Hay una generación que es más propensa a caer en fake news, ¿estás en la lista?
La generación más conectada… ¿es también la más engañada? El estudio global revela cuál es la generación que es la más vulnerable a las noticias falsas
Maricarmen Ávila / El Sol de Puebla
Parecía una paradoja, pero ahora es un hecho respaldado por datos: la generación que creció con un smartphone en la mano, que navega redes como pez en el agua y que vive hiperconectada, es también la más propensa a caer en la trampa de las fake news.
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Así lo confirma un estudio internacional que evaluó a más de 66 mil personas de distintos países, analizando su capacidad para distinguir entre titulares reales y falsos. ¿El resultado más sorprendente? La generación Z -los nacidos entre 1997 y 2012- quedó al final de la lista, superada incluso por los baby boomers, generación X y millennials.
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El procedimiento para el nacimiento del bebé se realizó con máquinas en Guadalajara, México y la madre es una mujer de 40 años¿Cómo es posible que los nativos digitales sean los más vulnerables?
La respuesta, según los investigadores de universidades como Oxford, Cambridge y Columbia Británica, podría estar en su propia naturaleza digital: la generación Z pasa más tiempo en redes sociales, donde la desinformación abunda y la calidad de las noticias suele ser más baja.
De acuerdo con los resultados de este interesante trabajo, titulado Profiling Misinformation Susceptibility, la habilidad tecnológica de esta generación no necesariamente se traduce en pensamiento crítico o en alfabetización informativa: “Puede que la diferencia entre generaciones no sea gigantesca en porcentaje, pero sí en impacto. Cuanto más tiempo pasas en línea, mayor es el riesgo de exposición a desinformación y mayores pueden ser las consecuencias en el mundo real, desde elecciones políticas hasta decisiones sobre salud”, advirtió el autor principal del estudio, Friedrich Götz.
Curiosamente, esta generación también fue la más consciente de su bajo rendimiento: supieron predecir que no les iría bien en la prueba. Lo que les falta en destreza, al menos lo compensan con autoconocimiento.
“En este estudio, 66.242 personas de 24 países completaron la Prueba de Susceptibilidad a la Desinformación (MIST) e indicaron su capacidad autopercibida de discernimiento de desinformación. El modelado multinivel mostró que la Generación Z, los individuos no varones, con menor nivel educativo y más conservadores eran más vulnerables a la desinformación”, se lee en el estudio.
¿Qué otros factores influyen?
Más allá de la edad, el nivel educativo también mostró un papel crucial. Aquellos con estudios universitarios o de posgrado tendieron a detectar mejor las noticias falsas; sin embargo, también sobrestimaron su capacidad más que otros grupos, lo que podría hacerlos menos precavidos.
En cuanto a la ideología, el estudio revela que las personas con posturas políticas más conservadoras fueron más propensas a creer noticias falsas. “Las puntuaciones más bajas se encontraban en el extremo más conservador del espectro político”, señalaron los investigadores.
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La especialista Itzel López Nájera, del Instituto Politécnico Nacional, opinó que planificar la utilización de celulares en los salones de clase permitirá mejorar el aprendizaje de las y los estudiantesAsimismo, los autores subrayan que combatir la desinformación no es solo una tarea individual, sino una responsabilidad social, por lo que proponen que los gobiernos prioricen programas de educación mediática que enseñen a los ciudadanos, especialmente a los más jóvenes, a analizar críticamente lo que leen, ven y comparten.
Porque en una era donde los titulares falsos viajan más rápido que los reales, identificar la verdad se ha convertido en una habilidad esencial para la democracia: “Si un gobierno actúa con honestidad y quiere solucionar este problema, este estudio puede servir como punto de partida para concienciar y diseñar intervenciones más efectivas”, concluyó Götz.
¿Quién lo diría? En la era de la información, el mayor reto no es encontrar datos... sino aprender a no tragarse cualquier cosa.