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Localsábado, 30 de julio de 2016

Botones: Empleados más cercanos a usuarios de hoteles

Dependiendo de la ubicación y calidad del hotel, los bell boy pueden acceder a propinas que van desde los 80 pesos a 250 pesos por día

botones
Foto: Javier Pérez
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Pilar Pérez

El primer contacto que el huésped tiene en un hotel es con el bell boy o botones, mismo que se esmera siempre por causar una buena impresión, acto que es motivado por la obtención de una propina, que puede, en la mayoría de los casos, duplicar el sueldo base que recibe por su labor cada quincena.

Aunque no en todos los hoteles se incluye esta figura, pues si bien en algunos existe autoservicio para quienes se hospedan, en otros son diferentes personas, como el guardia de seguridad o el valet parking quienes desempeñan una doble o triple función.

Lo cierto es que el bell boy es uno de los empleados más cercano a los usuarios y su gratificación, en todo momento, depende de qué tanto se esmere en atender a sus huéspedes con información que va desde el uso de aire acondicionado hasta datos de los lugares más importantes para conocer en la ciudad de visita.

Esta información, junto con un saludo de buenos días y una sonrisa, puede permitir que el botones acceda a propinas que van desde los 80 pesos a 250 pesos por día, claro, dependiendo de la ubicación y calidad del hotel, posición económica de los clientes y las fechas en las que se hospedan.

Entonces, hay ocasiones en las que los botones tienen un ingreso de mil 600 pesos por semana, únicamente por el pago de propinas; mientras que el salario por quincena llega a mil 400 pesos, es decir que las gratificaciones duplican el salario.

[caption id="attachment_369529" align="alignright" width="545"] Foto: Sandro Franco[/caption]

HAY DÍAS MUY BUENOS, AUNQUE ESPORÁDICOS

Esteban Reyes, Alejandro Sandoval y José Manuel Betanzos viven propiamente de las gratificaciones y están seguros de que dar los buenos días y orientar a los huéspedes son la clave para la obtención de las buenas propinas. En casos excepcionales, una vez por año –se aventuran a opinar- reciben en un día y por parte de un solo cliente hasta 500 pesos.

Esteban es bell boy desde hace más de 32 años, pero siempre se impresiona cuando un huésped es tan generoso que le entrega un billete de amplia denominación acompañado, siempre, por una sonrisa y un agradecimiento por el servicio brindado.

“Las propinas varían mucho, hay días que son regulares y días muy buenos, porque nosotros rolamos turnos, no es u turno fijo. Hay horarios que no hay, hay muy poco, pero hay veces en las que nos va muy bien, especialmente en las vacaciones de verano y Semana Santa, cuando hay más turistas”, agregó.

José Manuel, por otra parte, tiene apenas ocho meses dedicándose a este trabajo, pero ya ha tenido experiencias agradables de este tipo. Enfundado en el característico uniforme de bell boy recuerda que hay huéspedes que llegan a hospedarse hasta una semana sin que en todo ese tiempo les brinden una gratificación; sin embargo, en el último día se ven recompensados.

Alejandro, por su parte ha tenido experiencias que no solo a él sino a todo el equipo le ha beneficiado. Recuerda, por ejemplo, en el Hotel Palacio de San Leonardo, la presencia de una señora en silla de ruedas a quien ayudaron, entre todos, a trasladarse por el edificio, y como recompensa el acompañante agradeció con 200 pesos a cada uno de ellos.

SIEMPRE HAY QUE SER AMABLES

Los tres coincidieron en que un buen trato al cliente, darle el saludo de los buenos días incluso abrirles la puerta del automóvil a todos los pasajeros es lo que más reconocen y agradecen los clientes, por lo que se esmeran en la medida de los posible ser atentos, aunque saben, también, que la propina no es obligatoria.

Alejandro, con un año tres meses haciendo la función del bell boy pero también de Valet Parking, ha aprendido que ser amable con el huésped es lo más importante, pues también sobre su trabajo recae el éxito del hotel y eso es una gran responsabilidad.

[caption id="attachment_369533" align="aligncenter" width="538"] Foto: Sandro Franco[/caption]

“Se les trata muy cortésmente porque de eso depende que nos den una propina, aunque en caso de que no nos den propina no hay ningún problema, no están obligados ellos a darnos. Lo que yo hago es bajarle las maletas desde que llega en una taxi o en su carro y siempre los trato con amabilidad a todos, pues ese es mi trabajo”, comentó.

Mientras que José Manuel ha notado que un saludo y adelantarse a lo que el huésped quiere o necesita es lo que más les gusta y cuando existe dicha amabilidad, la gratificación es mayor.

“Hay que ser amable con el huésped para que él se sienta en confianza y te genere una propina, desde el momento en que le das los buenos días, le abres la puerta, no solamente al conductor sino a los demás pasajeros, bajas el equipaje, le pides el elevador mientras termina su registro; todo eso son puntos para que nos den una buena propina”, explicó.

Todas estas muestras de afecto es lo que genera que las propinas sean hasta de 500 pesos en un solo día, que bien deja sorprendidos a los botones pero les ayuda inmensamente a su economía, pues es a través de este ingreso que ellos solventan sus gastos personales y del hogar.

HAY QUIENES TIENEN MÁS DE UNA FUNCIÓN

Néstor Moctezuma, no es botones, es portero en el Hotel Presidente Intercontinental, aunque en ocasiones y en apoyo a sus compañeros, pero también para tener una ganancia extra ayuda con las maletas a los huéspedes y los conduce hasta su habitación brindando la información necesaria para que tengan una estancia agradable.

[caption id="attachment_369530" align="alignleft" width="575"] Foto: Sandro Franco[/caption]

A diferencia de los bell boy, el portero no tiene gratificaciones, pero al desempeñar esta función también acceden a una propina y con eso, dijo con orgullo, pagó la carrera de su hija, por lo que se dijo infinitamente agradecido por este ingreso adicional a su sueldo base.

“En este caso es saber cómo administrar el dinero, yo no tengo contemplado en qué voy a gastar las propinas, pero en el caso de mi hija fue para eso para darle un extra, controlé un poquito más mis gastos y así fue como le pagué su carrera”, recordó con gusto.

Caso similar es el de Gustavo Luna, quien se desempeña como guardia de seguridad con un sueldo base, pero en ocasiones se esmera un poco más para ayudar a los huéspedes a descender de sus vehículo, acomodar las maletas y con ello lograr, en la medida de lo posible, un ingreso extra que bien sirve para el desayuno, comida o cena de eses día.

“A mí me toca, a veces, hacer la misma función, pues recibo a la gente y los ayudamos en todo lo que necesitan, por lo que me ha tocado que me den algunas propinas y hasta nos invitan a convivir con ellos”, presumió con gusto.

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