El Parque Nezahualcóyotl, un refugio “verde” en Durango
Fundado en 1984, este parque urbano es un remanso de paz en pleno bulevar Domingo Arrieta y cada día lo frecuentan vecinos y transeúntes
Samir Delgado
En el bulevar Domingo Arrieta se encuentra uno de los símbolos del paisaje urbano más concurrido de Durango, la pirámide en homenaje al rey Nezahualcóyotl, el más importante poeta en lengua náhuatl. Su figura en piedra destaca como guardián del parque que lleva su nombre, ubicado entre las colonias El Refugio y Tierra Blanca.
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El parque fue inaugurado en julio de 1984, durante el gobierno del Lic. Armando del Castillo, coincidiendo con el 421 aniversario de la fundación de Durango. El pequeño enclave urbano fue designado en homenaje a Ángel Rodríguez Solórzano, exrector de la UJED y destacada figura pública de la ciudad capital.
El jardín cuenta con una fuente de piedra que enriquece el espacio y brinda un lugar de recogimiento para vecinos y transeúntes del bulevar, que lleva el nombre del general Domingo Arrieta, destacado revolucionario que vivió hasta los 88 años, falleciendo en 1962.
Miles de automóviles transitan diariamente por el bulevar. A un kilómetro a la redonda se encuentran importantes centros comerciales de la ciudad, mientras que el Parque Nezahualcóyotl ofrece un paréntesis de sosiego. Por las mañanas y tardes, los puestos de comida y el tradicional elote invitan a los ciudadanos a disfrutar del espacio en sus bancas.
El rey poeta Nezahualcóyotl, desde la pirámide, sigue presidiendo el acontecer del tiempo. En aquel verano de 1984, El Sol de Durango reportó eventos como el desbordamiento de El Tunal y La Sauceda, la asistencia de más de 20 mil personas a la feria, y otros hitos como la renovación de la Plaza Cantarranas y los preparativos para un torneo amateur de boxeo. Han pasado más de 30 años, y el parque sigue siendo un punto emblemático para los duranguenses.
El Parque Nezahualcóyotl está cuidado diariamente por su vigilante, Mario González Padilla, quien en entrevista con El Sol de Durango destacó la preservación de árboles como un trueno, dos moros, fresnos y pinos. Este espacio verde continúa siendo un vínculo esencial con la naturaleza para los habitantes de las colonias El Refugio y Tierra Blanca.