“Soy madre, hija, esposa y maestra”: La historia de amor y vocación de Amparo González
La catedrática bilingüe asegura que la educación se ha convertido en un acto de amor cotidiano
Antonio Campos
La historia de amor y vocación de Amparo González Morales en el Día de las Madres, abraza el testimonio de que su papel de madre, hija, esposa y maestra, los cuales conjuga en el día a día de su vida, con miras a salir adelante por sus seres queridos.
La catedrática de la Licenciatura en Pedagogía de Inglés y posgrados de la Universidad Cultural Metropolitana (UCM) compartió a EL SOL DE TAMPICO, su testimonio que abraza desde el corazón, una historia de maternidad y amor por enseñar.
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La vocación por enseñar, entre juegos de infancia
“Mi primer y más grande orgullo en la vida es ser mamá de un jovencito y una bella damita, ambos adolescentes. Tengo la dicha de tener a mi mamá muy cerca de todos los caminos que tomo, es por esa causa de que agradezco mucho a Dios”, expresó con tal emoción que entrelaza fuerza y dulzura.
Comentó que su vocación por enseñar nació entre juegos de infancia, cuando colocaba a sus muñecas frente a una pizarra improvisada. Años después, siendo aún una niña, se convirtió en la maestra de su hermano menor, mientras sus padres trabajaban largas jornadas. “Esos son los más bellos momentos de mi infancia”.
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Profesora bilingüe en todos los niveles educativos
A sus 23 años de profesión ha liderado proyectos como Universidades Bilingües en Tamaulipas y auditorías académicas de gran impacto. Pero lo que más la motiva no está en los títulos ni en los logros, sino en las miradas de quienes aprenden con ella.
“En los rostros de agrado de mis alumnos puedo ver cómo trasciende mi cátedra a un nivel que me hace feliz. Esa es una clave para sentirte bien y cuidar de tu persona”, afirma.
Ser madre no es un trabajo sencillo
La profesionista de la UCM, platicó que ser madre, esposa, hija y docente no es sencillo, por lo que la conciliación se ha convertido en un acto de amor cotidiano, pero ella ha encontrado como secreto, el vivir con presencia.
“El plan es no planear el tiempo de calidad. Déjate llevar con los que amas, haz cosas que sumen amor y dejen huella en sus corazones para cuando no estés presente”, dijo.
Destacó que todos los días canta, baila, desayuna y ríe con sus hijos siempre que puede, al creer que esas pequeñas locuras cotidianas son las que construyen recuerdos imborrables. “Sin importar cuán cansada esté, soy madre. Estar para ellos me llena de alegría”.
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La historia de Amparo González Morales resuena el eco de muchas mujeres que, como ella, encuentran en el amor familiar y la vocación por ser docente un motor inagotable para seguir adelante.
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