Forense habla del caso de los darketos
“Recuerdo sus manos, sus pedazos de guantes negros, sus pies”; fue un hallazgo aterrador, algo completamente nuevo para nosotros, reconoce Leopoldo Espinosa

David Álvarez
“Recuerdo sus manos, sus pedazos de guantes negros, sus pies. Fue una presión emocional fuerte...”, así describe Leopoldo Espinosa Feregrino, director del Hospital General de Querétaro, uno de los casos más perturbadores que marcaron su carrera como médico forense hace 25 años.
El hecho ocurrió en enero de 2000, cuando Espinosa Feregrino era jefe del Departamento de Medicina Legal y Forense en la entonces Procuraduría General de Justicia del Estado.
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Recibió una llamada que lo condujo al Centro Histórico de Querétaro, a la esquina de Venustiano Carranza y Altamirano, donde se había hecho un hallazgo macabro. Los trabajadores de limpieza, al vaciar un tambo de basura que se encontraba inexplicablemente pesado, encontraron una bolsa negra con rastros de sangre en su interior. Al abrirla, se descubrió el tronco de una persona, mutilado y sin cabeza ni extremidades.
“Era el torso de una joven, probablemente de entre 14 y 16 años. Estaba vestido completamente de negro: medias, guantes, pulseras y otros accesorios de ese estilo. Fue un hallazgo aterrador, algo completamente nuevo para nosotros, tanto por la forma como por el contexto”, explicó Espinosa Feregrino mientras rememoraba el caso.

El crimen de los “darketos”: 25 años de un caso que aún resuena en la memoria de los queretanos
A pesar del tiempo, el suceso sigue siendo recordado por su impacto social y culturaLo que inicialmente parecía ser un crimen común, pronto se convirtió en una de las investigaciones más complejas y escalofriantes en la historia reciente de Querétaro.
Una vez que el cuerpo fue trasladado al Servicio Médico Forense, el equipo forense ordenó una búsqueda exhaustiva de las extremidades de la víctima en diferentes puntos de la ciudad, basándose en la posibilidad de que los restos estuvieran dispersos. Esta decisión resultó en el hallazgo de varias bolsas en un basurero cercano, las cuales contenían la cabeza y los miembros de la joven.
Las primeras investigaciones permitieron confirmar que la causa de la muerte fue asfixia por estrangulamiento. “El surco profundo en el cuello indicaba que el objeto utilizado para causar la compresión letal fue rígido, probablemente un alambre”, señaló Espinosa.
La precisión de la autopsia reveló además que las amputaciones en el cuerpo de la víctima fueron realizadas después de su muerte. La ausencia de inflamación y sangrado en los cortes era una prueba concluyente de que las extremidades habían sido cercenadas postmortem.

A 25 años del caso de los darketos, la casa del crimen está en el olvido
Vecinos actuales desconocen lo que ocurrió en el inmueble el 7 de enero del año 2000El giro en el caso ocurrió durante el velorio de la joven. Según relata Espinosa, varios elementos de la policía que estuvieron presentes en el evento notaron a un grupo de personas que se habían presentado al funeral, todos vestidos de negro, lo que despertó sospechas debido a su comportamiento extraño.
Estas observaciones iniciales fueron cruciales, ya que condujeron a la detención de cuatro individuos, tres hombres y una mujer, quienes después serían identificados como los responsables del brutal crimen.
En las primeras entrevistas, algunos de los detenidos mostraron signos evidentes de haber consumido sustancias, lo que dificultó la obtención de información precisa. Sin embargo, tras varias diligencias y pesquisas, los detenidos fueron vinculados al crimen y, en un hecho que sorprendió a muchos, los investigadores descubrieron que pertenecían a un grupo subcultural conocido como “darketos”, asociado a la moda gótica.
Espinosa Feregrino señala que este caso fue un desafío tanto para la sociedad como para él mismo. “Fue un caso de impacto nacional, porque era algo completamente desconocido. Nunca habíamos enfrentado una situación relacionada con rituales o subculturas como la dark, y tuvimos que investigar a fondo para entender el contexto de las prácticas que estaban involucradas”, explicó.
La presión social y mediática fue inmediata, pero la rapidez con la que se logró identificar a los responsables calmó en parte la indignación que provocó el crimen.
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El caso de los “darketos” no solo dejó una profunda huella en la comunidad queretana, sino también en la carrera de Espinosa Feregrino, quien recuerda con claridad el impacto emocional que generó en él. “Fue uno de los casos más difíciles de mi carrera, no solo por la naturaleza del crimen, sino por todo lo que representó para la sociedad de Querétaro. Fue un antes y un después en la forma en que se veía la criminalidad en nuestra ciudad”, señaló.
A pesar de que el caso fue resuelto y los responsables fueron detenidos y llevados ante la justicia, el eco del crimen y la conmoción que provocó perduran hasta el día de hoy. El caso de los “darketos” se convirtió en un referente de lo que sucedió en Querétaro hace 25 años, y sigue siendo una de las investigaciones más recordadas en la historia criminal de la ciudad.