Magia, luces y sonrisas: La Caravana Coca-Cola iluminó las calles de San Luis Potosí
La ciudad demostró una vez más que, bajo el resplandor de unas cuantas luces y la calidez de su gente, la Navidad cobra vida en cada sonrisa
Alejandra Ruiz
El corte de listón inaugural a cargo del alcalde de San Luis Potosí , Enrique Galindo Ceballos, las calles de la capital potosina se transformaron esta noche en un escenario de luces y magia navideña gracias a la esperada Caravana Coca-Cola. Desde el primer punto en el INPODE, lugar donde partieron los emblemáticos camiones iluminados, la emoción ya vibraba en el aire. Familias enteras, jóvenes y niños se acomodaron en las banquetas con horas de anticipación para no perderse ni un instante del desfile.
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Al recorrer Coronel Romero, la Avenida Reforma y llegar a calles como Uresti y Carranza, el espectáculo fue ganando fuerza: el brillo de las luces en los camiones –rojos, majestuosos, cubiertos de pequeñas bombillas doradas– contrastaba con el atardecer que cedía poco a poco al frío decembrino. Los niños, con gorros de Santa Claus y ojos bien abiertos, gritaban emocionados al ver pasar la caravana. “¡Mira, mamá, ahí vienen los renos!”, exclamó un pequeño, mientras sostenía en sus manos una taza de chocolate caliente.
Cada parada de la ruta –la Glorieta González Bocanegra y la avenida Himno Nacional– parecía encender el ambiente aún más. Los padres levantaban a sus hijos en hombros, no solo para que tuvieran la mejor vista, sino también para compartir con ellos un momento que para muchos se ha convertido en tradición navideña. La gente sonreía, se abrazaba, y algunos aprovechaban para capturar el instante con sus teléfonos.
En el ambiente se mezclaban las melodías de villancicos con los gritos de emoción y el murmullo de los vendedores ambulantes, quienes ofrecían luces de neón, globos y algodones de azúcar a quienes asistieron. Entre la multitud, destacaba el brillo de los rostros infantiles, iluminados no solo por las luces de los camiones, sino por la ilusión pura que provoca la llegada de la Navidad.
La caravana cerró su recorrido como había iniciado: con familias felices, un aire lleno de magia y la sensación colectiva de que, por unas horas, las preocupaciones cotidianas quedaron de lado. San Luis Potosí demostró una vez más que, bajo el resplandor de unas cuantas luces y la calidez de su gente, la Navidad cobra vida en cada sonrisa.