/ sábado 27 de marzo de 2021

Y las escuelas se quedaron solas

El lunes 23 de marzo de 2020, las escuelas se quedaron desoladas, los niños ya no vistieron el uniforme, los patios y salones de las escuelas se quedaron “sin voz”. Desde luego que el pizarrón y los pupitres fueron sustituidos por un teléfono móvil, la tableta o la computadora; sin contar el estrés por las fallas en el internet.

Fue hasta el 20 de abril, que casi 37 millones de estudiantes de todo el país, retomaron sus clases a distancia sin poder acudir a las escuelas.

Algo nunca visto, no fue fácil, ya que nadie estaba preparado para las clases en línea, frente a un virus que ha cobrado y sigue dejando a las familias con el dolor de perder a un ser querido.

De esta forma los padres de familia, en especial las mujeres, asumieron los roles de maestros.

Todos estos meses han sido difíciles por el caos, ya que se empezaron a perder empleos, las empresas cerraron, se redujeron los ingresos económicos y los contagios aumentaron; así también se incrementaron los problemas de violencia familiar.

El niño experimento algo inusual, curiosamente su compañero de banca, no es un niño de su edad, sino un adulto estresado que está cursando nuevamente la primaria, o las asignaturas de secundaria, junto con su hijo, además de atender las labores domésticas y las del trabajo.

Sin contar que algunos de ellos, ya han perdido a un familiar por covid, lo cual resulta en un caos donde prevalecen la angustia, el miedo y el estrés.

Quizá eso explica el abandono escolar, de casi 4 millones de estudiantes que dejaron las clases a distancia.

Después de un año, tal vez no sea prudente la reapertura de escuelas en este momento, porque la pandemia no se ha erradicado; además como sabemos la vacunación va muy lenta.

Por otro lado la encuesta que realizó el Inegi sobre el impacto del covid-19 en la educación, arroja que más de cinco millones de alumnos no se inscribieron para ciclo escolar, 2021-2022, lo cual es alarmante.

Probablemente este tema no es importante, los temas vigentes de la primera autoridad de nuestro país, es hablar más sobre sus críticos y el supuesto intento del INE de privar a su movimiento de la mayoría en la Cámara de Diputados.

El futuro de los niños y jóvenes que abandonaron sus estudios simplemente no es relevante.

Lo que es bien conocido, es que la nueva secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, solicitó a las distintas áreas de la dependencia un recorte de personal a la brevedad; sino es por esto nada sabríamos de la actual secretaria de educación.

La voz de la sociedad y de algunos especialistas, se ha manifestado, mostrando interés en este problema sobre la deserción de millones de niños y jóvenes que no se inscribieron para el próximo ciclo escolar.

La pregunta obligada;

¿A qué se van a dedicar todos estos millones de niños y jóvenes?

El futuro para todos ellos es incierto, de tal forma que cuando se conviertan en adultos su porvenir no será nada seguro.

Todos esto niños y jóvenes tal vez se ganen la vida en la economía informal. Pero si esto no sucede, en el mejor de los casos vivirán en casa de sus padres, tan solo viendo pasar las horas y los días. El tiempo en estas condiciones, es un recurso que no se podrá recuperar, de esta forma las habilidades y los conocimientos adquiridos, no serán suficientes para salir adelante.

Las calles estarán inundadas de estos adolescentes y jóvenes, participando en delitos o sobreviviendo gracias a la caridad.

No podemos ser indolentes ante esta problemática; todos tenemos una responsabilidad sobre ellos, ya que tal vez alguien cercano, o una familia de su vecindario, o en su colonia tenga este problema con un hijo (a).

Es necesario y urgente que todos esos niños y jóvenes estudien.


El lunes 23 de marzo de 2020, las escuelas se quedaron desoladas, los niños ya no vistieron el uniforme, los patios y salones de las escuelas se quedaron “sin voz”. Desde luego que el pizarrón y los pupitres fueron sustituidos por un teléfono móvil, la tableta o la computadora; sin contar el estrés por las fallas en el internet.

Fue hasta el 20 de abril, que casi 37 millones de estudiantes de todo el país, retomaron sus clases a distancia sin poder acudir a las escuelas.

Algo nunca visto, no fue fácil, ya que nadie estaba preparado para las clases en línea, frente a un virus que ha cobrado y sigue dejando a las familias con el dolor de perder a un ser querido.

De esta forma los padres de familia, en especial las mujeres, asumieron los roles de maestros.

Todos estos meses han sido difíciles por el caos, ya que se empezaron a perder empleos, las empresas cerraron, se redujeron los ingresos económicos y los contagios aumentaron; así también se incrementaron los problemas de violencia familiar.

El niño experimento algo inusual, curiosamente su compañero de banca, no es un niño de su edad, sino un adulto estresado que está cursando nuevamente la primaria, o las asignaturas de secundaria, junto con su hijo, además de atender las labores domésticas y las del trabajo.

Sin contar que algunos de ellos, ya han perdido a un familiar por covid, lo cual resulta en un caos donde prevalecen la angustia, el miedo y el estrés.

Quizá eso explica el abandono escolar, de casi 4 millones de estudiantes que dejaron las clases a distancia.

Después de un año, tal vez no sea prudente la reapertura de escuelas en este momento, porque la pandemia no se ha erradicado; además como sabemos la vacunación va muy lenta.

Por otro lado la encuesta que realizó el Inegi sobre el impacto del covid-19 en la educación, arroja que más de cinco millones de alumnos no se inscribieron para ciclo escolar, 2021-2022, lo cual es alarmante.

Probablemente este tema no es importante, los temas vigentes de la primera autoridad de nuestro país, es hablar más sobre sus críticos y el supuesto intento del INE de privar a su movimiento de la mayoría en la Cámara de Diputados.

El futuro de los niños y jóvenes que abandonaron sus estudios simplemente no es relevante.

Lo que es bien conocido, es que la nueva secretaria de Educación Pública, Delfina Gómez Álvarez, solicitó a las distintas áreas de la dependencia un recorte de personal a la brevedad; sino es por esto nada sabríamos de la actual secretaria de educación.

La voz de la sociedad y de algunos especialistas, se ha manifestado, mostrando interés en este problema sobre la deserción de millones de niños y jóvenes que no se inscribieron para el próximo ciclo escolar.

La pregunta obligada;

¿A qué se van a dedicar todos estos millones de niños y jóvenes?

El futuro para todos ellos es incierto, de tal forma que cuando se conviertan en adultos su porvenir no será nada seguro.

Todos esto niños y jóvenes tal vez se ganen la vida en la economía informal. Pero si esto no sucede, en el mejor de los casos vivirán en casa de sus padres, tan solo viendo pasar las horas y los días. El tiempo en estas condiciones, es un recurso que no se podrá recuperar, de esta forma las habilidades y los conocimientos adquiridos, no serán suficientes para salir adelante.

Las calles estarán inundadas de estos adolescentes y jóvenes, participando en delitos o sobreviviendo gracias a la caridad.

No podemos ser indolentes ante esta problemática; todos tenemos una responsabilidad sobre ellos, ya que tal vez alguien cercano, o una familia de su vecindario, o en su colonia tenga este problema con un hijo (a).

Es necesario y urgente que todos esos niños y jóvenes estudien.