/ viernes 21 de mayo de 2021

Y hablando de…

LOS PILARES DEL RUMBO

Hace tres años, en una coyuntura muy adversa, asumí la responsabilidad de encabezar el comité municipal del partido en el que milito desde hace más de treinta y cinco años. Ni me engaño ni quiero engañar a nadie, hubiera preferido llegar por la voluntad de mis compañeros y no por una designación de la dirigencia, durante todas estas décadas de militancia he manifestado y ratifico que debe privilegiarse la voluntad de la membresía; pero la coyuntura estaba dada y con la misma convicción con la que sostengo mis convicciones al interior y al exterior de mi partido, me paré en la caja de bateo con la intención de jugar para el equipo.

Tampoco me engaño, los resultados fueron desastrosos, el PAN sufrió la más aparatosa derrota de que se tenga memoria en el pasado reciente de este municipio, la fracción edilicia quedó a grado microscópico y nuestra presencia en el congreso apenas con una representante de minoría. Más allá de los números, considero que las personas que integran la fracción y quien nos representa en el congreso han hecho un digno papel en nombre del partido y por el bien de Juárez.

Pero no vine a hablarle hoy para hacer un mea culpa que de nada sirva, en realidad pensaba hablarle de otras cosas, como el debate que hoy se llevará a cabo, y mañana será noticia, entre los aspirantes al gobierno del estado; o sobre el despropósito presidencial de perseguir penal e injustificadamente al gobernador de Tamaulipas.

Sin embargo, desde temprano algunos de mis amigos panistas me empezaron a compartir recuerdos de un evento que se realizó durante esa gestión, precisamente el veinte de mayo de dos mil dieciocho. Desde los inicios de ese año manifesté a los miembros del comité mi intención de reconocer la trayectoria de algunas personas que habían entregado su vida al partido, la cual fue recibida con buen agrado, y en el transcurso de las semanas, combinando las actividades de organización interna y la campaña, se organizó un evento que se denominó “Pilares del rumbo.” En su preparación participaron muchos panistas, pero he de reconocer que hubiera sido imposible sin las capacidades organizativas de Amparo Beltrán y la disponibilidad constante de Lehí Madero. Seguramente omito a muchos, porque soy muy bruto, pero no lo hago de mala fe y espero comprensión de aquellos a quienes no menciono.

El nombre, y la producción del evento corrieron a cargo de la talentosa Austria Galindo, quien tuvo la brillante idea de encomendar a jóvenes entrevistar a cada uno de los diez personajes seleccionados. Fue emotivo escucharlos recordar sus vivencias durante los años de fundación del partido, cuando se sesionaba en la “Casa del pueblo”, las jornadas en que parecía arar en el desierto, la lucha de las hormigas contra el enorme elefante que eran el gobierno y su partido oficial. El primer triunfo en el ochenta y tres, el artero fraude tres años después y la memorable lucha de aquel verano caliente para revertirlo (batalla que fisuró la estructura monolítica del ejercicio del poder en México).

Para mí es el evento más emotivo de los cientos en que me ha tocado participar en mi partido. Recuerdo las palabras con que abrí el mismo: “Hace veinte años, alusiendo la muerte de Colosio, dijo el Jefe Diego que mientras en otros partidos recuerdan a sus miembros por su muerte, en Acción Nacional los recordamos por su vida. Hoy tenemos la oportunidad de celebrar la vida de este grupo de distinguidos compañeros, precisamente en vida.”

Algunos de ellos ya no están con nosotros, hoy nos faltan Raquel Chihuahua, Ricardo Álvarez, el Dr. Nicolás Montelongo, Don Apolonio Dévora, Abelardo Escobar y Don Beto Torres. De ese grupo de diez distinguidos nos quedan aún Leonor (Barreda de) Astorga, Adolfo Álvarez, Don Juan Saldaña y Juanito Rodríguez Landey.

Desde luego, la primera crítica fue por el número de seleccionados ¿por qué sólo diez?, bueno, había que establecer un número. Desde luego que quedaron fuera muchos, me acabaría el espacio del que dispongo siquiera para nombrarlos, ya no para decir porqué merecen el reconocimiento. Y desde luego que me hubiera gustado tener la oportunidad de homenajear a muchos otros que en ese momento ya se nos había adelantado, y con quienes los panistas de esta frontera estamos igualmente endeudados.

La finalidad de un evento así en plena campaña era, por un lado, el justo reconocimiento a la trayectoria de los homenajeados, pero también fijar en la mente de los actuales militantes la historia concreta que atravesó el partido en el que militan, y que sepamos a dónde están llamados a caminar.

Hoy pareciera que ese segundo objetivo no se cumplió. No lo digo solamente por el hecho de que hoy se comparte el dogout con personas a quienes antes se combatió, sino porque parece que ese rumbo del que tanto hablaron nuestros pilares se sume en la bruma.

