Guía de turismo, una profesión poco valorada por personas, gobierno y empresarios
Los profesionales de esta área se enfrentan a bajos salarios, pocos cursos de capacitación y desplazamiento por el internet o gente no certificada
Javier Zambrano
Ser guía de turismo es una profesión que va más allá de solo acompañar a un grupo de turistas, es convertirse en embajadores de la cultura, historia y el patrimonio de los estados para enriquecer la experiencia de los visitantes y contribuir al desarrollo económico.
A pesar de la relevancia que tiene su trabajo, los guías enfrentan desafíos significativos, como la falta de reconocimiento por parte de la sociedad, los empresarios y las autoridades gubernamentales, quienes a menudo no valoran en justa medida el esfuerzo y la preparación que conlleva esta actividad.
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Entre sus múltiples retos, se encuentra el desplazamiento de su labor por el internet y personas no certificadas, los bajos salarios y la escasa o nula inversión de los gobiernos en capacitación constante.
En el marco del Día Internacional del Guía de Turismo, que se celebra cada 21 de febrero, El Sol de Puebla entrevistó a cuatro profesionales para conocer más a fondo cómo viven su labor diaria, las dificultades que enfrentan y las razones por las cuales consideran que su trabajo sigue sin recibir la valoración que merece.
Vanessa López Bello, guía certificada en la entidad desde hace cinco meses, explicó que su profesión es una labor noble que le permite dar a conocer los atractivos de la región y conectar a los turistas con la historia y la cultura local.
Sin embargo, detrás de todo esto hay una serie de sacrificios e inversiones que muy pocas personas aprecian. Lo principal es que deben tomar un diplomado de casi un año para poder certificarse, el cual supera un monto de inversión de 10 mil pesos.
Además, tienen que acreditar que dominan un segundo idioma, presentar cursos de primeros auxilios, así como actualizaciones, cada cuatro años, para entender las nuevas tendencias del sector turismo.
“Muy pocos entienden o están conscientes del sacrificio que se hace para ser un guía certificado. No solo se trata de acompañar a las personas y platicarles las cosas, pues nuestra preparación nos permite darle una experiencia única para que se enamoren de nuestro estado (…) No se trata solo de conocer el destino; hay un trabajo profundo de investigación, constante actualización y formación”, aseveró.
Pese a su preparación, muchos son desplazados por el internet
Marco Antonio Sánchez, guía desde el 2018, informó que pese a toda la preparación que deben tener para certificarse, hoy muchos son desplazados por la información que está disponible en internet.
Aclaró que algunos turistas prefieren sustituir a los guías por aplicaciones y sitios web, sin entender que ellos pueden ofrecer un conocimiento profundo y personalizado, que no se puede obtener con solo leer un artículo o ver un video.
“La información en línea puede ser útil, pero no se compara con la experiencia y la perspectiva que un guía puede brindar (…) Es fácil pensar que todo está en Google, pero lo que no se ve es el contexto, la interpretación y la conexión que generamos con los turistas. Nosotros no solo damos datos; les contamos historias, les mostramos la riqueza cultural, y les hacemos vivir el lugar de una manera más significativa“, añadió.
Empresarios ni gobierno valoran su profesión
Al comentario anterior, se le sumó el de Arturo Enciso Viveros, guía certificado desde hace 14 años, quien refirió que la iniciativa privada tampoco valora su profesión.
Dijo que los empresarios no están dispuestos a pagar tarifas justas por su trabajo, por lo que contratan solo a coordinadores de viaje, por la mitad de salario, quienes no tienen la misma preparación.
Ante esta situación, mencionó que muchos guías certificados se ven forzados a trabajar como freelancers, buscando sus propios grupos de turistas y lidiando con la competencia desleal.
“Los empresarios no están dispuestos a invertir en nosotros, ni siquiera para ofrecer capacitaciones o actualizaciones en el campo. Todos estamos por nuestra cuenta, y los costos de los cursos y la certificación recaen sobre nosotros (…) Por eso siempre pido que valoren a un guía certificado y dejen de contratar a todos aquellos que están en el ambulantaje”, aseveró.
Por su parte, Carlos de Ozores, quien está próximo a recibir su certificación, después de 12 años de trabajo, expresó que el apoyo gubernamental también es casi nulo.
Aclaró que las autoridades federales y estatales casi no ofrecen capacitaciones constantes ni programas de apoyo que permitan a los guías mejorar sus habilidades.
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Dijo que a pesar de que las autoridades promueven el turismo como un motor económico importante, se olvidan de los profesionales que hacen posible que los turistas vivan una experiencia única.
“Las pocas capacitaciones que existen son costosas y no se ofrecen con la frecuencia necesaria para mantenerse actualizados, como en mi caso, pasaron 12 años para lograr mi certificación“, finalizó.
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