/ sábado 18 de septiembre de 2021

Y sigue contando

“La violencia es el último refugio del incompetente”

Isaac Asimov


Al hombre se le suele definir como animal racional, pero no siempre es la razón lo que le diferencia de los animales.

¿Cuántas veces, para resolver los conflictos, nos olvidamos de la razón y ejercemos antivalores, hasta quitarle la vida a un semejante?

Esta es una manera de proceder, que no se ha limitado, pero sí una constante que se hace presente en todos los tiempos.

Así que la violencia, la injusticia y la impunidad, siguen imparables. En estos días se han registrado el mayor número de asesinatos en el país. El lunes 13 del presente, se cometieron 100, poco más de cuatro por hora, lo que equivale a una muerte cada 14 minutos.

Estamos prácticamente con cien mil asesinatos, unos 100 diarios aproximadamente, como promedio durante cada día de lo que va del sexenio. Muchos más que en el mismo periodo en los gobiernos de Fox, Calderón o Peña Nieto.

Sin embargo el problema es mucho mayor, debido a la impunidad frente a esta ola incontenible de crímenes, ya que casi ninguno de los autores de esos cien mil asesinatos o de los 300 mil que se sumaron entre los sexenios de Fox, Calderón y Peña Nieto, o de los autores de decenas de miles de desapariciones, ha sido detenido y condenado.

Mientras persista la impunidad, obvio se impone el empoderamiento de los grupos criminales.

Por otro lado, tal parece que la impunidad va acompañada de una política del gobierno federal de “contención y no enfrentamiento”, así el empoderamiento criminal es mucho más notorio.

Interesante saber que nunca antes en la historia del país, matar había salido tan barato; y aquí si queda aquel refrán, de que: “la vida no vale nada”,

Probablemente estamos viviendo la tiranía del odio y la intolerancia, una particularidad siniestra del ser humano globalizado, por una manipulación, y enajenación; además del dogmatismo brutal en contra de la vida del ser humano en todas las culturas del planeta.

Tal parece que todo es aún más oscuro, porque ya no se disimula la salvaje ignorancia, de cómo se exhiben los antivalores ejercidos por muchos, además que también muestran; sadismo, soberbia y crueldad.

Es una regresión animal de la especie, que nos está convirtiendo en asesinos y criminales, desafortunadamente la tecnología puede ser enajenante y usada con estos fines.

Recordemos que bajo el odio no puede haber libertad, así que el léxico actual, se ha convertido en una moneda corriente de uso diario en nuestra vida, sin que nadie lo someta a un juicio crítico.

La realidad no puede confundirse con la irrealidad, por lo que no podemos caer en el delirio de la ciencia ficción.

Sabemos que en ocasiones a muchos jóvenes, se les acostumbra a manejar un mundo de mentiras y libertades con acceso al poder a través de una manera fácil y rápida, convirtiéndolos en generaciones translucidas y frágiles desde muy temprana edad.

Además también se muestra un matiz inquietante, de sobresalir en la esfera de estas generaciones de poder, para exhibir otra irrenunciable realidad.

Sabemos que nuestras herramientas y nuestros sentidos tienen limitaciones: unas veces por saciedad, y otras porque remueven nuestra conciencia y reclaman nuestro sentido de responsabilidad.

Ante tal complejidad debemos actuar todos, conscientes de la responsabilidad de nuestros actos.

No podemos ser indolentes e indiferentes frente a la violencia que se gesta en las calles de nuestra comunidad, y que desde luego finalmente se suma a la violencia de todo el país.

Por otro lado la sociedad sigue esperando aquello que llamamos “justicia” además de elevar un grito colectivo, […que ningún asesinato quede impune…]

No podemos formar parte de la depravación e irresponsabilidad, que nos está invadiendo por el odio, el cual se gesta por aquellos que nos rodean.

No es posible que el país entero continúe bajo la violencia y la inseguridad, que tanto daño ha causado a las familias.

Ante todo la educación, la prudencia, la tolerancia y el respeto, pueden ser recursos valiosos, para evitar que los jóvenes actúen de manera irresponsable frente al valor de la vida.

Sin duda este mundo moderno tiene algunos problemas crónicos, que es necesario resolver, lo que permitirá darle precisamente un sentido a nuestras vidas.

Bajo esta premisa no existen paraísos con fantasías extravagantes.

Recordemos que la agresividad es un instinto innato en el ser humano y en los animales, mientras que la violencia es resultado de socialización y la cultura.


