/ viernes 5 de noviembre de 2021

Y hablando de…

El juego de estrellas.

Si el 2020 fue un año especial, ¡imagínese cómo estoy viviendo el 2021! Ver campeón al Cruz Azul después de 23 años, y ahora a los Bravos de Atlanta después de 25, no sé que sea, pero algo está pasando.

En el béisbol de las grandes ligas la temporada se interrumpe en julio para llevar a cabo el juego de las estrellas, este año para ese momento, no se veía como Atlanta pudiera, ya no hablemos de ser campeón, si quiera de tener un record ganador. Para colmo de males su joven súper estrella, Ronald Acuña, se lesionó pocos días después. Pero el equipo es campeón.

Esto se debe, desde luego a sus jugadores y las buenas estrategias de su manejador, pero para mí tiene que mucho que ver el trabajo de la directiva que consiguió cuatro jugadores que a la postre fueron fundamentales, entre ellos Rosario, que fue el jugador más valioso de la serie de campeonato, y el cubano Soler, que lo fue en la Serie Mundial, recién recuperado de Covid.

Se estará preguntando usted a dónde voy con todo esto si habíamos quedado de lo que se puede hacer para construir una oposición que compita con el partido del presidente en la elección del 24. Me parece que lo hecho por Atlanta puede servirnos de ejemplo.

Lo primero sería no dar el asunto por perdido anticipadamente. Me parece lamentable el comentario del presidente nacional del PAN en el que asume que cinco de las seis gubernaturas que estarán renovándose el año entrante están perdidas para ese partido. No sea así Marko, si la cosa no se ve favorable en este momento su trabajo es generar las condiciones para que se den los resultados.

Vea el ejemplo de Atlanta. Tal vez lo más sorprendente de los movimientos de media temporada que realizó el equipo sea que ninguno de los jugadores contratados es la súper estrella, ninguno de ellos es un “game changer” como suele identificarse a los superdotados, pero la combinación de sus desempeños produjo un resultado extraordinario.

Ahora bien, todos ellos ya se encontraban “en el mercado”, estaban ahí, jugando todos los días, simplemente se les buscó y acomodó de una manera en que produjeron de forma constante. Así puede hacerlo la oposición.

Tomemos por ejemplo el asunto de la salud pública. Los diputados del PAN han empezado una campaña para regresar al Seguro Popular ante la ineficiencia demostrada por el INSABI, me parece muy bien, pero hay que ponerla en términos más entendibles para las personas que no entendemos de “reglas de operación” ni “presupuestos aprobados”.

Lo que la gente sí entiende es que hoy tiene que pagar la consulta con un médico de farmacia porque el INSABI no le brinda la atención que antes sí le daba el Seguro Popular, y que sucede lo mismo con muchas de las medicinas que antes recibía de forma gratuita.

Ya hablamos del éxito del presidente López para construir una narrativa de buenos y malos en la que todos los días le recuerda a esa vasta población marginada por generaciones los abusos que durante décadas se ejercieron en su contra desde las oficinas públicas. El presidente remacha la imagen del funcionario que aprovecha del presupuesto público en su propio beneficio, el “gobierno rico” que se pasea en un lujoso avión y “pueblo pobre”, al que sólo él puede salvar.

López prometió limitar esos abusos para igualarnos a todos. ¿Recuerda usted la promesa de eliminar los seguros médicos particulares para funcionarios? Dijo que todos podían y debían ser atendidos por el Seguro Social. ¿Ha visto usted algún diputado, senador o funcionario del gobierno morenista en la sala de espera de su clínica familiar del IMSS? ¿Ha escuchado que alguno de ellos se queje porque no le surtieron su receta?

La oposición necesita construirse en torno a un mensaje claro, conciso. No estar bailando al son que se le ocurre tocar al presidente cada mañanera, definir la agenda con la que pretende interesar a los posibles electores y apegarse a ella. Olvídense de la revocación del mandato, ese bodrio lo inventó el presidente y ahora es problema de sus partidarios encontrar quien lo entienda y apoye, y luego lo opere; ya dieron muestras de incapacidad con aquello de enjuiciar a los expresidentes (que siguen sin ser acusados).

Olvídense también de la reforma eléctrica, no tienen porque hablar tanto de ella mientras no exista el riesgo de que el presidente compre los votos para que proceda. En lo privado pónganse de acuerdo y amarren los compromisos, en lo público hablen con frases sencillas de temas comprensibles a la persona común.

Por cierto, ya Morena reculó y decidió no someter a votación la mentada reforma. Para mí que pesó más la llamada del embajador de EE. UU., Ken Salazar, que todos los discursos de los políticos mexicanos; sin olvidar la postura de cuarenta congresistas de ese país que le exigen a su gobierno intervenir para que se cumplan los acuerdos firmados en el TMEC.

En fin, este es un año, aunque sólo le queden dos meses, que la oposición debe aprovechar para reagruparse y definirse, no sólo en pos de las seis gubernaturas en juego en el veintidós, sino para ir estructurando la escalera que los posicione en el veinticuatro

Y en un año en el que el Cruz Azul y los Bravos de Atlanta han ganado sus respectivos campeonatos sólo faltaría que los Raiders, ahora de Las Vegas, hicieran lo propio después de treinta y ocho años, así tendríamos mucho para seguir hablando de…

El juego de estrellas.

