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Análisisjueves, 22 de mayo de 2025

José “Pepe” Mujica: ¿en qué nos gastamos la vida?

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Meses después del triunfo de Andrés Manuel López Obrador en la elección presidencial de 2018, el Congreso de la Unión tuvo la oportunidad de recibir al ex presidente uruguayo, José “Pepe” Mujica. Electa Senadora, tuve la oportunidad de estar en ese encuentro y debo confesar que fue bastante aleccionador.

José Mujica fue el presidente número 40 de Uruguay. Exguerrillero de los Tupamaros, gobernó ese país durante un lustro (2010-2015) después de haber sido encarcelado 14 años durante la dictadura militar en las décadas de 1970 y 1980. Antes de llegar a la presidencia de su país por la coalición de partidos de izquierda Frente Amplio, fue ministro de Ganadería, Agricultura y Pesca entre 2005 y 2008, para de ahí llegar a la Senaduría.

Integrante de la izquierda durante toda su vida, José Mujica conocía bien las miserias y necesidades de su pueblo. Fue un hombre congruente con su ideología y tal vez por eso, durante su mandato, se le describía como “el presidente más pobre del mundo” debido a su estilo de vida austero y a su donación de aproximadamente el 90 por ciento de su salario mensual a organizaciones benéficas que apoyan a personas de bajos ingresos y pequeños empresarios.

Mujica tenía un discurso anticonsumista. Se le recuerdan varios discursos en la Organización de las Naciones Unidas (ONU), y tal vez por eso surgió aquella pregunta de ¿en qué nos gastamos la vida? Efectivamente, como él lo dijo, “la vida se te escapa y se te va minuto a minuto, y no puedes ir al supermercado y comprar vida”.

Este tipo de reflexiones se convirtieron en una poderosa crítica al ritmo acelerado de la vida moderna y un llamado a valorar el tiempo como nuestro recurso más precioso.

Por esos antecedentes, su presencia en México era bastante atractiva. Sus palabras, sin embargo, resultaron bastante aleccionadoras para quienes llegamos al Congreso de la Unión impulsados por la candidatura de Andrés Manuel López Obrador.

No hay un triunfo definitivo, por lo tanto, tampoco hay una derrota definitiva. Los únicos derrotados son los que bajan los brazos. No son senadores ni diputados ni representantes para ganar un sueldo, lo son por gastar buena parte del tiempo de su vida intentando que se pueda vivir un poco mejor”, nos expresó durante el encuentro.

Conocedor de la realidad latinoamericana, Mujica sabía que México tenía “grandes desafíos y enormes obstáculos”, ante lo cual nos hizo un llamado para mantener la unidad del Movimiento que había hecho posible el cambio en las elecciones de 2018.

“Tienen una responsabilidad tremenda”, “no han ganado nada”, “tienen que salir de la pompa de jabón de carácter idealista y bajar a la cancha de las necesidades”, fueron varias de las reflexiones que el expresidente nos dijo, y que me quedaron muy presentes.

Hoy en día varias de esas reflexiones las menciono con frecuencia en las asambleas informativas que sostengo en comunidades y municipios del estado porque, efectivamente, y a pesar de que el pueblo por segundo periodo consecutivo le ha dado la oportunidad al Movimiento de Regeneración Nacional de seguir gobernando México, aún falta mucho por hacer.

Los avances que el país ha tenido durante los últimos siete años son palpables y por eso el Movimiento sigue en el buen ánimo del pueblo mexicano. Sin embargo, debemos reconocer que lo viejo no acaba de morir y lo nuevo no acaba de nacer. El viejo régimen no ha muerto y por eso hay que estar en alerta permanente para que no regrese por sus fueros y privilegios.

Por eso, en el Congreso de la Unión, durante los últimos seis meses, hemos profundizado las reformas iniciadas durante la administración de López Obrador. Tan es así que se han concretado un total de 21 reformas constitucionales. Estoy convencida de que una revolución -como la que hoy vive nuestro querido México- no es revolución si no hay reformas.

El recién fallecimiento de José “Pepe” Mujica, referente de la izquierda latinoamericana, me ha hecho recordar sus reflexiones. Hoy en México muchas voces lo recuerdan con especial afecto y cariño por su congruencia.

En enero pasado, en una entrevista otorgada al semanario Búsqueda, Mujica se despedía así: “Ya terminó mi ciclo. Sinceramente, me estoy muriendo. El guerrero tiene derecho a su descanso”. El pasado 13 de mayo, aquejado por un cáncer de esófago, nos dijo adiós. Descanse en paz.

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