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Xalapa23 de mayo de 2025
Análisismiércoles, 7 de mayo de 2025

Construye lo que será

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Gobernar a Veracruz bajo la presión, no ha de ser nada sencillo. Exigencia mayúscula, sobre todo si no se cuenta con colaboradores diplomáticos, económicos, políticos y parlamentarios de primera línea, confiables por su lealtad, diligencia, capacidad y experiencia.

La gobernadora Rocío Nahle tiene el liderazgo y autonomía suficientes en el entendido de que este se gana y no solo se alcanza por el mero nombramiento y formalismo. Los reflectores están sobre ella, por ser mujer, la jefa del Ejecutivo estatal deberá ejercer total y plenamente el poder que le confiere la Constitución. En el inicio de su gestión ha demostrado la voluntad política, que debe prevalecer para la solución de los problemas más acuciantes por los que transita el estado. Ha implementado las estrategias y políticas públicas correctas para alcanzar los objetivos trazados. Así como la asignación presupuestal que tiene que ver con asignaturas como la seguridad pública, salud, educación, energía, sustentabilidad, combate a la pobreza, entre otros.

Ha logrado conjuntar un equipo bastante experimentado, con los conocimientos necesarios, lealtad y capacidad, como en la secretaría y subsecretaría de Gobierno, salvo algunas excepciones, y aunque es un gabinete de transición se renovará conforme pasa el tiempo para incrustar a nuestros personajes, podemos decir que el arranque pinta bien.

Fallar el penalti es la mayor vergüenza que hay en el futbol. Fallar en el gobierno es la mayor vergüenza que hay en la política. En ambos, no cabe disculpa alguna. No se puede culpar a los jugadores del pasado porque hayan sido incompetentes. Ni al portero porque sea su adversario. Ni al público contrario porque no los quiera. Ni a la opinión pública porque los critique. Ni a nadie.

En la política, como en muchas otras actividades de los humanos, existen tres reinos, el de la mente, el de la palabra y el de la realidad. En estos reinos habitan, respectivamente, nuestras ideas y pensamientos, nuestras palabras o expresiones y lo que de verdad existe, aunque no lo pensamos ni lo digamos.

Hacer coincidir estos reinos no es sencillo ni frecuente porque es la resultante de una muy bien dosificada mezcla de inteligencia, de madurez, de honestidad y hasta de valentía.

Sin embargo, su ausencia no necesariamente deviene de una perfidia deliberada. No siempre se es mentiroso o estúpido por la propia voluntad sino por la confusión, por la obnubilación, por la efusión, o simplemente, porque nunca aprendieron el silogismo, lo que los llevó a fallar muchos penaltis durante todos los días de su vida. Pero en el reino de la mente, ¿de verdad creerán lo que ellos dicen?

Y es que, en todos los personajes públicos, existen por lo menos nueve versiones. La primera, como ellos dicen que son, o el discurso. La segunda, como los demás dicen que son, o el relato. La tercera, como ellos creen que son, o la fantasía. La cuarta, como los demás creen que son, o la encuesta. La quinta, como son en lo que no los ven, o la radiografía. La sexta, como los demás los han imaginado, o la leyenda. La séptima, como ellos y los demás desearían que fueran, o el ideal. La octava, como parece que son, o el relato. Y la novena, como realmente son, o el espejo.

Winston Churchill tenía razón, no hay balazo, navaja, salto al vacío, horca, veneno que paren el corazón y libren al ejecutante de las torturas de este mundo. El suicidio político es una decisión o una cadena de decisiones que destruyen el futuro político. El único relevante para el sujeto, que muere políticamente, pero vive para sufrir su salida del poder.

*Las opiniones vertidas en este artículo son responsabilidad de quien las emite y no de esta casa editorial. Aquí se respeta la libertad de expresión.

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