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Chiapas22 de mayo de 2025
Policiacalunes, 5 de mayo de 2025

Pakales buscan rescatar la zona cafetalera de Tapachula con operativos en la zona

Cerca de 20 elementos del grupo pakal se mantienen realizando patrullajes y puntos de inspección

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Operativos “cafetalero” y “huacali” mejorando percepción de seguridad / Thiaré García / El Heraldo de Chiapas
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Thiaré García / El Heraldo de Chiapas

Más de 20 elementos de la Fuerza de Reacción Inmediata Pakal (FRIP) recorren actualmente caminos rurales y comunidades de la zona alta de Tapachula. Armados, uniformados y respaldados por cuatro unidades de diferentes corporaciones, ejecutan los operativos “Cafetalero” y “Huacal”, en respuesta al creciente clima de inseguridad que azota la región cafetalera.

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Sin embargo, detrás de los saludos alegres y las patrullas estacionadas, persiste una sensación de temor e incertidumbre. La violencia, las extorsiones y el miedo a grupos armados han dejado huellas que no se borran fácilmente.

Presencia policiaca, pero pocas denuncias

Carlos Melitón García López, coordinador regional y jefe de la base de operaciones de la FRIP en Tapachula, asegura que las operaciones —en coordinación con SEDENA, SEMAR, FGE y policías estatales y municipales— han logrado generar “mayor tranquilidad”. Sin embargo, admite que la mayoría de los reportes sobre presencia de hombres armados carecen de denuncias formales: “Eso nos indica que no es real”, afirma.

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Punto de inspección estacionarios en la zona alta de Tapachula / Thiaré García / El Heraldo de Chiapas

Aun así, los patrullajes no se detienen. Recorridos a pie, inspección de vehículos y presencia en caminos rurales son parte de la estrategia diaria para prevenir delitos. El contacto ciudadano, dicen, también es prioridad.

Nos reciben con mucha alegría”, insiste el subinspector García, aunque testimonios recogidos revelan una realidad más matizada: la comunidad agradece la presencia, pero el miedo no se ha disipado.

Café, turismo y violencia: un golpe silencioso

Bruno Gisseman, propietario de Finca Argovia, recuerda que la falta de atención en materia de seguridad durante administraciones anteriores dejó heridas abiertas.

Aunque su finca nunca fue escenario de violencia directa, el “ruido” de la inseguridad en Chiapas contaminó la percepción de Tapachula. A ello se sumaron las extorsiones telefónicas: “Llegaban llamadas de amenaza prácticamente cada semana”, revela Gisseman.

“La gente que venía se iba tranquila, porque al final esta es una zona que siempre se ha manifestado como tranquila, pero el tema es todo el ruido que había y las realidades que pasaban en partes del Estado”, explicó.

Hoy, gracias a la presencia policiaca y a una mayor capacitación para enfrentar intentos de extorsión, reconoce una recuperación parcial. “Desde el cambio de gobierno se nota más presencia de autoridad en carreteras y caminos rurales”, sostiene.

Sobre los efectos en la producción agrícola, Gisseman comentó que la migración hacia Estados Unidos afectó la disponibilidad de mano de obra en la región: “Hubo una migración más fuerte hacia los Estados Unidos que nos afecta a todos los que producimos algún tipo de fruta o actividad agrícola, porque se disminuye la posibilidad de contratar gente con la habilidad de trabajar en el campo”, detalló.

En este sentido, explicó que, ante la falta de trabajadores agrícolas locales, se ha buscado integrar tanto a mexicanos repatriados como a trabajadores guatemaltecos: “Estamos abiertos a recibir a gente que tiene ganas de trabajar. El mexicano repatriado es más que bienvenido, está en casa”, afirmó. También extendió el mismo mensaje de bienvenida al guatemalteco que acostumbra cruzar a Chiapas en busca de empleo, resaltando que serán respetados sus derechos laborales.

Sobre el turismo internacional, Gisseman refirió que se busca reactivar la afluencia de visitantes estadounidenses, canadienses y europeos, quienes hoy se sienten más tranquilos en la región: “El personaje que viene y nos visita se siente muy tranquilo, se siente muy contento, muy agradecido y sigue disfrutando de la enorme calidad que ofrece esta zona”, expresó.

