/ viernes 7 de enero de 2022

Y hablando de…

Variantes y valientes

Antes que nada, muy feliz año, esperando que todo lo que se proponga durante este dos mil veintidós se convierta en realidad. Y entrando en esa materia, me parece que el propósito que debe encabezar todas las listas es el de mantenernos con salud, sobre todo en estos días en que los contagios están al alza.

No se trata de escandalizar a nadie, no es por “meterle miedo”, pero usted seguramente ha visto (si es de los que tienen la necesidad de salir de casa) las filas que se forman en los lugares donde se realizan las pruebas para la detección de COVID; y si es de los que puede estar resguardado, seguramente se entera en sus grupos de WhatsApp, o por las diferentes redes sociales del gran número de casos que se están presentando. aun no de niveles alarmantes.

Según se ha difundido, los casos que requieren hospitalización son en su inmensa mayoría (de una noventa a noventa y cinco por ciento) de personas que no han sido vacunadas. Las personas que ya han recibido vacuna son susceptibles al contagio, pero lo enfrentan con menores malestares.

Recientemente leí la opinión delDr. Andreu Comas García, epidemiólogo, experto en virus respiratorios, con datos que me parecieron muy importantes, en base a los cuales me permito hacer un llamado a no confiarnos, ni de la variante, ni de la vacuna.

Es cierto que la variante ómicron es menos agresiva que su antecesora delta (aun presente), comparando su poder mortífero, when delta mata a 5 ómicron causaría la muerte de una sola persona, es decir, una quinta parte de la mortandad. Sin embargo, la nueva variable es diez veces más contagiosa, como ya lo está demostrado, por lo que el problema es del doble, es decir, si delta mata a 5 ómicron terminará a la larga matando a diez.

Y para mí que el riesgo de propagación se presenta en buena medida por la vacunación, deje ver si me logro explicar. Los vacunados resienten menos síntomas, algunos de los contagiados con quienes tuvieron contacto me dicen que solamente se sienten como resfriados, algunos levemente; esto es muy peligroso. Esas personas y desparramando el virus abiertamente y poniendo en riesgo a sus contactos.

Desde luego, el otro extremo del problema son las pruebas. Yamos de las largas filas que se habla en los lugares donde se practican, y no tengo conocimiento de que en la ciudad haya una estrategia de gobierno para realizarlas en forma masiva y gratuita, como entiendo ocurre en Ciudad de México.

La escasa realización de pruebas ha sido una de las debilidades con las que el país enfrenta la pandemia desde sus inicios, lo que ha llevado a los especialistas a estimar que las defunciones oficialmente reconocidas como consecuencia de la misma representan si acaso sólo la mitad de las ocurridas realmente.

Nuestro estado está presentando niveles de contagio muy cercanos a los de octubre y noviembre de 2019, que llevaron entonces a decretar una reducción drástica de las actividades públicas. Ahora se han impuestos algunas restricciones, pero el semáforo se mantiene en amarillo, tal vez más relajado de lo que convendría.

No es pesimismo, pero es fácil deducir que en la próxima semana se presentarán aún más casos, dado las reuniones de fin de año, el regreso a los centros escolares y de trabajo, y desde luego, la rosca de reyes.

Por eso me atrevo respetuosamente a pedirle que extreme las precauciones, por favor use cubrebocas todo el tiempo, de ser posible doble, es poco, pero es la herramienta más efectiva que tenemos para evitar que el virus nos infecte, o desparramarlo si lo traemos inadvertidamente . Evitemos los lugares concurridos y salgamos lo menos posible, no hay que andar haciéndole al valiente. Y si usted es de los que se rehúsan a vacunarse, mis respetos, al fin como dijo Pedro Bonifacio Palacios “parece broma, pero va en serio / de tantos cándidos inmortales / están poblados los cementerios / y saturados los hospitales”.

Hablando de otras cosas, tampoco muy alentadoras, los números en lo nacional no pintan bien para este año. El año pasado se presentó la mayor inflación del siglo, y no se ve que este gobierno tenga manera de contrarrestarla. Por si fuera poco, los especialistas no encuentran datos para sustentar que la economía del país puedacrecer al ritmo que necesitamos, lo que podría ocasionar el fenómeno de la “estanflación”, alta inflación sin crecimiento, es decir que los precios suben pero no hay empleos ni utilidades suficientes en los negocios para darles alcance.

Con todo eso, a mí me parece que para Juárez la cosa puede ser diferente, en las épocas de crisis ha sido cuando mayor crecimiento se ha presentado en la frontera.