Da la impresión de que los valores decantados en tantos años de sequia no lograron sobrevivir un par de décadas de adversidad y se intercambian apresuradamente para conseguir espacios de representación. Hoy el partido parece guiado con otro rumbo, no el forjado por los pilares, ni al que con entusiasmo nos sumamos muchos desde nuestra juventud. Pero en una historia casi centenaria seguramente esta coyuntura será recordada también como una anécdota si quienes estamos convencidos por el valor de los principios y cimentados en el ejemplo y los antecedentes continuamos en la brega al interior del instituto, trabajando por la verificación y sin desperdiciar ninguna oportunidad para seguir hablando de…

LOS PILARES DEL RUMBO

Hace tres años, en una coyuntura muy adversa, asumí la responsabilidad de encabezar el comité municipal del partido en el que milito desde hace más de treinta y cinco años. Ni me engaño ni quiero engañar a nadie, hubiera preferido llegar por la voluntad de mis compañeros y no por una designación de la dirigencia, durante todas estas décadas de militancia he manifestado y ratifico que debe privilegiarse la voluntad de la membresía; pero la coyuntura estaba dada y con la misma convicción con la que sostengo mis convicciones al interior y al exterior de mi partido, me paré en la caja de bateo con la intención de jugar para el equipo.

Tampoco me engaño, los resultados fueron desastrosos, el PAN sufrió la más aparatosa derrota de que se tenga memoria en el pasado reciente de este municipio, la fracción edilicia quedó a grado microscópico y nuestra presencia en el congreso apenas con una representante de minoría. Más allá de los números, considero que las personas que integran la fracción y quien nos representa en el congreso han hecho un digno papel en nombre del partido y por el bien de Juárez.

Pero no vine a hablarle hoy para hacer un mea culpa que de nada sirva, en realidad pensaba hablarle de otras cosas, como el debate que hoy se llevará a cabo, y mañana será noticia, entre los aspirantes al gobierno del estado; o sobre el despropósito presidencial de perseguir penal e injustificadamente al gobernador de Tamaulipas.

Sin embargo, desde temprano algunos de mis amigos panistas me empezaron a compartir recuerdos de un evento que se realizó durante esa gestión, precisamente el veinte de mayo de dos mil dieciocho. Desde los inicios de ese año manifesté a los miembros del comité mi intención de reconocer la trayectoria de algunas personas que habían entregado su vida al partido, la cual fue recibida con buen agrado, y en el transcurso de las semanas, combinando las actividades de organización interna y la campaña, se organizó un evento que se denominó “Pilares del rumbo.” En su preparación participaron muchos panistas, pero he de reconocer que hubiera sido imposible sin las capacidades organizativas de Amparo Beltrán y la disponibilidad constante de Lehí Madero. Seguramente omito a muchos, porque soy muy bruto, pero no lo hago de mala fe y espero comprensión de aquellos a quienes no menciono.

El nombre, y la producción del evento corrieron a cargo de la talentosa Austria Galindo, quien tuvo la brillante idea de encomendar a jóvenes entrevistar a cada uno de los diez personajes seleccionados. Fue emotivo escucharlos recordar sus vivencias durante los años de fundación del partido, cuando se sesionaba en la “Casa del pueblo”, las jornadas en que parecía arar en el desierto, la lucha de las hormigas contra el enorme elefante que eran el gobierno y su partido oficial. El primer triunfo en el ochenta y tres, el artero fraude tres años después y la memorable lucha de aquel verano caliente para revertirlo (batalla que fisuró la estructura monolítica del ejercicio del poder en México).

Para mí es el evento más emotivo de los cientos en que me ha tocado participar en mi partido. Recuerdo las palabras con que abrí el mismo: “Hace veinte años, alusiendo la muerte de Colosio, dijo el Jefe Diego que mientras en otros partidos recuerdan a sus miembros por su muerte, en Acción Nacional los recordamos por su vida. Hoy tenemos la oportunidad de celebrar la vida de este grupo de distinguidos compañeros, precisamente en vida.”

Algunos de ellos ya no están con nosotros, hoy nos faltan Raquel Chihuahua, Ricardo Álvarez, el Dr. Nicolás Montelongo, Don Apolonio Dévora, Abelardo Escobar y Don Beto Torres. De ese grupo de diez distinguidos nos quedan aún Leonor (Barreda de) Astorga, Adolfo Álvarez, Don Juan Saldaña y Juanito Rodríguez Landey.

Desde luego, la primera crítica fue por el número de seleccionados ¿por qué sólo diez?, bueno, había que establecer un número. Desde luego que quedaron fuera muchos, me acabaría el espacio del que dispongo siquiera para nombrarlos, ya no para decir porqué merecen el reconocimiento. Y desde luego que me hubiera gustado tener la oportunidad de homenajear a muchos otros que en ese momento ya se nos había adelantado, y con quienes los panistas de esta frontera estamos igualmente endeudados.

La finalidad de un evento así en plena campaña era, por un lado, el justo reconocimiento a la trayectoria de los homenajeados, pero también fijar en la mente de los actuales militantes la historia concreta que atravesó el partido en el que militan, y que sepamos a dónde están llamados a caminar.

Hoy pareciera que ese segundo objetivo no se cumplió. No lo digo solamente por el hecho de que hoy se comparte el dogout con personas a quienes antes se combatió, sino porque parece que ese rumbo del que tanto hablaron nuestros pilares se sume en la bruma.

Da la impresión de que los valores decantados en tantos años de sequia no lograron sobrevivir un par de décadas de adversidad y se intercambian apresuradamente para conseguir espacios de representación. Hoy el partido parece guiado con otro rumbo, no el forjado por los pilares, ni al que con entusiasmo nos sumamos muchos desde nuestra juventud. Pero en una historia casi centenaria seguramente esta coyuntura será recordada también como una anécdota si quienes estamos convencidos por el valor de los principios y cimentados en el ejemplo y los antecedentes continuamos en la brega al interior del instituto, trabajando por la verificación y sin desperdiciar ninguna oportunidad para seguir hablando de…

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