Del periodismo análogo al digital así los 37 años de trayectoria de Víctor Chávez
A lo largo de su trayectoria el periodista Víctor Chávez ha sido hasta rehén dentro del penal de Puente Grande
Victor Ramírez
Su pasión por el periodismo, de ir tras la noticia y no ser parte de la noticia, de apoyar a los jóvenes cuando inician en esta profesión y porque lo lleva como ADN familiar, son algunos de los puntos aplicados a 37 años de carrera en medios informativos y que sustentan la designación de Víctor Manuel Chávez Ogazón como ganador al premio Despertador Americano.
Con alrededor de 20 años como jefe de información de EL OCCIDENTAL Chavez Ogazón platica que la persona que más influencia ha tenido en su vida y la que le dio el mejor de los consejos es sin duda su abuelo paterno pero también dos de sus tíos le inspiraron para seguir este largo camino en el periodismo con todos los altibajos que le ha tocado vivir.
Lo mismo ha entrevistado a candidatos presidenciales, gobernadores, diputados, que a delincuentes al desempeñar la mayor parte de su carrera en la nota policiaca y hasta ser rehén dentro de un penal mientras realizaba su labor periodística, a pesar de ser abogado de profesión. Es así que dice que su desempeño integró dentro del periodismo le permite ir por las calles con la frente en alto y sin tener que darle la vuelta a nadie ya que una de sus virtudes es verificar lo que publica para tener actos reales.
¿Este premio resultó una verdadera sorpresa, lo esperabas en este momento de la carrera?
— La verdad es que sí me sorprendió, ahora sí que me agarró trabajando, lo que siempre hago y más aún los conceptos que en este caso la presidenta del jurado dio lectura, mi amiga Griselda Torres y también tiene toda mi admiración y viniendo esas palabras de ella la verdad es que sí, me impactó la forma de cómo me enteré de esta noticia.
¿Una larga trayectoria de casi cuatro décadas y sin haber estudiado periodismo?
— La verdad es que hay veces que la materia no se necesita estudiar, sino que ya la traes en la sangre, vengo de una familia de periodistas, lo reconozco son Salvador Chávez Calderón y Rodolfo Chávez Calderón, este último mi maestro, lo digo y lo confirmo una y otra vez, y ellos con su experiencia me llevaron por este camino, los conocimientos los fui adquiriendo empíricamente pero también preparándome porque fui la primera generación de periodismo de investigación que impartió Proceso en el Centro Universitario de la Ciénega y también soy becado por el International Center Journal, también estuve con Conectas de Colombia trabajando y creo que así es como me he ido conformando, lo que quizás no conocía al principio, y quizás ya lo traía en la sangre porque no me costaba trabajo escribir.
¿Cómo se le toma el sabor al periodismo desde la profesión de abogado?
— Los abogados somos como periodistas, porque plasmamos en nuestros escritos la narrativa de hechos y tratamos de ser lo mayormente comprensible, que nos comprendan porque es parte del convencimiento ante un juez y ante las partes, entonces la formación en ese sentido la tenemos, pero más que eso yo diría que es la conexión con el hecho de ser lector ya que desde niño mis mayores regalos eran libros, yo leía a Julio Verne, Emilio Salgari, Cristian Anderson, del creador de Tarzán.
Entonces mi mayor regalo el día del niño o de Navidad era cuando mi mamá me llevaba a la Librería Mundial que estaba por la calle de Donato Guerra, cerca del mercado Corona y en esa encontraba libros españoles y los devoraba salía con 10 a 20 libros para un año o para seis meses, yo los leía como no te imaginas, yo creo que eso te da esa facilidad de saber expresarte, saber redactar y más aún sabes llegar a la gente, comunicarte con ella, y creo que esa ha sido una de mis grandes virtudes por así decirlo, pero porque tuve esos grandes maestros como mis tío.
¿ De quién viene el mejor consejo para poder ejercer el periodismo y qué fue lo que te dijeron?
— No lo vas a creer, pero vino de mi abuelo, mi abuelo me dijo “hijo para tener lengua larga hay que tener cola corta”, él es José Ogazón, que en paz descanse, era español de origen y era un hombre que siempre me admiraba por lo que hacía, pero también me daba muchos consejos.