El temor de siempre: hombres armados y secuestros

Roel Pinto, vecino de la zona alta, asegura que antes de los operativos “cada quien hacía lo que quería”. Aunque agradece la llegada de la FRIP, persiste el miedo, especialmente por los rumores de secuestros de menores. “Ya no vemos, pero seguimos escuchando”, dice, reflejando una inseguridad que no desaparece con patrullajes visibles.

La percepción de peligro, sumada a reportes de disturbios y robos en establecimientos rurales, obligó a las autoridades a reforzar las inspecciones. Pero el tejido social dañado y la desconfianza aún son palpables en las comunidades.

Refirió que en la colonia Mexiquito hubo un caso de robo a menores, en donde gracias a la intervención rápida de la FRIP y los patrullajes en la zona lograron el rescate. “Es muy bueno y estamos de acuerdo con estos operativos”, agregó.

Desde hace dos años atrás, comentó el habitante, que derivado de los enfrentamientos en Frontera Comalapa empezaron a derivarse diferentes situaciones y a escuchar de hombres armados, aunque no veían nada. Pero uno de los temores que persiste es el secuestro a menores de edad.

Entre las preocupaciones del habitante destacan los reportes de riñas en establecimientos y el temor por presuntos intentos de robo a menores, hechos que motivaron a reforzar medidas de vigilancia.

Los puntos de inspección permiten la revisión de vehículos y personas, además de detectar situaciones de riesgo o actividades ilícitas. Los recorridos también buscan atender reportes específicos de la ciudadanía, como el caso de disturbios en zonas cercanas al Edén, donde el habitante solicitó presencia policial.

Sobre ello, el subinspector de la FRIP detalló: “Vamos a ir a hablar con el juez cívico, él es quien toma decisiones en conjunto con nosotros”, informó al habitante.

Canaco: la violencia dejó comercios cerrados y turistas ausentes

El presidente de la Cámara de Comercio de Tapachula, Jorge Zúñiga Rodríguez, es tajante: “La violencia de los últimos años provocó el cierre de más de 15 comercios afiliados y desplomó las ventas en un 50%”.

Con todo este tema de la inseguridad que sucedió el año pasado, sí disminuyó bastante. Por lo menos nosotros dentro de Cámara de Comercio perdimos unos 15 o 16 socios que definitivamente cerraron sus puertas en Tapachula”, detalló.

Incluso el Ministerio de Turismo de Guatemala llegó a emitir una alerta formal recomendando no viajar a Chiapas, golpeando uno de los principales mercados de consumo de Tapachula: el turismo guatemalteco.

Hubo una alerta que emitió el Ministerio de Turismo de Guatemala, en donde de plano les dijo a los guatemaltecos: señores, dejen de ir, por favor, a Chiapas, porque ya está muy grave”.

Hoy, con el cambio de gobierno y un discurso de recuperación, Canaco intenta reactivar los vínculos comerciales y turísticos con el país vecino. Pero, como advierte Zúñiga, “la seguridad no depende solo de la autoridad; también requiere compromiso social”.

La situación también impactó el sector cafetalero, particularmente en el turismo de montaña. “Se empezó a volver un problema grave hasta el cómo cosechar el café porque la movilidad de las personas que venían a trabajar a las fincas ya no tenía las garantías ni la seguridad para poderlo hacer”, señaló. Además, recalcó que la afluencia de visitantes que solían disfrutar de las fincas cafetaleras disminuyó notablemente.

Zúñiga explicó que se están restableciendo los lazos comerciales y turísticos con Guatemala, tras haber logrado retirar la alerta de viaje. “Ya estamos desde hace dos meses haciendo también lo propio, de ir a visitar a Guatemala, de habilitar otra vez nuestros chats de comunicación y las frecuencias de radio para poderles decir que Tapachula los recibe otra vez con los brazos abiertos, en un estado seguro como el que siempre conocieron ellos”.

Un estado de sitio no declarado

Aunque las autoridades insisten en que la situación está “controlada”, el despliegue cotidiano de fuerzas armadas, retenes y revisiones constantes en caminos rurales recuerda más a un estado de sitio no declarado que a una normalidad recuperada.

En Tapachula, el café vuelve a florecer y los visitantes comienzan a regresar. Pero el miedo sigue siendo parte del paisaje. La recuperación económica avanza, sí, pero sobre las ruinas invisibles que deja la inseguridad: la pérdida de confianza.

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