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Cuautla21 de mayo de 2025
Localjueves, 12 de diciembre de 2024

12 de diciembre: Fotógrafos guadalupanos, tradición que aún persiste

Aunque con menos clientes, los fotógrafos guadalupanos son una tradición que perdura en Cuautla

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Los fotógrafos rentan burros reales para sus escenografías / Emmanuel Ruiz / El Sol de Cuautla
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Emmanuel Ruiz

A las cinco de la mañana, antes de que el día comience, Clemente despliega con cuidado el plástico que protege a su caballito de plástico. Clemente Pérez tiene 78 años, las manos arrugadas y los ojos claros. Ve muy bien. La vista es, como para todo fotógrafos, una de sus facultades más preciadas. La usa para acomodar a las niñas y los niños que llegan a su puesto vestidos de inditos.

Aunque Clemente repite este ritual cada 12 de diciembre desde hace cuatro décadas, este año los resultados son diferentes: "Antes, a esta hora ya estaba lleno", dice, con cierta nostalgia.

Son las diez y media de la mañana en el zócalo de Cuautla. Hoy, 12 de diciembre, hay misas todo el día, aunque poca gente escucha al párroco. La misa grande, dice una mujer, es a las doce. Clemente e Israel, otro de los fotógrafos guadalupanos, esperan pacientemente que llegue ese momento.

De burritos a burritos

Israel Teja ha preparado un escenario distinto. Su burrito -este sí de carne y hueso- mastica tranquilamente algo de alfalfa mientras espera su jornada de trabajo. En realidad, este burrito no le pertenece a Israel, sino que lo ha rentado para la jornada de hoy. Si le preguntó su nombre al dueño, ya lo olvidó.

"Hay que tenerlo hidratado, alimentado", explica Israel, un joven que lleva cinco años en un oficio que otros han ejercido durante décadas.

La inflación también ha alcanzado a esta tradición. De aquellas fotos que se vendían “de a dos por cinco pesos”, como recuerda Clemente, hoy los precios oscilan entre los 70 y los 80 pesos.

"Si vemos que en 80 no jalan, le bajamos 10 pesos", explica Don Clemente, quien ha aceptado el regateo como parte del ritual. Los fotógrafos se adaptan: donde antes había que esperar días para ver las imágenes, hoy las están listas en solo media hora, incluso menos.

Hermelinda López, abuela de tres nietas, no solo vistió a las niñas, sino que también lo hizo ella. Mientras las pasea por el zócalo, esta mujer, de origen oaxaqueño, considera que la tradición se ha perdido porque hace tiempo que la gente dejó de hablarles de la Virgen de Guadalupe a sus hijos.

"Nosotros venimos cada año, porque es muy importante. Ella es la madre de Dios y se todos los mexicanos", dijo.

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