Adultos mayores de Guanajuato logran reencontrarse con sus hijos migrantes

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Fátima Arton / El Sol de Irapuato

Eloy Sánchez y Leodegaria Castillo llevaban décadas esperando un reencuentro, ya que sus tres hijos migraron de forma indocumentada a Estados Unidos hace más de 30 años, y desde entonces la distancia se volvió una constante dolorosa.

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“Se fueron, yo no conocí su infancia y su vida porque allá vivieron solos, pero ahora, gracias a la aprobación de la visa, podremos verlos en Sacramento y Colorado. Cumpliré mi sueño de ir a Estados Unidos”, dijo Eloy Sánchez, quien fue diagnosticado recientemente con una enfermedad con un pronóstico no asegurado.

Como ellos, otros 43 adultos mayores de municipios como León, Uriangato, Pénjamo, Doctor Mora y Cortazar fueron acompañados este mes por personal de la Secretaría de Derechos Humanos del estado de Guanajuato a la embajada de Estados Unidos en la Ciudad de México para tramitar su visa. Todos forman parte del programa Mineros de Plata, una iniciativa que busca ayudar a personas mayores a reencontrarse con sus hijas e hijos migrantes, muchos de los cuales no han podido regresar a México debido a su situación legal.

Para muchos, era la primera vez que salían de su municipio; para otros, la posibilidad de ver a sus nietos por primera vez. Tal fue el caso de Patricio Bazaldúa, originario de Doctor Mora, cuya hija vive desde hace 25 años en Estados Unidos y tiene cuatro nietos.

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“Como no tienen papeles no pueden venir, y por eso estoy aquí, para poder visitarlos al otro lado”, comentó con entusiasmo.

Durante el año pasado, más de 500 adultos mayores fueron beneficiados con este programa que contempla no sólo la gestión de la visa, sino también el acompañamiento durante el viaje, una estancia de 30 días con sus familias y el regreso seguro al estado de Guanajuato. La iniciativa cuenta con el respaldo de clubes migrantes, organizaciones y federaciones de guanajuatenses en el exterior, así como con el apoyo de los municipios participantes.

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Aunque el programa surge desde una oficina gubernamental, su motor principal son las emociones que despierta: la esperanza, el anhelo y el amor inquebrantable de madres y padres por sus hijas, hijos y en muchos casos nietas y nietos, más allá de las fronteras. Para ellos, cada paso en esta travesía representa más que un trámite; es la recuperación de un lazo roto por la distancia y el tiempo.