Se acorta el camino…
Hace poco más de tres meses, mi vida dio un giro inesperado. Siempre había disfrutado de la fortuna de tener buena salud, orgulloso de mantenerme lejos de médicos y hospitales. Pero un día, sin previo aviso, todo cambió drásticamente. Llegué al hospital por urgencias, enfrentando algo que jamás hubiera imaginado. Tras una serie de exámenes recibí una noticia impactante: tenía un tumor en el riñón izquierdo. La vida me puso frente a un reto enorme y tuve que decir adiós a mi riñón.
En medio de esta recuperación surgieron más desafíos: un catéter para el tratamiento, y luego mi corazón, que siempre había latido fuerte por la vida, decidió disminuir su ritmo, necesitando un marcapasos. Pero pese a estos obstáculos, salí adelante. Después de dos meses entre hospitales, consultas médicas y diagnósticos, llegó una noticia que cambió por completo mi perspectiva: mi tiempo aquí sería más breve de lo esperado.
Sin embargo, lejos de sentir tristeza, este diagnóstico me hizo valorar aún más la belleza inmensa de la vida. He disfrutado enormemente cada instante, cada época, cada experiencia, cada alegría y también cada dificultad que se presentó en mi camino. He sido increíblemente afortunado al compartir mi vida con una esposa maravillosa, familia amorosa y amigos extraordinarios que han hecho que cada momento sea único y especial.
Ahora inicio una nueva etapa, decidido a abrazarla con la misma pasión y entusiasmo con que siempre he vivido. Comienzo un tratamiento que, según los médicos, busca extender un poco más mi camino, y estoy seguro de que este tiempo será igual o incluso más hermoso que el vivido hasta ahora.
Soy una persona positiva, y veo este mundo lleno de maravillas, esperanza y oportunidades infinitas. Tengo a mi lado una esposa increíble, quien durante casi medio siglo ha caminado a mi lado, siendo mi apoyo y mi inspiración en los buenos tiempos y en los momentos difíciles. Su amor ha sido mi más valioso regalo.
Mi reflexión hoy es más clara que nunca: viviré cada día con intensidad, gratitud y alegría, ofreciendo lo mejor de mí a todos los que me rodean. Cuando llegue el momento de despedirme, lo haré con profunda gratitud y satisfacción por haber disfrutado de esta maravillosa aventura llamada vida, llena de aprendizajes, amores y experiencias inolvidables.
Gracias, vida, por regalarme tanto, por permitirme vivir rodeado de personas extraordinarias y por darme la oportunidad de apreciar cada segundo como un tesoro invaluable. Estoy listo para seguir disfrutando intensamente este camino que aún me queda por recorrer.
