¿Disculpa?
Debido a actos de discriminación por su origen étnico, este lunes 28 de abril de 2025 Guadalupe Tzopitl Montalvo recibirá una disculpa pública por parte del Instituto Veracruzano de Educación para Adultos (IVEA). Si bien los hechos acontecieron en 2019 y la recomendación emitida por la Comisión Estatal de Derechos Humanos (CEDH) fue publicada en 2021, habrán pasado seis años de impunidad dado que a la fecha no se han acatado aún las recomendaciones formuladas por la Comisión.
Guadalupe, licenciada en Gestión Cultural para el Desarrollo por la Universidad Veracruzana Intercultural y con estudios de posgrado en educación, ingresó como Jefa del Departamento del Área de Educación Indígena en enero de 2019 y fue despedida del IVEA al mes siguiente. El argumento de fondo que respaldó su despido fue que debido a su origen nahua no entendía el mundo laboral gubernamental. Esa “incapacidad” daba licencia para que fuera tachada desde la dirección general de ese instituto como una persona problemática, que no conocía de jerarquías y exhibía incapacidad de liderazgo.
El caso llama fuertemente la atención por muchos motivos. Principalmente porque la discriminación a la población indígena es una práctica fuertemente arraigada en nuestra sociedad y en el Estado mexicano, pero dados los nuevos tiempos que corren debería de haber mermado significativamente. Vemos que no es así. “El dinosaurio”, como se le llamaba a la cultura priista que invadió tanto al espacio público como al privado, sigue ahí. Continúa discriminando. Tal vez pasarán décadas y muchos colores partidistas antes de que se vaya.
La disculpa pública, que tendrá lugar en la Casa del Campesino del municipio indígena Rafael Delgado, ocurre después de que la anterior dirección del IVEA consideró suficiente exhibir un oficio en su página web institucional, fechado en noviembre de 2024. Firmado por su entonces director, aceptaba la responsabilidad por actos de discriminación y afirmaba que en el instituto ya se habían realizado “las medidas necesarias para evitar que estos actos discriminatorios no vuelvan a generarse en el interior de este organismo y además se han efectuado acciones tendientes para reparar el daño a la C. Guadalupe Tzopitl Montalvo”. ¿Qué se está entendiendo aquí como reparación del daño? ¿Existe desde el IVEA una perspectiva interseccional y apegada a los derechos humanos de los pueblos indígenas de lo que implica y significa una disculpa pública?
Sin lugar a duda, esta historia provoca mucha indignación tanto por lo que ya he expuesto como por las reflexiones que detona. Por cuestión de espacio, expongo dos. La primera: desestabiliza enormemente encontrar a una mujer indígena que no podamos encasillar en el marco de nuestros prejuicios. Con estudios de posgrado, iniciativa como sujeto laboral y de carácter fuerte, en Guadalupe es imposible encontrar un cliché elaborado por nuestros racismos paternalistas y sexismo misógino. Por muchos cursos de “sensibilización” que tome el funcionariado, su desprecio a los pueblos originarios y a las mujeres reposa apaciblemente en su inconsciente cultural. El discurso incluyente viste muy bien al aparato gubernamental y a su estructura burocrática. Sin embargo, hace cortocircuito con su imaginario racista de lo que significa ser funcionaria indígena.
Esto nos lleva a una segunda reflexión: si bien el discurso y bagaje ideológico a favor de los derechos humanos ha penetrado en el Estado mexicano, pocas veces esto se observa en la lógica de sus acciones. Una vez más, comprobamos lo lejano que está el aparato gubernamental de implementar debidamente la política pública de cara a la población en su diversidad. Lo que priva es su visión de país y el poder de sus operadoras y operadores políticos, quienes, desde sus puestos de decisión, pretenden avasallar a la diversidad de sujetos que conforman nuestra nación. Indígenas, mujeres, juventudes, personas adultas mayores, población con discapacidades, de padecimientos crónicos en su salud física y mental, comunidades de diversidad y disidencias sexuales. No hay uniforme ni discurso que homogenice nuestra apariencia física, mental, social e identitaria.
En tanto, más por el esfuerzo de Guadalupe Tzopitl Montalvo que por encomienda gubernamental, este Año de la Mujer Indígena observará por primera vez en la Sierra de Zongolica una disculpa pública. ¿En qué términos se dará? Hoy tendremos el privilegio de observarlo. Ya les platicaré en la próxima emisión de #SerParaSí
*Coordinadora del Observatorio Universitario de Violencias contra las Mujeres. Universidad Veracruzana
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