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Tendenciasmiércoles, 2 de abril de 2025

Día del Autismo: la historia de ‘Los Moños de Vall’, un proyecto con mucho significado

La psicóloga Erika Luna asegura que hoy en día la sociedad está más abierta a integrar y ofrecer un trato digno a quienes tienen autismo

Mariana es una mamá con mucha dedicación y amor por su hija, tanto así que juntas lograron un emprendimiento
Mariana es una mamá con mucha dedicación y amor por su hija, tanto así que juntas lograron un emprendimiento / Mariana Salinas
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Carmen Jiménez

Películas, series y proyectos han permitido la concienciación y visibilización del autismo, y en el marco de la celebración internacional pudimos conocer un interesante emprendimiento que, además de crear conciencia, hace feliz a miles de niñas.

El trastorno del espectro autista (TEA) es una afección relacionada con el desarrollo del cerebro que afecta la manera en que una persona percibe y socializa con otras personas, lo que causa problemas en la interacción social y la comunicación.

Autismo: ¿por qué la aceptación y la inclusión son fundamentales?

Por lo anterior, la psicóloga Erika Luna Martínez explica que hoy en día las personas están más abiertas a integrar a quienes tienen autismo en la mayoría de los ambientes, darles un trato digno, ser conscientes de sus necesidades y ayudarlos a comunicarse.

“Antes, las personas veían a alguien con esta condición y usaban una mirada de extrañeza. Hoy en día es algo que la mente ha procesado, y la sociedad ha entendido, dejando de ser ajeno y viéndolo como algo normal dentro del entorno, con una apreciación más empática y sensible”.

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Siempre es necesario acudir a los profesionales para cualquier diagnóstico. Sin embargo, la experta con 20 años de experiencia relató los principales síntomas o alertas que deben tomarse en cuenta para saber si un niño es autista o no.

“Las primeras alertas y síntomas que podemos observar son que tienen problemas para llevar a cabo la socialización y la comunicación. Si observan que el niño no busca el contacto con otras personas, no responde a su nombre cuando se le habla o no responde a gestos ni miradas de la gente…”

Además, enumeró la sensibilidad a los sentidos: Sensibilidad a los sonidos, sensibilidad a los olores, sensibilidad a la vista, sensibilidad al tacto, sensibilidad al gusto.

También se debe prestar atención a comportamientos repetitivos, como movimientos estereotipados y repetición de actitudes, como rabietas sin causa aparente.

Desde el diagnóstico a temprana edad hasta las terapias: parte de la vida de un menor con autismo

En este sentido, tuvimos la oportunidad de conocer a Mariana Denisse Salinas Morones, una joven madre que, al recibir a su segundo bebé, la vida la sorprendió con un embarazo normal, sin complicaciones. Sin embargo, a los tres meses de edad, pudo darse cuenta de que su hija Valentina tenía comportamientos que encenderían las alertas.

“Como mamá sentimos que algo no anda bien. Empezaba aletear mucho, movimientos que no eran normales en un bebé. Ya a los siete meses, Vale seguía haciendo lo mismo. Entró a la guardería y ahí nos dijeron que posiblemente era autista. Nosotros ya sabíamos”.

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Comentó que a partir de ese momento empezó a tomar terapias, y desde muy pequeña visitaba al neurólogo y otros médicos que permitieron un desarrollo integral.

“Ella está medicada porque tenía muchas crisis. Se golpeó en la cabecita, aleteaba, lloraba en la escuela, y de hecho, fui durante medio año su maestra sombra”, explicó la dedicada madre de familia.

Un emprendimiento con el que logró concientizar: Los Moños de Vall

Al ser seres humanos tan sensibles, algunas actividades no les gustan, y para Valentina, peinarse no era una opción. Sin embargo, la creatividad de su mamá le permitió crear un proyecto que, sin darse cuenta, concientizaría.

“No se dejaba peinar, era imposible, hasta que una vez le hice un moño de un personaje que le gustaba, me acuerdo que era Luli Pampín, de un moñito, y así se dejó peinar. Ahí empecé, estuve como dos o tres años haciéndolo, obviamente viendo tutoriales en YouTube”.

Motivada por maestras y otras mamás, Mariana inició un proyecto denominado “Los Moños de Vall”, en donde, con el apoyo de listones lisos e ilustrados, logra que cada día las personas conozcan más sobre el autismo.

“Me decían que no le etiquetara, que no le pusiera su moño, pero en estos tiempos creo que ya es muy común que el autismo se sepa más, y hay mucha compasión. Antes no, pero ahora hay mucha información”.

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Invitó a la sociedad a no ver de mala manera a los niños autistas, sino a aceptarlos y reconocer que son grandes seres humanos.

“Pueden llevarlos a lugares donde se les estimule con juegos sensoriales, buscar espacios donde puedan interactuar socialmente en grupos, y hacer actividades para propiciar este tipo de contacto, como llevarlos a ludotecas, etc. Hoy en día existen museos donde ellos pueden tocar todo, además de recibir la estimulación exacta para ellos”. Erika Luna Martínez

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