¿Te atreverías? Así es cruzar de México a EU en el ferry tamaulipeco que se niega a morir
Imagina cruzar el río Bravo en El Chalán operado solo por cuatro hombres y con un grueso mecate; este cruce único une a Tamaulipas con Texas
Mariela Macay
En la margen del río Bravo aguarda una embarcación de superficie plana, desplazada manualmente por cuatro hombres mediante un grueso mecate atado de un extremo a otro del caudal. Se trata del transbordador Los Ébanos, ubicado en el municipio de Gustavo Díaz Ordaz.
Es una embarcación turística cuya antigüedad data de principios de la década de 1940. A la fecha, continúa operando como medio de transporte, uniendo a dos fronteras: México y Estados Unidos.
Conocido popularmente como El Chalán, tiene la capacidad de transportar tres vehículos y hasta 12 peatones al mismo tiempo. Opera de lunes a domingo, de 08:00 a 15:30 horas.
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Sus tarifas son:
De México a Estados Unidos: 50 pesos por vehículo, 20 por persona
De Estados Unidos a México: cinco dólares por automóvil y un dólar por persona
Aunque oficialmente comenzó operaciones en 1950, las historias sobre este cruce fronterizo, que une a Gustavo Díaz Ordaz, Tamaulipas, con Los Ébanos, Texas, se remontan a décadas antes.
El primer automóvil en cruzar mediante esta embarcación fue el del ciudadano Manuel Guajardo González, un distinguido habitante de Díaz Ordaz.
Hablar del ferry tamaulipeco es también hablar de un antes y un después. Así lo relata Héctor Treviño García, profesor y cronista municipal de Díaz Ordaz, .
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Todas las embarcaciones, tanto privadas como comerciales, deben portar chalecos salvavidad para sus ocupantesSegún sus investigaciones entre los pobladores de la frontera, se cuenta que entre los años 1930 y 1940 aproximadamente, un médico cruzaba el río para atender pacientes en Los Ébanos, Texas. Para brindar sus servicios, utilizaba una balsa de madera que le construyó un señor llamado Cándido Guerrero, originario de Camargo.
“Él iba a atender a los clientes, digamos así, pero era tanto el requerimiento que quiso hacerlo más oficial. Buscó un permiso para construir una barcaza más grande, donde pudiera cruzar en su automóvil. Y se hizo. Me parece que era para dos carros. Pero con el tiempo la concesión se venció, esto fue por ahí de los años setenta”, relató el profesor.
Fue entonces cuando don Guadalupe Armando Garza adquirió esa concesión, junto con el señor Roberto Reyna, unieron esfuerzos para construir un chalán más formal y oficial.
“La finalidad era que la gente pudiera pasar más rápido a Estados Unidos, y también fomentar el turismo, que era muy importante en ese entonces”, añadió.
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Actualmente pueden cruzar tres vehículos y entre 12 y 20 personas por viaje, especialmente niños que estudian en Estados Unidos. Otros cruzan para hacer compras o disfrutar de un fin de semana.
“La gente de aquí de Díaz Ordaz lo aprovecha. Es más tranquilo, sobre todo si lo comparamos con los puentes más cercanos: Camargo, Anzaldúas, Benito Juárez o Pharr. Allá hacen filas de dos, tres horas o más. Aquí no. Aquí, cuando mucho, una hora; cuando está tranquilo, en 15 minutos ya estás en Estados Unidos”, agregó el cronista Héctor Treviño.
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Se trata de un nuevo espacio recreativo que se sumará a los atractivos del norte de VeracruzEl ferry se encuentra en el río Bravo, al tomar la calle Adolfo López Mateos rumbo al norte, a dos kilómetros y medio de la Presidencia Municipal de Gustavo Díaz Ordaz, Tamaulipas.
Consiste en una estructura metálica que se mueve mediante cuerdas, jaladas únicamente por la fuerza humana de seis operarios.
El Chalán no es una dependencia gubernamental. El señor Guadalupe Armando Garza de la Garza es copropietario desde 1982, y comparte la concesión con Heriberto y Linda Reyna, concesionarios del lado estadounidense, en Los Ébanos.
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El cruce puede tardar hasta una hora y cuarto en una fila de 40 carros, pero si eres de los primeros en formarse, el tiempo de espera no supera los seis minutos.
El trayecto en sí dura apenas tres minutos; actualmente, en promedio, cruzan unas 150 personas por semana.
Desde 1950, ya en operaciones formales, el ferry tamaulipeco sigue cruzando a diario a decenas de personas y vehículos: familias que hacen sus compras, estudiantes que acuden a la escuela y, a pesar de la cercanía de los puentes internacionales en Reynosa, Río Bravo, Camargo y Miguel Alemán, El Chalán se niega a desaparecer.