Bunbury lanza su disco menos rockero
El cantautor vuelve con Cuentas pendientes, una grabación en la que intenta seguir expandiendo sus horizontes, en este caso hacia un sonido más acústico, bossa nova e incluso afrolatino
Alejandro Castro / El Sol de México
Decir que el español Enrique Bunbury ha lanzado el disco menos rockero de su carrera puede ser una mala noticia para quienes consideran que dicho género es la única vía de salvación para el futuro de la música. Pero para el resto de la humanidad, es decir, los no fundamentalistas del rock, esto significa una apertura hacia nuevos horizontes, algo que por cierto, ha sido la constante en la carrera del músico desde que emprendió su carrera en solitario.
Su nuevo trabajo lleva por título Cuentas pendientes y en cuanto nos sentamos a platicar, explica lo que esto significa para él:
“Vas cumpliendo años y te vas dando cuenta de que en realidad tienes posiblemente menos discos por delante que por detrás. Y empiezas a valorar la composición y la grabación de un disco de una de una forma distinta. Digamos que lo que buscas es que en sí mismo el disco sea una experiencia vital; expresar algunos aspectos que no has expresado anteriormente, visitar lugares que no has visitado o que el proceso en sí mismo suponga un aprendizaje, que te sorprenda a ti mismo y que la grabación no sea caer en la rutina de pisar un terreno que ya has pisado”.
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Decimos que éste es el disco menos rockero de Bunbury porque casi no se escuchan guitarras eléctricas ni los golpes duros de una batería. En su lugar, prevalecen los instrumentos acústicos y un ambiente más relacionado con el bolero, el bossa nova e incluso algunos ritmos afrolatinos.
Se trata de un giro hacia el folklore de la música iberoamericana, algo que no es nuevo para él, pues lo viene practicando desde su segundo álbum, Pequeño (1999), aunque en esta ocasión está volcado por completo en ello.
“Es cierto que en discos como Pequeño, Flamingos y El viaje a ninguna parte hay pinceladas de todo esto, pero este disco en su totalidad está enfocado en la música latinoamericana e hispana, porque también hay copla, hay rumba; en el fondo son cantos de ida y vuelta que son músicas que se han retroalimentado, porque la música latina proviene de una instrumentación y unas armonías que provienen de Europa, junto con los ritmos africanos y con la cultura autóctona de cada país, y así es como surgen géneros fascinantes, como pueden ser el vals criollo andino, el tango argentino, el son cubano o la cumbia, y todas esas son músicas que me me han interesado. Sobre todo, lo que he buscado es cómo me puedo expresar yo, utilizando determinados lenguajes. Este disco está basado en piano, guitarra española, percusión y contrabajo y luego hemos puesto algunos adornos, algunos arreglos, pero la base es muy orgánica, muy acústica, sencilla”, subraya.
No podemos dejar de notar esa similitud, particularmente con Pequeño, que en su momento supuso un parteaguas en cuanto a la propuesta musical que el artista proponía, particularmente en canciones nuevas como “Para llegar hasta aquí”, que parece anunciar una especie de Pequeño parte 2.
“Claro, aunque al escuchar el disco en su totalidad verás que también hay diferencias muy claras. De todas formas, yo mismo acepto que existe una conexión. Y aunque siempre me ha gustado la idea que mis discos no se parezcan entre sí, se puede decir que a lo largo de mi carrera yo me he asomado a tres vías principales, que son el rock, la música latina y la música electrónica. Esas son las tres vías que he explorado. Y luego hay pequeñas diferencias en cada disco, más de algo aquí y algo de allá, pero esos son los acercamientos que he tenido en diferentes momentos y con diferentes perspectivas”.
“Me gustaría tener talento para hacer algo más, ya fuera un disco de jazz o uno de country, pero ya veremos”, añade.
En esta ocasión, el músico vuelve a coproducir su propia música, como ya prácticamente es costumbre:
“El disco lo hemos producido Ramón García y yo. Ramón es mi mano derecha desde hace muchos años. Él y yo producimos mis discos históricamente, desde Pequeño hasta éste. Aunque el de Greta Garbo lo hizo Adán Jodorowski, pero en general los he producido yo todos”.
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Hablando de probar suerte en otros estilos, le preguntamos cómo es que decidió incursionar en los ritmos afrolatinos.
“Bueno, grabé una cumbia en el disco Licenciado Cantinas, aunque era un disco de versiones… Pero es un género que me encanta, sobre todo porque ha tenido una especie de revisión en los últimos años por parte de muchos músicos, sobre de Colombia y de México, muchos músicos jóvenes, desde Sonido Gallo Negro hasta un montón de bandas colombianas que se han acercado al género desde la psicodelia o desde la electrónica, con lo que además le han dado una especie de segunda juventud a la cumbia. Así que no sólo he escuchado cumbia original o de raíz, sino también toda esa mezcla con sonidos de garaje, utilizando sonidos como el del Farfisa, entre muchas otras cosas muy buenas que se hacen hoy en día”.
