Ciudad Juárez.- Por lo general, en nuestra cultura se promueve una educación en la que pensamos que podemos controlarlo todo, que conseguiremos cualquier cosa que nos propongamos, incluso las que no están a nuestro alcance. Lo que pasa es que, a veces, forzar las cosas puede ser un hecho devastador, ya que, algunas cosas como el amor o los sentimientos, no pueden forzarse por lo que dejar fluir y que las cosas sigan su ritmo es la mejor opción.
Si bien es esfuerzo es bueno, tenemos que aprender a distinguir cuando forzar las cosas puede ser una mala idea, sean del ámbito que sean.
A veces confundimos el cuidar una relación con forzar ciertos sentimientos, aunque es cierto que cuando no cuidamos lo que tenemos lo podemos perder, presionar a alguien en cualquier tipo de relación puede ser muy negativo, porque entonces lo que esperábamos, puede que no suceda. Porque, al fin y al cabo, las relaciones son como los zapatos. Por mucho que te gusten, si no son tu talla, si te hacen daño, será mejor que busques otros más adecuados para ti.
Cuando no dejamos que las cosas fluyan y lleven su propio ritmo acabamos por engañarnos a nosotros mismos, así como a la gente que está a nuestro alrededor, pudiendo causar consecuencias nada agradables. Una solución para ello es por ejemplo ser más honesto, tanto contigo como con los demás. Si te fuerzas a sentir algo o a que algo suceda, solo estarás alejándote cada vez más de ti mismo.
Así, forzar una relación o un sentimiento sin permitirle que fluya hará que cada vez le tengas más manía, que cada vez quieras salir más de ella, y que cada vez tengas que forzar más por mantenerla. La pena, la costumbre o el miedo a estar solos son los mayores enemigos de nuestra felicidad, así que te animamos a que seas valiente y asumas lo que sientes, sin temor a algo peor.
El proceso de fluir forma parte de nuestro desarrollo personal y esto ya no solo es algo que tiene que ver con las relaciones con los demás y con los sentimientos. Es algo que forma parte del crecimiento y cuando día a día forzamos algo como una circunstancia para que suceda tal y como deseamos lo que estamos haciendo es caer en las redes de la manipulación en nuestra contra.
Al final, lo bueno de que todo fluya y siga su cauce ayuda a disfrutar de las pequeñas cosas, a vivir en interior esa magia que hace que tengamos ilusión por las cosas.
La importancia de dejar que todo fluya y nada influya
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