Expansión de ciclovías en Puebla abre debate por riesgos a usuarios y baja demanda
Vecinos destacan que el uso de bicicletas en algunas zonas propuestas es mínima, lo que pone en duda la viabilidad del proyecto a largo plazo
Alba Espejel
El anuncio del gobierno municipal sobre la posible ampliación de la red de ciclovías en avenidas de la capital ha generado inquietud en diversos sectores de la población, especialmente entre peatones y automovilistas. Las críticas se centran principalmente en la percepción de que la presencia de ciclistas en las zonas propuestas es mínima, lo que pone en duda la viabilidad del proyecto a largo plazo.
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Muchos consideran que las nuevas ciclovías no solo podrían generar conflictos viales, sino que también aumentarían el riesgo de accidentes y complicarían el flujo vehicular en calles ya congestionadas. Además, algunos residentes temen que la reducción de carriles afecte el acceso a sus viviendas o negocios, lo que podría generar más inconvenientes para quienes dependen del transporte motorizado.
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El documento también contiene recurso programado para bacheo y pavimentaciónPor su parte, los ciclistas expresaron que, a pesar de los avances en infraestructura, siguen siendo vulnerables ante la actitud de conductores, que a menudo no respetan su espacio en la vía. Aunque reconocen que la ampliación de las ciclovías no resolvería todos los problemas de seguridad vial, consideran que podría proporcionarles un espacio más seguro para desplazarse.
Las avenidas propuestas por el Ayuntamiento de Puebla incluyen el bulevar Vicente Suárez, la 24 Sur, la avenida Papagayo, la avenida José María La Fragua, así como las calles 12 Oriente, 3 Sur y 4 Sur, todas ellas conocidas por su alto tránsito vehicular.
El bulevar Vicente Suárez fue uno de los puntos más polémicos, debido a que es una vía de alta velocidad, lo que genera preocupación sobre la seguridad de los ciclistas. En esta zona, los residentes y conductores señalaron que, a pesar de la señalización que indica límites de velocidad de 50 km/h, la mayoría de los conductores no los respeta, lo que aumenta el temor a accidentes graves.
Bernardo Vélez, vecino de la zona, expresó que el bulevar no está preparado para tener una ciclovía, ya que no existe una barrera o separación entre el tráfico vehicular y el carril para bicicletas. Esto representa un peligro innecesario para los ciclistas, que estarían expuestos a accidentes debido a la cercanía de los autos. Aunque reconoció la importancia de fomentar el uso de la bicicleta, sugirió que se reconsideren las rutas propuestas.
En cuanto a la 24 Sur, la situación es algo distinta, ya que la presencia de ciclistas en esta zona es más frecuente, pero no predomina. En esta área, los ciclistas como José Bonilla, quien utiliza la bicicleta para sus desplazamientos diarios, consideró que una ciclovía bien diseñada ofrecería un espacio exclusivo y seguro que reduciría significativamente el riesgo de accidentes.
Bonilla argumentó que los ciclistas están en una situación de vulnerabilidad frente a los conductores debido a la diferencia de tamaño, velocidad y protección entre una bicicleta y un vehículo motorizado. En caso de un accidente, es el ciclista quien sufre las consecuencias más graves, ya que no tiene una carrocería que lo proteja.
Desde su óptica, una ciclovía bien planificada ofrecería un espacio exclusivo para ciclistas, lo que mejoraría la convivencia vial y fomentaría el uso de la bicicleta como medio de transporte.
Sin embargo, algunos vecinos de la zona de la 24 Sur señalaron que las ciclovías podrían generar inconvenientes prácticos, como la obstrucción de accesos peatonales y entradas a edificios públicos, como el Hospital de los Pilares. En su opinión, las ciclovías no deben interferir con el acceso a lugares importantes, especialmente en áreas con alta densidad de tráfico o con un alto número de personas que dependen de estos accesos, como los pacientes o los usuarios de transporte público.
Luis Tomás Ramírez, ciclista habitual en la zona de la avenida Papagayo, también expresó su escepticismo respecto a la posible construcción de nuevas ciclovías. Aunque él reconoció la importancia de contar con infraestructura adecuada para los ciclistas, teme que el proyecto anunciado se quede solo en promesas y no se materialice.
Ramírez señaló que, de concretarse, celebraría la medida, ya que las ciclovías bien diseñadas representan una herramienta clave para mejorar la seguridad y la movilidad de los ciclistas.
Empero, recordó que la implementación debe estar acompañada de un diseño adecuado y de un mantenimiento constante para evitar que se conviertan en un riesgo adicional.
Rubén Alonso, quien también usa la bicicleta como medio de transporte, advirtió que una ciclovía mal implementada podría generar más problemas que beneficios. Destacó que, en muchos casos, las ciclovías en la ciudad se construyen sin una planificación adecuada, lo que da como resultado infraestructuras incompletas, estrechas o interrumpidas que obligan a los ciclistas a volver a mezclarse con el tráfico motorizado, aumentando el riesgo de accidentes.
En la avenida José María La Fragua, la oposición a la construcción de ciclovías es fuerte, especialmente entre los residentes, quienes consideran que estas alteran el entorno cotidiano y pueden generar inconvenientes prácticos, como la pérdida de espacios de estacionamiento y la alteración del flujo vehicular.
José Luis Cuenca, vecino de la zona, manifestó su rechazo a las ciclovías y a otros medios de transporte alternativo como scooters y motos eléctricas. Aunque reconoció que las ciclovías tienen como objetivo mejorar la seguridad vial, advirtió que sin un adecuado respeto por las normas de tránsito y sin responsabilidad de los usuarios, podrían convertirse en un escenario propenso a accidentes.
Destacó que, más allá de la infraestructura, es crucial fomentar una mayor educación vial y promover el respeto mutuo entre ciclistas, automovilistas y peatones, para garantizar una convivencia segura en las calles.
En la zona de la 12 Oriente, 3 Sur y 4 Sur, aunque el paso de bicicletas es más frecuente, los residentes temen que las ciclovías dificulten el tráfico en calles estrechas.
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La falta de separadores físicos en ciertos sectores empeora el problema, ya que, aunque el carril está delimitado con pintura, no hay barreras que impidan el estacionamiento irregular.En el caso de la 4 Sur, ya existe una ciclovía, pero se interrumpe en la 11 Oriente, lo que limita su efectividad. Los vecinos de estas zonas han señalado que las ciclovías deben tener una infraestructura adecuada, con señalización clara, barreras de protección y un mantenimiento constante, para garantizar la seguridad de los ciclistas y evitar que se conviertan en un obstáculo para el flujo vehicular.
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El gobierno municipal aún no ha definido la fecha de inicio de las obras ni si todas las avenidas mencionadas serán incluidas en la primera fase del proyecto. La incertidumbre persiste, mientras continúa el debate sobre la viabilidad y los beneficios de ampliar la red de ciclovías en la capital.