“La violencia es el último refugio del incompetente”

Isaac Asimov


Al hombre se le suele definir como animal racional, pero no siempre es la razón lo que le diferencia de los animales.

¿Cuántas veces, para resolver los conflictos, nos olvidamos de la razón y ejercemos antivalores, hasta quitarle la vida a un semejante?

Esta es una manera de proceder, que no se ha limitado, pero sí una constante que se hace presente en todos los tiempos.

Así que la violencia, la injusticia y la impunidad, siguen imparables. En estos días se han registrado el mayor número de asesinatos en el país. El lunes 13 del presente, se cometieron 100, poco más de cuatro por hora, lo que equivale a una muerte cada 14 minutos.

Estamos prácticamente con cien mil asesinatos, unos 100 diarios aproximadamente, como promedio durante cada día de lo que va del sexenio. Muchos más que en el mismo periodo en los gobiernos de Fox, Calderón o Peña Nieto.

Sin embargo el problema es mucho mayor, debido a la impunidad frente a esta ola incontenible de crímenes, ya que casi ninguno de los autores de esos cien mil asesinatos o de los 300 mil que se sumaron entre los sexenios de Fox, Calderón y Peña Nieto, o de los autores de decenas de miles de desapariciones, ha sido detenido y condenado.

Mientras persista la impunidad, obvio se impone el empoderamiento de los grupos criminales.

Por otro lado, tal parece que la impunidad va acompañada de una política del gobierno federal de “contención y no enfrentamiento”, así el empoderamiento criminal es mucho más notorio.

Interesante saber que nunca antes en la historia del país, matar había salido tan barato; y aquí si queda aquel refrán, de que: “la vida no vale nada”,

Probablemente estamos viviendo la tiranía del odio y la intolerancia, una particularidad siniestra del ser humano globalizado, por una manipulación, y enajenación; además del dogmatismo brutal en contra de la vida del ser humano en todas las culturas del planeta.

Tal parece que todo es aún más oscuro, porque ya no se disimula la salvaje ignorancia, de cómo se exhiben los antivalores ejercidos por muchos, además que también muestran; sadismo, soberbia y crueldad.

Es una regresión animal de la especie, que nos está convirtiendo en asesinos y criminales, desafortunadamente la tecnología puede ser enajenante y usada con estos fines.

Recordemos que bajo el odio no puede haber libertad, así que el léxico actual, se ha convertido en una moneda corriente de uso diario en nuestra vida, sin que nadie lo someta a un juicio crítico.

La realidad no puede confundirse con la irrealidad, por lo que no podemos caer en el delirio de la ciencia ficción.

Sabemos que en ocasiones a muchos jóvenes, se les acostumbra a manejar un mundo de mentiras y libertades con acceso al poder a través de una manera fácil y rápida, convirtiéndolos en generaciones translucidas y frágiles desde muy temprana edad.

Además también se muestra un matiz inquietante, de sobresalir en la esfera de estas generaciones de poder, para exhibir otra irrenunciable realidad.

Sabemos que nuestras herramientas y nuestros sentidos tienen limitaciones: unas veces por saciedad, y otras porque remueven nuestra conciencia y reclaman nuestro sentido de responsabilidad.

Ante tal complejidad debemos actuar todos, conscientes de la responsabilidad de nuestros actos.

No podemos ser indolentes e indiferentes frente a la violencia que se gesta en las calles de nuestra comunidad, y que desde luego finalmente se suma a la violencia de todo el país.

Por otro lado la sociedad sigue esperando aquello que llamamos “justicia” además de elevar un grito colectivo, […que ningún asesinato quede impune…]

No podemos formar parte de la depravación e irresponsabilidad, que nos está invadiendo por el odio, el cual se gesta por aquellos que nos rodean.

No es posible que el país entero continúe bajo la violencia y la inseguridad, que tanto daño ha causado a las familias.

Ante todo la educación, la prudencia, la tolerancia y el respeto, pueden ser recursos valiosos, para evitar que los jóvenes actúen de manera irresponsable frente al valor de la vida.

Sin duda este mundo moderno tiene algunos problemas crónicos, que es necesario resolver, lo que permitirá darle precisamente un sentido a nuestras vidas.

Bajo esta premisa no existen paraísos con fantasías extravagantes.

Recordemos que la agresividad es un instinto innato en el ser humano y en los animales, mientras que la violencia es resultado de socialización y la cultura.