Vayamos en unidad con los principios que nos dieron origen
En días recientes la presidenta nacional de Morena, Luisa María Alcalde, convocó al Consejo Nacional del partido que se celebrará el próximo domingo 4 de mayo. Se trata de una convocatoria fundamental para reflexionar sobre la coherencia entre nuestra participación política y los principios que originaron nuestro movimiento.
Como lo propone nuestra dirigente nacional será un llamado para establecer los lineamientos que deben encauzar un respeto absoluto a los preceptos electorales que nos rigen, evitando actos anticipados de campaña y alejándonos de los vicios que entraña la práctica del nepotismo en los procesos electorales.
La Cuarta Transformación, iniciada por Andrés Manuel López Obrador y hoy encabezada por la presidenta de México, Dra. Claudia Sheinbaum, ha logrado avances significativos en infinidad de ámbitos; pero ahora destaco los logros en materia de bienestar para el pueblo, combate a la corrupción, así como la necesidad de fortalecer la democracia interna de nuestro partido y el comportamiento honesto de todos nuestros militantes.
En este contexto, el trabajo de nuestros representantes ante este Consejo Nacional de Morena será clave. La unidad del partido se consolidará si somos fieles a nuestros principios y valores fundacionales. Además, la unidad no se origina en la homogeneidad de las ideas, sino a partir del compromiso compartido con nuestros ideales, fundados en la justicia, honestidad y amor por el pueblo de México.
Uno de esos principios fundacionales, quizá el más emblemático, es la lucha frontal contra la corrupción y por ello debemos recordar que Morena nació como un movimiento ético, decidido a erradicar los privilegios, el abuso del poder y la impunidad. Esta causa no tiene excepciones ni género. Por convicción, me parece importante no dejar de denunciar los actos de corrupción, donde sea que estos ocurran, pues quienes somos militantes de Morena debemos predicar con el ejemplo. El silencio ante estas conductas no es neutralidad: es complicidad. Y quienes creemos en el proyecto de transformación debemos actuar con congruencia y valentía.
Por ello, es indispensable que el Consejo Nacional también abra una reflexión responsable y madura para garantizar que nadie utilice a Morena como trampolín personal, ni se aproveche de cargos o recursos públicos para promoverse con miras a la siguiente elección.
La presidenta Sheinbaum ha planteado con firmeza la necesidad de establecer reglas claras que eviten las campañas anticipadas y fortalezcan la transparencia. Estas reglas no son limitaciones, sino garantías para que todas y todos participemos en condiciones de igualdad y legalidad.
Esa batalla contra la corrupción llega hoy a la vida interna de nuestro partido, promoviendo valores y principios que nos aseguren que en la elección interna de nuestros representantes priven el mérito, el ajuste a los principios y la equidad, frente al objetivo pragmático de vencer a toda costa.
Por eso nos representa mal quien no garantiza una trayectoria política plena de honestidad y de apego absoluto en su ejercicio público a los principios fundacionales de Morena; también nos representa mal quien sustenta su fuerza y prestigio en privilegios asociados a relaciones de parentesco o grupo, porque con su ascenso se vulnera el principio de igualdad, inseparable de la noción que tenemos los morenistas demócratas.
Por todo ello, hago votos para que el Consejo Nacional de Morena sea un espacio para reafirmar estos principios, y para construir acuerdos sólidos que nos permitan seguir avanzando como un partido-movimiento fuerte, unido y congruente con las causas del pueblo. Desde Chihuahua, reitero mi lealtad a estos ideales, particularmente, con el combate, sin tregua, a la corrupción y a las simulaciones dentro del partido.
La lucha por un México más justo, más libre y sin corrupción nos convoca una vez más. Sigamos haciéndolo, juntas y juntos, con dignidad y responsabilidad.
