Muere ‘Don Luis’, dueño de cantina El Gusano Rojo en Irapuato

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Fernanda Garduño

El dueño de la cantina “El Gusano Rojo”, Luis Arriaga, falleció este miércoles a los 84 años, para darle el último adiós, se reunieron sus familiares, amigos y más personas que acudieron a presentar sus respetos.

Y es que “Don Luis”, como fue conocido por las y los irapuatenses, no solo llevó durante décadas el emblemático “Gusano Rojo”, ubicado en la calle Niños Héroes, de la colonia Santa Julia, sino que también practicó la Lucha Libre durante sus veintes, además es considerado el primer gran promotor de este deporte en Irapuato, lo que le hizo ganar mucha popularidad entre la gente que acudía a su cantina para disfrutar de una anécdota o un buen chiste acompañados de un buen trago de mezcal.

Para despedirse de “Don Luis”, acudieron algunas figuras de la lucha libre, entre ellos Genaro Vázquez, “Blue Panther”, quien está casado con una de sus hijas.

“Estamos tristes, consternados, mi suegro Don Luis, conocido, de los primeros promotores de lucha libre de los 80 en Irapuato, se nos acaba de ir, aunque al mismo tiempo estamos contentos porque él regresa a casa con el Señor, donde lo esperan sus hermanas, su mamá, mi suegra y mi cuñado.

“Yo me quedo con la satisfacción, la sonrisa, el deseo de que siempre, donde quiera que se encuentre, nos mande la mejor de las vibraciones para quienes nos quedamos aquí en el famoso Gusano Rojo desde 1943, y no sabemos qué vaya a pasar con el Gusano Rojo”, señaló el luchador.

Y es que la partida de Don Luis de este plano terrenal sorprendió a todos, sus hijas entre el dolor por su fallecimiento, lo recordaron, desde las historias que les compartió de su juventud, hasta los consejos que como padre y amigo les dio.

Margarita Arriaga, es la tercera hija de Don Luis, ella destacó que ahora es demasiado pronto para saber qué pasará con el legado de su padre con El Gusano Rojo, pues la situación actual de la ciudad les significó bajas ventas durante los últimos años, y aunque Don Luis nunca soltó el emblemático recinto, ahora las cosas son complicadas.

“Él nos comentaba que fue primero la idea del negocio de su padre, después a su fallecimiento, cuando él tenía 19 años, lo tomó a su cargo al ser el único varón y desde entonces se dedicó a lo que es el rubro, la cantina como tal”.

El Gusano Rojo funcionó desde 1943 y la gente que pudo intercambiar palabras con Don Luis, aseguran que fue la primera o segunda cantina de la ciudad, la que salió a flote de distintos problemas, entre los que incluso hubo un par de incendios, que jamás doblaron el alma luchadora de su propietario, que este mayo de 2025 fue llamado a la casa de Dios.

“Mi papá, en su juventud, llegó a ser luchador, no mucho tiempo porque se lastimó las costillas en un accidente de moto, pero la pasión y el gusto por el deporte nunca se le quitó”.

Margarita Arriaga resaltó que ese era uno de los distintivos de El Gusano Rojo, que tenía llenas las paredes de pósters y promocionales de lucha libre, desde los más antiguos, hasta material contemporáneo, los muros de la cantina de su padre cuentan muchas historias con solo verlos, historias que recordarán para siempre contadas con su voz.

“Él lo siguió trabajando, después tenía trabajadores que le ayudaban, nos traía los fines de semana a ver la lucha, a principios de los 80, nos traía a pasear, a ver la lucha, tomar un refresco con el lugar cerrado, en familia, eso sí lo compartimos con él”.

Otra de sus hijas, Ana María Arriaga, recordó que Don Luis siempre fue un hombre fuerte, de semblante serio y en ocasiones hasta de apariencia dura, pero les mostró en varias ocasiones cariño y amor que ahora llevarán a manera de mantenerlo vivo en su corazón

“Se veía hasta un tanto enojado, lo voy a recordar con mucho cariño, las ocasiones que era cariñoso se me van a quedar grabadas, una palabra, un chiste es lo que me hará recordarlo y es lo que más me va a mover el corazón, todavía no lo asimilo, pero en el corazón siempre van a estar sus palabras, regaños y consejos, estoy agradecida con Dios por dármelo como papá, si pudiera volverlo a elegir, lo haría”.

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Don Luis mantuvo vivo un lugar que es parte de la historia y un testigo mudo de los cambios a su alrededor, en su familia se quedaron secretos y leyendas que, tal vez, algún día volverán a sonar entre los muros de El Gusano Rojo. Descanse en paz, Luis Arriaga.