Parteras tradicionales: ¿Cómo trabajaban las mujeres dedicadas a este oficio casi extinto?

Parteras, pieza fundamental para la prevención de la muerte materna y/o neonatal, así realizan su entregada labor

Erika Fierro | El Sol de Parral

  · jueves 27 de abril de 2023

Una partera ofrece un trato digno tanto a las mujeres como a los recién nacidos. Foto: Pixabay

Las mujeres siempre han sido sanadoras, fueron las primeras farmacólogas con sus cultivos de hierbas medicinales, los secretos de cuyo uso se transmitían de unas a otras. Y fueron también parteras que iban de casa en casa y de pueblo en pueblo.

Actualmente la labor de una partera se relega a zonas marginadas donde no hay acceso a hospitales y personal médico, ¿sabes en qué consiste específicamente la labor de una partera?

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En México existen parteras tradicionales, parteras profesionales y licenciadas en enfermería y obstetricia, no obstante, el trabajo de estos importantes elementos en la salud sigue sin ser debidamente reconocido muchas veces.

Las parteras velan por la salud sexual y reproductiva de las niñas, adolescentes y mujeres. Foto: Pixabay


Durante muchos años, la partería en México se ha comprendido como un don del que gozan algunas mujeres, ya sea desde que nacen, o en la adultez, cuando los caminos en su vida las van guiando a este destino.

A quienes partean se les llama parteras, comadronas, comadres, obstetras, obstetrices, matronas... Cualquiera de estos sustantivos esconde dentro de sí uno de los oficios más antiguos de la humanidad. La situación de las parteras es diferente en todo el mundo e, incluso dentro de un mismo país, su condición puede variar. Mientras que en comunidades vulnerables y originarias la partera tradicional, empírica (aquella que no tiene estudios formales y que más bien heredó el saber de sus ancestras) sigue trabajando como en tiempos pasados, en las urbes populosas las profesionales están insertas dentro de los sistemas de salud, reguladas en su actuar.

Tres tipos de partería

La Confederación Internacional de Matronas define a las parteras profesionales como aquellas que se han formado en programas de partería reconocidos por el Estado, es decir: obtienen un título o una cédula después de haberse preparado por medio de un sistema escolar basado en calificaciones.

En México aún hay pocas plazas y escuelas que imparten esta especialidad, tales como la Escuela de Partería Profesional y la Universidad Autónoma de Guerrero. Esto, pese a que las y los egresados tienen derecho a laborar en el sistema de salud público.

Otro tipo de parteras son las autónomas. Ellas se han formado por diferentes vías, incluso aquellas que son reconocidas por el Estado. Sin embargo, en cualquier caso cuentan con una preparación de tres años o más.

Estas parteras ejercen su profesión fuera del sistema de salud público, en los domicilios de las mujeres embarazadas o casas de partería. Además de eso, pueden ser mentoras y necesitan la aprobación de otras parteras o una comunidad entera para ejercer.

Finalmente están las parteras tradicionales o en la tradición. De acuerdo con Amparo Calderón, partera tradicional del Estado de México, estas mujeres son comadronas indígenas y no indígenas que trabajan principalmente dentro de comunidades.

Ellas portan conocimientos ancestrales presentes en diferentes etapas en la vida de una mujer. Además, cuidan y difunden estos saberes y rescatan la herencia de sus guías y sus abuelas de conocimiento.

Independientemente de tener o no estudios formales, en cualquier lugar del mundo las parteras velan por la salud sexual y reproductiva de las niñas, adolescentes y mujeres. Las que se capacitan profesionalmente pueden brindar atención y cuidados a madres y recién nacidos durante el embarazo, el parto y el puerperio, aunque en algunos lugares su campo de acción se amplía hasta los controles prenatales, la planificación familiar (receta y aplicación de anticonceptivos) y la prevención de enfermedades de transmisión sexual y/o que afectan a los órganos sexuales.

Son ellas quienes están a disposición para la atención de rutina durante los partos considerados de bajo riesgo, sin tropiezos, que generalmente son el 80% del total; interactúan con el resto del personal médico dentro de la atención primaria, secundaria y terciaria de la salud; son capaces de detectar y atender las complicaciones del parto antes de que pasen a amenazar la vida de la mujer o el bebé, y de referir cuando los procesos apuntan a convertirse en complicaciones más graves o situaciones de urgencia.

Las parteras formadas son fundamentales también en la prevención de la transmisión del VIH de madre a hijo, el manejo de las consecuencias del aborto en condiciones de riesgo y la posibilidad de un aborto sin complicaciones en casos donde el procedimiento no resulte ilegal.

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La partería es un patrimonio cultural, o al menos así debería considerarse; el conocimiento que tienen las parteras es increíble, es casi como hacer magia, por lo que una formación completa de quienes se dedican a la partería podría evitar las dos terceras partes de todas las muertes maternas y neonatales que ocurren. A pesar de la evidencia de su incidencia en la reducción de tasas de mortalidad materna, aún hay países que limitan su trabajo dentro y fuera del sistema de salud.

Publicado originalmente en El Sol de Parral