Desde luego que el crecimiento no significa desarrollo, y mucho menos bienestar generalizado. Si la economía se reactiva hay que encontrar la forma de encausarla adecuadamente para que ello suceda, pero a eso le entramos en una próxima ocasión en que nos encontremos hablando de…

Variantes y valientes

Antes que nada, muy feliz año, esperando que todo lo que se proponga durante este dos mil veintidós se convierta en realidad. Y entrando en esa materia, me parece que el propósito que debe encabezar todas las listas es el de mantenernos con salud, sobre todo en estos días en que los contagios están al alza.

No se trata de escandalizar a nadie, no es por “meterle miedo”, pero usted seguramente ha visto (si es de los que tienen la necesidad de salir de casa) las filas que se forman en los lugares donde se realizan las pruebas para la detección de COVID; y si es de los que puede estar resguardado, seguramente se entera en sus grupos de WhatsApp, o por las diferentes redes sociales del gran número de casos que se están presentando. aun no de niveles alarmantes.

Según se ha difundido, los casos que requieren hospitalización son en su inmensa mayoría (de una noventa a noventa y cinco por ciento) de personas que no han sido vacunadas. Las personas que ya han recibido vacuna son susceptibles al contagio, pero lo enfrentan con menores malestares.

Recientemente leí la opinión delDr. Andreu Comas García, epidemiólogo, experto en virus respiratorios, con datos que me parecieron muy importantes, en base a los cuales me permito hacer un llamado a no confiarnos, ni de la variante, ni de la vacuna.

Es cierto que la variante ómicron es menos agresiva que su antecesora delta (aun presente), comparando su poder mortífero, when delta mata a 5 ómicron causaría la muerte de una sola persona, es decir, una quinta parte de la mortandad. Sin embargo, la nueva variable es diez veces más contagiosa, como ya lo está demostrado, por lo que el problema es del doble, es decir, si delta mata a 5 ómicron terminará a la larga matando a diez.

Y para mí que el riesgo de propagación se presenta en buena medida por la vacunación, deje ver si me logro explicar. Los vacunados resienten menos síntomas, algunos de los contagiados con quienes tuvieron contacto me dicen que solamente se sienten como resfriados, algunos levemente; esto es muy peligroso. Esas personas y desparramando el virus abiertamente y poniendo en riesgo a sus contactos.

Desde luego, el otro extremo del problema son las pruebas. Yamos de las largas filas que se habla en los lugares donde se practican, y no tengo conocimiento de que en la ciudad haya una estrategia de gobierno para realizarlas en forma masiva y gratuita, como entiendo ocurre en Ciudad de México.

La escasa realización de pruebas ha sido una de las debilidades con las que el país enfrenta la pandemia desde sus inicios, lo que ha llevado a los especialistas a estimar que las defunciones oficialmente reconocidas como consecuencia de la misma representan si acaso sólo la mitad de las ocurridas realmente.

Nuestro estado está presentando niveles de contagio muy cercanos a los de octubre y noviembre de 2019, que llevaron entonces a decretar una reducción drástica de las actividades públicas. Ahora se han impuestos algunas restricciones, pero el semáforo se mantiene en amarillo, tal vez más relajado de lo que convendría.

No es pesimismo, pero es fácil deducir que en la próxima semana se presentarán aún más casos, dado las reuniones de fin de año, el regreso a los centros escolares y de trabajo, y desde luego, la rosca de reyes.

Por eso me atrevo respetuosamente a pedirle que extreme las precauciones, por favor use cubrebocas todo el tiempo, de ser posible doble, es poco, pero es la herramienta más efectiva que tenemos para evitar que el virus nos infecte, o desparramarlo si lo traemos inadvertidamente . Evitemos los lugares concurridos y salgamos lo menos posible, no hay que andar haciéndole al valiente. Y si usted es de los que se rehúsan a vacunarse, mis respetos, al fin como dijo Pedro Bonifacio Palacios “parece broma, pero va en serio / de tantos cándidos inmortales / están poblados los cementerios / y saturados los hospitales”.

Hablando de otras cosas, tampoco muy alentadoras, los números en lo nacional no pintan bien para este año. El año pasado se presentó la mayor inflación del siglo, y no se ve que este gobierno tenga manera de contrarrestarla. Por si fuera poco, los especialistas no encuentran datos para sustentar que la economía del país puedacrecer al ritmo que necesitamos, lo que podría ocasionar el fenómeno de la “estanflación”, alta inflación sin crecimiento, es decir que los precios suben pero no hay empleos ni utilidades suficientes en los negocios para darles alcance.

Con todo eso, a mí me parece que para Juárez la cosa puede ser diferente, en las épocas de crisis ha sido cuando mayor crecimiento se ha presentado en la frontera.

Desde luego que el crecimiento no significa desarrollo, y mucho menos bienestar generalizado. Si la economía se reactiva hay que encontrar la forma de encausarla adecuadamente para que ello suceda, pero a eso le entramos en una próxima ocasión en que nos encontremos hablando de…

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