Aniversario del mercado Hidalgo, entre abandono e intentos de despojo
Acusan a “pseudolíderes” presuntamente por vender los locales de los adultos mayores
Mayra Tristán
El mercado Hidalgo no llegó a sus 80 años en las mejores condiciones, pues enfrenta problemas como la venta ilegal de locales y el ambulantaje al exterior, lo que pone en riesgo a negocios que ya tienen toda una historia en el lugar.
En 1898 comenzó la historia de la Florería “Tere”, innovando con la venta de flores en el entonces “mercado de fierro Porfirio Díaz”, el negocio sobrevivió al cambio obligado en el mercado, las exigencias de salubridad principalmente, llevaron a la construcción un inmueble que fue pensado para dar servicio varios años, y el 5 de mayo de 1945 fue inaugurado el recinto que sigue en pie entre la calle Mier y Terán, y Guajardo.
La florería actualmente es atendida por Gabino Arellano Cano, bisnieto de Juana Teresa Rivera, su fundadora, aunque él estudió una ingeniería, presume que al ser tradición familiar, tanto él como sus hermanos que estudiaron Derecho y Medicina, aprendieron a realizar arreglos florales. Él trabajó unos años en la industria, pero en un momento en que la florería pasaba por problemas, dejó su empleo para irse a ayudar a su madre que era quien la atendía, y al encontrarse con más tiempo para convivir con sus padres y también con la familia que había formado, decidió quedarse en el negocio familiar, “estoy agradecido con el legado de mucha cultura, mucha tradición, de fomentar los valores”, pero sobre todo la tenacidad.
Y es que trabajar con flores no es sencillo, antes de que llegue a adornar un escritorio o habitación, el proceso inicia con el cultivo de las flores, su cosecha, el embalaje para llegar a los centros de distribución, luego tiene que darse el traslado, en este caso de San Luis Potosí a la Ciudad de México para comprarlas, y regresar hasta el mercado para ser limpiadas y conservadas con los cuidados necesarios hasta que llega un cliente en busca de ellas, entonces se les da un último tratamiento para realizar el ramo o arreglo. Por ello invita a valorar no sólo el significado de las flores, sino también el trabajo que existe detrás de ellas.
El mercado florista enfrenta diversos desafíos, por un lado las altas temperaturas que se han vivido estos últimos dos años han impactado en la producción y en la conservación de las flores, lo que ha obligado a contar con cámaras de refrigeración en los negocios, pero el clima más complicado es el de inseguridad. Dos veces por semana hay que acudir a la Ciudad de México para abastecerse de flores, “nos hemos llevado muchos asaltos y muchos sustos en la entrada de la Ciudad de México”, y como pasa en otras partes, lo peor es que las autoridades “no hacen nada”.
Al riesgo que se vive al momento de surtir flores, se agregan otros factores como la tolerancia al ambulantaje alrededor del mercado, “tenemos un reglamento que nos ‘protege’ a 250 metros alrededor, pero si sales del mercado te tropieza con ellos”. La petición de los locatarios hacia el Ayuntamiento, es que genere condiciones de equidad, y que si hay tolerancia para que los puestos informales se instalen dentro del perímetro del mercado, entonces se le permita también a los locatarios sacar su mercancía, “los ‘tolerados’ venden 20 o 30 veces más que un locatario”.
Otro conflicto que han enfrentado últimamente, es la venta ilegal de locales de personas que son mayores de edad, y que por alguna enfermedad no pueden acudir todos los días a abrir su negocio, “hay líderes oportunistas que venden espacios de personas que no se encuentran o están enfermas, pero vivas”, se trata de personas que están solas y no cuentan con alguien que las ayude. Pero además, denunció que la autoridad se presta a que exista el despojo, “cancelan una autorización porque a un Director se le ocurre sin argumento claro, pero vamos a combatirlo”.
Arellano Cano destacó que en lugar de incurrir en ese tipo de prácticas, el Ayuntamiento debiera fomentar la competitividad de los mercados y publicitarlos, inclusive recordó que en su administración, el ex gobernador Carlos Jonguitud acudía al mercado a desayunar o comer, “y por la simple visita vendían más en las loncherías y en los negocios, qué les cuesta al Presidente y al Gobernador venir una vez por semana a cada mercado, eso generaría promoción sin que les cueste”.
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Con pesar, señala que si bien sus hijos también han aprendido la tradición familiar, la situación que se vive en el mercado le impide desear que ellos trabajen en el negocio, "todos saben hacer un arreglo, pero ya no da tanto gusto que estén aquí". Por ello dijo esperar que la autoridad atienda esta problemática antes de que se pierdan los establecimientos que le han dado vida durante casi un siglo al mercado.