Triunfan poblanos en competencia gastronómica internacional
En Italia, ganan el trofeo “Una vita in cucina”
Carolina Vega
Los alumnos del Instituto Culinario de México campus Puebla, José Carlos Pérez Lecona y Gerardo Covantes, ganaron el trofeo internacional “Una vita in cucina”, competencia celebrada en el Istituto Superiore Alberghiero, en Italia.
Más de 20 estudiantes de gastronomía de cinco nacionalidades congregados en 11 equipos afrontaron en Beri, Italia, el desafío de reinventar las recetas del célebre chef Angelo Consoli. El certamen internacional, organizado entre el 20 y el 24 de marzo, coronó finalmente a los veinteañeros Pérez Lecona y Covantes, los únicos representantes de México.
“Nosotros presentamos el conejo a la cazadora, utilizando el lomo con el relleno de pan, queso parmesano, ajo, perejil y huevo”, explicó Pérez Lecona. “Incluimos un puré de calabaza, brócoli, semillas de mostaza con quinoa e hicimos una vinagreta con marsala –un tipo de vino-, vinagre de vino tinto y tomillo. Utilizamos también hígados en conserva, servimos croqueta de hígado y mahonesa de chiles”.
De Puebla, los jóvenes, que acudieron al certamen acompañados por el chef Rodrigo Ibáñez, llevaron a Italia chile guajillo, chipotles y flor de Jamaica. “Utilizamos Jamaica porque para nosotros como mexicanos es un agua que bebemos desde muy pequeños”, afirmó Covantes.
Con la Jamaica, los estudiantes del Instituto Culinario de México campus Puebla, de séptimo y octavo semestre, crearon una crema púrpura para colorear su versión de las tradicionales crepas, servidas en cilindros crujientes.
“Reinterpretamos las crepas, que se llaman dedos de apóstol. Desde el primer momento queríamos desbaratar las famosas crepas porque es un platillo tosco. Lo que hicimos fue reinterpretarlo dándole –a la masa- la forma de los dedos-“, añadió Covantes, quien lamentó que, por complicaciones técnicas, no pudieran cocinar camote y tuvieran que conformarse con la calabaza como guarnición.
No fue la única dificultad que experimentaron los mexicanos en Italia. La falta de ingredientes autóctonos, el idioma y la impuntualidad fueron obstáculos que finalmente pudieron sortear gracias al sabor de sus platillos. “Es un poquito diferente, la puntualidad en México, en Estados Unidos, en Suecia es importante, en Italia son bastante más relajados, nos decían que si nos veíamos a las ocho pero no sabíamos si eran a las ocho o a las ocho italianas”, relató entre risas Ibáñez.