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Análisisviernes, 16 de mayo de 2025

¡Hasta siempre!, don Pepe Mujica

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Por decisión propia perdió su última batalla de muchas que libró en la vida: una férrea lucha en el campo de batalla contra un cáncer que terminó con su existencia a los casi 90 años. Su última estrategia él la diseñó, él la armó, así la quiso.

Murió un hombre ejemplar, un hombre de izquierda, un hombre revolucionario que luego gobernó a su país, un hombre que murió como vivió, en la humildad hasta su último día. Nos referimos a un gran líder, a un gran pensador, Don Pepe Mujica. Su bocho ya no rugirá, ni tampoco recorrerá los caminos de su pueblo. Ayer fueron enterradas sus cenizas, junto a las cenizas de su fiel compañero, su perro, junto a un árbol.

Hoy, a manera de homenaje, reconocimiento y admiración, reflexionamos sobre su amplio legado en la batalla de las ideas, en sus luchas a favor de los más pobres. Don Pepe Mujica ha sido y será inspiración, no solo para la clase política actual, sino académica y hasta empresarial. Insistir, ha sido y será inspiración de quién hoy les escribe. Caló hondo su profundo pensamiento entre los jóvenes, gran orador, mejor narrador de historias de vida, un hombre sabio, con profundos ideales para hablar por los más desprotegidos. Los de sin voz.

Paraguay y Latinoamérica vieron crecer a un revolucionario que pasó a dirigir un país. Aunque no le gustaba el término fue considerado el presidente más pobre de América Latina y el mundo. Bien pudo seguir gobernando su entrañable nación, pero, seguro no lo anhelo por una serie de circunstancias, entre ellas, la congruencia. La lógica era clara: no era el poder por el poder, sino el poder de servir a los suyos. No necesitó nunca de riquezas, de excentricidades, Don Pepe Mújica era muy distinto. Amado y respetado por todos, admirado hasta por sus adversarios, ideológicamente distintos al pensamiento de quién hoy ya descansa junto a su perro fiel

A nuestro país vino varias veces como un invitado, no cobraba ni un solo quinto en su calidad de conferenciante. Daba conferencias amenas, anécdotas que iban de un extremo a otro. Desde la más simple, hasta la más compleja. De sus sueños de niño, hasta su anhelo de un mundo más justo para todos. Los jóvenes eran su inspiración, porque tenía claro que eran el presente y futuro de la humanidad, además, de que la historia y los gobernantes tenían una deuda impagable con las juventudes.

No exageramos, cuando consignamos, que, a lo largo de la historia moderna, no son muchos los personajes en la humanidad que puedan ser recordados. Don Pepe Mujica es y será uno de esos hombres universales que ha dejado un profundo vacío de llenar. Su rostro sonriente y reflexivo, siempre quedará en la presencia de las personas, su pelo cano y rebelde formaban parte de su imponente personalidad. Transmitía mucha paz interna, gran tranquilidad, amor, además, de una sublime ternura como adulto mayor. Pocos tienen ese poder y sabiduría.

Así las cosas, el vocho de Don Pepe Mujica ya rugirá más. No necesitaba guaruras para que lo cuidarán, menos para moverse, pues lo hacía en su clásico auto de hechura alemana. Hablar de este gran ideólogo, pensador, revolucionario y expresidente de Paraguay se requiere de mucho tiempo y espacio, pero, sobre todo, se requiere de entender su pensamiento izquierdista con un sentido social muy enraizado en la lucha social. Se fue Don Pepe, pero, queda un enorme legado en sus discursos como mandatario, como conferencista, como gente revolucionaria, como un ser excepcional y de sabiduría, de esos que ya casi no hay. Hasta siempre, Don Pepe Mujica.

Senador de la República por Morena

saul.monreal@senado.gob.mx

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