El otro era mi padre José Guadalupe Chávez Calderón quien me guía desde donde esté, él también en su momento me enseñó a seguir un camino recto y ahora sí que por eso tengo lengua larga porque tengo cola corta.
¿Eres de la generación que pasó de la libreta al teléfono celular, qué experiencia se puede tener en esta evolución del periodismo a lo digital?
— Sí y desde la computadora monocromático a la laptop y te podría decir que del “chayote” a la transparencia y a la pulcritud al ejercer el periodismo, me tocó ver todavía cuando algunos por ejemplo comandantes de la Policía Federal terminaba una rueda de prensa y repartían dólares y en cambio yo le decía que en vez de eso me diera fotos del hecho que habían cubierto o que me dieran la oportunidad de una entrevista, porque mi papá me enseñó a seguir siempre una línea y eso siempre lo obedecí y además fue parte de mi formación y creo que por eso no hay nada, ni nadie que me pueda cuestionar en cuanto a mi trayectoria que he tenido y eso me da mucho más gusto todavía que en estos 37 años estoy totalmente limpio y de puro trabajo y de formar equipos y estar rodeado de compañeros que me han enseñado mucho.
¿ A las nuevas generaciones qué consejo se le puede dar para poder llegar a una larga trayectoria?
— La verdad es que si la pasión la tienen, que la sigan, que si están convencidos de que el periodismo es suyo, que obedezcan ese sentido y que ejercer el periodismo te dará para vivir de manera honrada y sencilla tal vez, pero que al final de cuentas si tus intenciones son otras como volverte millonario o ser figura eso no va a suceder aquí, por el contrario yo creo que es un apostolado el ejercer el periodismo y te dejará muchas satisfacciones, que no vas a encontrar ni dinero, ni otras cosas, sino con el deber cumplido y que puedas salir a la calle y mirar de frente, que la gente te reconozca lo que has hecho
¿En todos estos años cuál ha sido la experiencia que dejó marca y la mejor experiencia?
— Ahí sí me lo pusiste difícil porque la verdad es que hay muchos trabajos. Recibí el Emisario en el 2001 por el caso de la llamada “Mata Bellas”, denominado la verdadera historia, la historia de Yuki Gaona, pero he hecho series con National Geographi, con algunos productores para HBO y todos me han dejado grandes satisfacciones, pero la verdad la mayor satisfacción es que vaya por la calle y los compañeros me saluden, no hay periodista que no me salude porque me siento parte de una gran familia de periodistas en Jalisco y eso para mí es muy importante.
¿ Y los riesgos como los has afrontado o cómo se deben de afrontar??
— Viví de todo, amenazas, fui tomado como rehén el 3 de mayo de 1995 en el penal de Puente grande, traje escoltas. En una ocasión pusieron una cabeza de cerdo con mi nombre en la zona militar y pasé de todo, sobre todo cuando cubrí seguridad pero ya pasó hace muchos años y me dio la oportunidad la vida de tener reconocimientos, de que mis jefes valoraran mi trabajo, que me dieran la oportunidad de dirigir equipos y formar cuadros y ahí encuentro una de las mayores virtudes, el hecho de estarlos apoyando y respaldando siempre, comprenderlos e incluso gestionar ante mis jefes la posibilidad de ayudarlos en lo más que se pueda, creo que esa parte para mí es muy importante porque vivir con dignidad y ejercer el periodismo con esa misma dignidad es muy importante, que esté balanceado y que el periodista pueda tener esas oportunidades
¿ La familia ha sido fundamental en todos estos años?
— La verdad es que sí, y en ese sentido tengo una gran familia que me ha acompañado en toda mi vida, unos ya no están para ver esto, otros todavía siguen ahí, pero al final de cuentas lo importante es que igual se sienten orgullosos como yo y ya ellos saben que si hubo algún sacrificio fue, no sólo para conseguir éxitos propios, sino para que fuera parte de su formación y hoy estoy seguro que son mejores seres humanos y pues yo sigo aprendiendo hacer lo que sé hacer.