¿De la suerte?, fortuna la que tuvo ESTO y sus redactores y trabajadores. Óscar Pérez, recién retirado, todavía sin dimensionar el paso que dio en su vida, se levantó temprano, ya no para entrenar. Manejó sin parar desde Pachuca a la colonia San Rafael y llegó a la reunión con el periódico que le siguió cada brinco que dio a lo largo de su carrera.
En sepia y luego a color, el Diario de los Deportistas retrató las mejores postales de Óscar y escribió sus mejores hazañas. El tráfico rutinario de la capital atrasó ligeramente su cita con el ESTO, sin embargo, la plática se dio.
Cruz Azul hará un homenaje a Óscar Pérez
El “Conejo” caminó por la calle de Guillermo Prieto y en cuestión de segundos llegó a las puertas de su casa editorial. Óscar, como el ídolo y leyenda que es, robó reflectores. Los guardias de seguridad pidieron las primeras selfies de la tarde.
Pérez subió las escaleras y de inmediato llovieron los recuerdos: “Todavía me sé el camino”, compartió el “Conejo”.
Ya en el primer piso, el histórico portero se dirigió a la oficina del director Salvador Aguilera. Los abrazos fueron instantáneos. Tras platicar un momento, sin cámaras ni grabadoras, más de amigos. Óscar Pérez comenzó con una larga jornada de preguntas y respuestas.
El “Conejo” caminó al pasillo del lugar y concedió la primera entrevista formal. Veinte minutos de cuestionamientos y anécdotas. Enseguida, Óscar subió dos pisos más y llegó a la cabina de la OEM, la plática fue más informal.
Casi una hora después, de vuelta a la redacción, con más gente en el lugar, se produjo la entrevista en vivo. Óscar, a pesar de responder inquietudes similares, nunca perdió la paciencia, la sonrisa la mantuvo todo el tiempo.
Varios seguidores de Cruz Azul se enteraron de la presencia de Pérez y acudieron a las instalaciones del periódico para conocer a su ídolo.
Las playeras celestes se multiplicaron, Pérez, tras concluir su participación en las redes sociales, atendió con gusto a todos los que se lo pidieron. En ese instante, de la hemeroteca de ESTO salió el periódico que relató su debut.
En sepia, con penetrante olor a papel viejo, el “Conejo” Pérez observó y leyó con atención las páginas 8 y 9 del 22 de agosto de 1993. Un día antes, frente al Atlas, el portero arrancó su larga y productiva historia en el futbol profesional.
Más y más autógrafos y fotografías le pidieron al elástico portero, él siguió atento. El retrato grupal no faltó, la redacción se le entregó a Óscar, el equipo de cada uno fue lo de menos, azulcremas, esmeraldas, rojiblancos y auriazules le mostraron respeto y admiración a Pérez.
Así, tras casi tres horas de convivio, el “Conejo” bajó las escaleras, posó en el museo de Ídolos del ESTO, recogió su INE y salió del lugar. Adiós “Conejo”, y éxito.