Si el 2020 fue un año especial, ¡imagínese cómo estoy viviendo el 2021! Ver campeón al Cruz Azul después de 23 años, y ahora a los Bravos de Atlanta después de 25, no sé que sea, pero algo está pasando.

En el béisbol de las grandes ligas la temporada se interrumpe en julio para llevar a cabo el juego de las estrellas, este año para ese momento, no se veía como Atlanta pudiera, ya no hablemos de ser campeón, si quiera de tener un record ganador. Para colmo de males su joven súper estrella, Ronald Acuña, se lesionó pocos días después. Pero el equipo es campeón.

Esto se debe, desde luego a sus jugadores y las buenas estrategias de su manejador, pero para mí tiene que mucho que ver el trabajo de la directiva que consiguió cuatro jugadores que a la postre fueron fundamentales, entre ellos Rosario, que fue el jugador más valioso de la serie de campeonato, y el cubano Soler, que lo fue en la Serie Mundial, recién recuperado de Covid.

Se estará preguntando usted a dónde voy con todo esto si habíamos quedado de lo que se puede hacer para construir una oposición que compita con el partido del presidente en la elección del 24. Me parece que lo hecho por Atlanta puede servirnos de ejemplo.

Lo primero sería no dar el asunto por perdido anticipadamente. Me parece lamentable el comentario del presidente nacional del PAN en el que asume que cinco de las seis gubernaturas que estarán renovándose el año entrante están perdidas para ese partido. No sea así Marko, si la cosa no se ve favorable en este momento su trabajo es generar las condiciones para que se den los resultados.

Vea el ejemplo de Atlanta. Tal vez lo más sorprendente de los movimientos de media temporada que realizó el equipo sea que ninguno de los jugadores contratados es la súper estrella, ninguno de ellos es un “game changer” como suele identificarse a los superdotados, pero la combinación de sus desempeños produjo un resultado extraordinario.

Ahora bien, todos ellos ya se encontraban “en el mercado”, estaban ahí, jugando todos los días, simplemente se les buscó y acomodó de una manera en que produjeron de forma constante. Así puede hacerlo la oposición.

Tomemos por ejemplo el asunto de la salud pública. Los diputados del PAN han empezado una campaña para regresar al Seguro Popular ante la ineficiencia demostrada por el INSABI, me parece muy bien, pero hay que ponerla en términos más entendibles para las personas que no entendemos de “reglas de operación” ni “presupuestos aprobados”.

Lo que la gente sí entiende es que hoy tiene que pagar la consulta con un médico de farmacia porque el INSABI no le brinda la atención que antes sí le daba el Seguro Popular, y que sucede lo mismo con muchas de las medicinas que antes recibía de forma gratuita.

Ya hablamos del éxito del presidente López para construir una narrativa de buenos y malos en la que todos los días le recuerda a esa vasta población marginada por generaciones los abusos que durante décadas se ejercieron en su contra desde las oficinas públicas. El presidente remacha la imagen del funcionario que aprovecha del presupuesto público en su propio beneficio, el “gobierno rico” que se pasea en un lujoso avión y “pueblo pobre”, al que sólo él puede salvar.

López prometió limitar esos abusos para igualarnos a todos. ¿Recuerda usted la promesa de eliminar los seguros médicos particulares para funcionarios? Dijo que todos podían y debían ser atendidos por el Seguro Social. ¿Ha visto usted algún diputado, senador o funcionario del gobierno morenista en la sala de espera de su clínica familiar del IMSS? ¿Ha escuchado que alguno de ellos se queje porque no le surtieron su receta?

La oposición necesita construirse en torno a un mensaje claro, conciso. No estar bailando al son que se le ocurre tocar al presidente cada mañanera, definir la agenda con la que pretende interesar a los posibles electores y apegarse a ella. Olvídense de la revocación del mandato, ese bodrio lo inventó el presidente y ahora es problema de sus partidarios encontrar quien lo entienda y apoye, y luego lo opere; ya dieron muestras de incapacidad con aquello de enjuiciar a los expresidentes (que siguen sin ser acusados).

Olvídense también de la reforma eléctrica, no tienen porque hablar tanto de ella mientras no exista el riesgo de que el presidente compre los votos para que proceda. En lo privado pónganse de acuerdo y amarren los compromisos, en lo público hablen con frases sencillas de temas comprensibles a la persona común.

Por cierto, ya Morena reculó y decidió no someter a votación la mentada reforma. Para mí que pesó más la llamada del embajador de EE. UU., Ken Salazar, que todos los discursos de los políticos mexicanos; sin olvidar la postura de cuarenta congresistas de ese país que le exigen a su gobierno intervenir para que se cumplan los acuerdos firmados en el TMEC.

En fin, este es un año, aunque sólo le queden dos meses, que la oposición debe aprovechar para reagruparse y definirse, no sólo en pos de las seis gubernaturas en juego en el veintidós, sino para ir estructurando la escalera que los posicione en el veinticuatro

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