El Cisne, antigua tienda en Xalapa que nació del amor de dos jóvenes enamorados en 1954 [Fotos]
Uno de los impulsores fue don Antonio Acuña, quien introdujo la mezclilla a la capital del estado
Maribel Sánchez
Aunque en el centro histórico de Xalapa poco a poco han ido desapareciendo los negocios con mayor antigüedad, aún hay algunos que mantienen abiertas sus puertas, como El Cisne, que inició en 1954 y tiene una base muy especial, el amor de una pareja de jóvenes.
En 2024, la tienda de ceremonias es muy querida por los xalapeños y visitantes de la región. Quien camina por la transitada calle de Lucio, puede ver en el número 90 un vistoso escaparate y, al frente, un ave blanca, en su momento, símbolo del modernismo.
Puedes leer también: ¿Conoces las posadas totonacas? Así celebra Chumatlán con huapango, atole agrío y café
En El Cisne, cientos de personas han adquirido ropones para bautizos, vestidos para primeras comuniones o confirmaciones, pantalones, camisas, trajes de vestir y de presentación, así como accesorios.
También, todos aquellos artículos necesarios para los rituales religiosos, como velas, arras, cojines, arreglos para brindis de bodas, velos, ramos, lazos de cristal y un largo etcétera.
Orquesta Filarmónica de Boca del Río deleitará con dos conciertos navideños gratuitos
En sus Conciertos de Navidad habrá valses y polkas como El Danubio Azul, fragmentos de El Lago de los Cisnes, y villancicos que promete emocionar al públicoUna historia de amor
En sus orígenes, la diversidad no era tan grande, lo grande era el amor de Agustín Acuña Rivadeneyra por Elsa Grayeb Grayeb; estaban muy enamorados.
Cuando Agustín le contó a su papá, don Antonio Acuña Hernández, las intenciones que tenía de casarse, vino el cuestionamiento, pues cómo iba “a ir a pedir a la muchacha si no tenía nada qué ofrecerle”. Elsa era hija del libanés José Grayeb Yegi.
Descrito como un hombre recto, don Antonio no dudó en apoyar a su hijo con un espacio para la creación de una bonetería, donde se podían adquirir mandiles y cortes de tela.
En aquellos tiempos, el señor Antonio era un personaje muy conocido, pues fue el fundador de “El Obrero”. Él introdujo la mezclilla a la capital del estado.
Sus descendientes narran que confeccionaba uniformes para obreros, para policías y personal de tránsito. Lo mismo tenía camisas que overoles o pantalones, y era ayudado por un grupo de costureras.
El comerciante se convirtió en un ejemplo para su hijo Agustín, quien un año después de inaugurar El Cisne, logró su sueño de casarse y, en pareja, al lado de Elsa, vino la prosperidad para la nueva familia. Tuvieron una hija y un hijo.
Actualmente, El Cisne es administrado por la segunda y tercera generación. Es un negocio familiar que ha logrado mantenerse a pesar de los desafíos, entre ellos, la pandemia por Covid-19. Al paso el tiempo, fueron ampliando su línea a la ropa de bebés, niños y adultos para ocasiones especiales. También llegaron los ramos, cojines, tocados y velas. Algunos de los objetos son elaborados allí mismo, con gran paciencia y creatividad.
En sus 70 años de historia, El Cisne vio morir a sus fundadores, primero, ella, quien falleció a los 42 años; después, Agustín. Ambos son recordados por sus seres queridos como muy alegres, bailadores y trabajadores.En sus siete décadas, solo han cerrado tres meses, y fue cuando el virus obligó al confinamiento.
La entrañable tienda xalapeña no solo se ha vuelto un cómplice para lucir bien en las ceremonias, es también un sitio desde donde se ha visto la transformación comercial en el primer cuadro de la capital del estado veracruzano.
“Siento mucha satisfacción de seguir aquí. No es fácil, pero logramos renovarnos, tener variedad, recibir a personas que todavía se acuerdan de mi papá o de mi mamá. Sabemos que hay quienes compran y envían la ropa a migrantes en Estados Unidos”, expresa con orgullo la hija del matrimonio Acuña Grayeb