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“Puede ser. Yo creo que eso tiene que ver con que he escuchado mucha cumbia moderna, y con el hecho de que la cumbia moderna ya pasa por una especie de filtro hipster; es decir, de músicos que tienen un bagaje musical que es más amplio que la mera cumbia, que viene de otros lugares; músicos que han tocado otros géneros y que se aproximan a la cumbia con pasión y con gusto, pero que a lo mejor antes tocaban en una banda de rock o en algún proyecto electrónico… Yo me imagino que eso también ha influido en mi forma de acercarme al género”, admite.
Cuando hablamos de ciertos estilos musicales, también importan los lugares que nos remiten a esos sonidos. Por lo que tratamos de indagar en sitios concretos que quizá le remitan a este tipo de influencia.
Describe su acercamiento a la cumbia como mesurado o sofisticado, influido por su experiencia con otros estilos musicales y por la reinterpretación contemporánea del género.
“Durante una época bastante larga, después de los conciertos, decidí que ya no iba a ir a clubes ni a antros donde pusieran rock o música actual. Así que en cada país que visitaba, buscaba cuál era el lugar donde ponían música de raíz o salones de baile, desde Colombia, hasta Perú, Ecuador o México. Y son lugares fascinantes, primero por la fauna que los visita, pero también obviamente por la música, porque ahí escuchas realmente la música popular, la música que han escuchado nuestros hermanos, nuestros padres, nuestros abuelos. Toda esa música es fascinante”.
“Siempre me acuerdo de un lugar en Tijuana que se llama Mala Estrella. No sé cómo definirlo, pero te puedo decir que es el lugar donde he bebido el peor tequila de toda mi vida… Pero lo pasé muy bien ahí”, comparte.
Sobre la versión que hace en este disco de “La hiedra”, un tema original del también español Alis, apunta:
“Es una canción que yo creo que tiene internamente una especie de rumba flamenca, aunque yo la quise llevar al bossa nova. Y es una canción que armónicamente me parece muy interesante, porque va teniendo cambios de tono. Es una canción que funciona muy bien dentro del álbum, porque funciona como una especie de sorpresa. Me gustó mucho la instrumentación que se logró ahí”.
El artista reflexiona sobre sus influencias rancheras y su nueva etapa en los escenarios
Hablando de ese folclore latinoamericano en el que el artista ha indagado tanto, y más concretamente en la intensidad y el azote de las canciones rancheras, le preguntamos por temas de otros discos, como “De todo el mundo” y “Todo”, que creemos que tienen cierto espíritu de ese tipo.
“Bueno, ‘De todo el mundo’ yo pensaba que tenía algo más como de balada de los cincuentas… O esa era mi intención. Lo que pasa es que luego las canciones tienen otras sonoridades. De hecho esa canción originalmente la escribí para Raphael, dentro de un paquete de temas que le hice para el disco Cerca de ti. Él escogió cuatro, pero para mi sorpresa esta la desestimó. Y yo no lo entendía, porque a mí me parecía la mejor de todas. Luego con el tiempo dije: Bueno, pues la grabo yo… Me llama mucho la atención que pongas el foco en esa canción, porque es un tema que ha quedado un poco escondido detrás de otras canciones que funcionaron muy bien, pero como esta quedó casi al final del disco, pues quedó por ahí, diluida entre las demás”.
“A la que sí le veo más claramente ese punto de ranchero y de mexicano, porque tiene el 3x4, como de canción más del campo es a ‘Todo’, aunque el texto lo hice pensando más en intentar una especie de acercamiento a Leonard Cohen, pero a través de México, a través de un vals”, agrega.
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Antes de concluir, le pedimos que nos cuente cómo es ahora su relación con el escenario, luego de que hace unos años anunció su retiro por motivos de salud, para luego reconsiderar y pasar a seguir dando conciertos, aunque a un ritmo menor.
“Sí, el ritmo es menor, pero no tiene que ver con la salud. Es cierto que en la gira anterior, la de Greta Garbo, fui muy cauto, pues sólo hice 11 conciertos y además muy separados. En esta ocasión haremos 15, porque de todos modos he llegado a la conclusión de que las giras te quitan mucho tiempo, de que he hecho muchos conciertos en mi vida y de que prefiero, digamos, ser más selectivo y dedicar más tiempo a componer y a grabar más… Y, bueno, ahora en la balanza los conciertos, digamos que los realizaré más selectivamente”, puntualiza.
@djconchaytoro