuevos proyectos que puedan a su vez crear empleos. Algo muy en concordancia con las palabras del embajador de Estados Unidos, Christopher Landau, quien expresamente dijo que es un momento oportuno para invertir en México. Sí se ven cosas desalentadoras para la inversión.
Parish hace un recuento de las decisiones controversiales del mandatario: su aferramiento a invertir en el proyecto de la refinería de Dos Bocas en su natal Tabasco, que ha sido calificado de inviable en lo financiero e imposible de realizar en el tiempo y con el presupuesto que se le asignó, no obstante ser multimillonario. El otro del tren Maya o la cancelación de un proyecto aeroportuario ya avanzado para iniciar otro de dudosa operatividad.
Lo considera en cierta medida un irresponsable al alentar a salir a la calle mientras los contagios y muertes por Covid – 19 continúan constantemente al alza. México es ya el país número once entre los de mayor número de contagios confirmados, y el número siete con más víctimas fatales por la enfermedad. No obstante ello el presidente a reiniciado sus giras y eventos públicos, y se abstiene de usar tapabocas pese a las recomendaciones de los expertos que lo señalan como un método efectivo de contención de los contagios, estimando que éstos se reducirían en un cincuenta por ciento si la medida se utilizara en forma adecuada y universal.
Durante su campaña el hoy presidente nos dijo que el primero de julio de 2018 sería un parteaguas, no en la historia de México, sino en la conducta de los mexicanos. Que el crimen organizado depondría las armas y no habría más violencia porque estarían seguros que un régimen dirigido por él les daría las oportunidades y satisfactores que se habían visto obligados a buscar en la delincuencia.
Lo cierto es que el dos mil diecinueve ha sido el año con más homicidios dolosos en la historia del país, y pinta que sólo será superado por el dos mil veinte si se mantiene el ritmo actual. Para muestra, el día de su aniversario triunfal sicarios mataron a más de veinte personas en un centro de rehabilitación en Guanajuato.
Todo parece indicar que ha cumplido su promesa de no combatir a los criminales. La imagen del presidente saludando de mano a la madre de Joaquín, y abuela de Ovideo, Guzmán, se interpreta como la materialización de su política de “abrazos, no balazos.”
La generación de empleos durante los primeros dieciséis meses de su gestión fue raquítica, y sus programas asistencialistas como Jóvenes construyendo futuro, contribuyeron a la precariedad laboral, pues no fueron pocos los negocios que decidieron recortar empleos permanentes que cotizaban en el Seguro Social, para sustituirlos por mano de obra joven patrocinada por el gobierno; jóvenes que no tienen ninguna otra prestación social más allá del subsidio gubernamental.
Por si eso fuera poco, el inevitable estancamiento de la actividad económica a consecuencia de la reclusión impuesta en un intento de contener la pandemia borró de en tres meses un millón de empleos formales, por lo que la administración tiene ahora un saldo negativo en el rubro, y aun no logra contener los contagios.
El mismo gobierno considera que será hasta octubre cuando se controle la tasa de contagios a niveles manejables, por lo que tal vez se supere en mucho la cifra de doce millones de personas que se estimaba perderían su fuente de ingresos a causa de esta crisis.
Contrario a lo ocurrido en anteriores ocasiones, la convocatoria del presidente no logró reunir a las inmensas multitudes, quizá sea porque le hicieron caso de quedarse en casa, o quizá porque efectivamente su popularidad está cayendo. Durante el último mes se ha mantenido por debajo del cincuenta por ciento de aprobación.
Han pasado dos años y falta uno para la renovación de la cámara de diputados. El presidente ha tenido hasta hoy un sirviente dócil en el poder legislativo, donde sólo la oposición firme de poco más de un tercio de los senadores ha logrado contener algunas de sus más desproporcionadas iniciativas. Perder el control de la cámara baja le puede dificultar el resto de su mandato.
Por ahora, a un año de la elección que renovará también la gubernatura del estado, las cosas ya no se ven como hace dos años. Entonces parecía que el gobierno del Chihuahua sería otra de las pizas que Morena añadiría a su tablero, gozando con un apoyo de más del cuarenta por ciento de los electores. Sin embargo, hoy el PAN se acerca a unos cuantos puntos de distancia, y la tendencia parece que no sólo se cerrará, sino que llegará a revertirse.
Esto resulta trascendente a la integración de la cámara, pues vale recordar que Morena no se distinguió en la elección pasada por el gran atractivo de sus candidatos, y que el PAN pudo arrancarle cuatro de los nueve escaños en el estado.
De mantenerse las tendencias, y hacer las cosas bien, el PAN podría sumar a la causa de la oposición algunos representantes más, y contribuir con ello a contener el ejercicio totalitario del poder que pretende el presidente.
En un año pasan muchas cosas, así que seguramente tendremos oportunidad de seguirlo comentando en una próxima ocasión en que nos encontramos hablando de…
