Afición femenil alentó hasta el último minuto en la Final del Clausura 2025

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Marco Gamboa / La Prensa

Sin importar si apoyaban a América o Pachuca para la gran final de Clausura 2025, miles de aficionados dejaron el corazón en el Estadio Ciudad de los Deportes para mostrar su pasión por estos clubes y el futbol femenil mexicano. La meta de llenar este estadio poco a poco se cumplió y al igual que en el lejano Clausura 2023, cuando estos clubes se enfrentaron por primera vez en una final, la respuesta de los amantes del balompié fue llegar al aforo máximo de este recinto deportivo en la CDMX.

La ida contó con 20 mil 33 asistentes al Estadio Hidalgo, donde las actuales campeonas se aventajaron con 3 goles y celebraban un posible acercamiento a su primer laurel en la competencia. Con una menor cantidad de afición tuza, el estadio de la alcaldía Benito Juárez, conocido hoy como Azulcrema agotó todas las entradas en tres días, es decir, la final debió contar con más de 36 mil personas.

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A falta de muchas personas en el estadio capitalino, quienes se movían entre las calles en plena hora pico de la metrópoli o apenas buscaban la butaca inscrita en su boleto, las 22 gladiadoras de la noche pasaron bajo el arco donde se coronaría alguno de los equipos y presenciaron el himno de la Liga MX. En ese instante, además de los fuegos artificiales, la tribuna americanista levantó un tifo para dar la bienvenida al campo a las “superpoderosas”.

La emoción creció con el silbatazo inicial de Diana Pérez Borja que anunció el inicio de la batucada local. Cada despeje de la guardameta de Pachuca, Esthefanny Barreras era reclamado por los azulcremas, pero la experimentada seleccionada nacional se salió con la suya sin ser amonestada.

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Pocos y pocas tuzas en el estadio, celebraban cada intervención cardiaca de la zaga hidalguense y pedían a su equipo dar más intensidad. Pero tras intentar una y otra vez meter el balón al arco, la tribuna ahogaba el tan ansiado grito de gol.

El alarido ensordecedor se hizo esperar hasta el minuto 35 cuando la española Irene Guerrero empujó el esférico a la red y el estadio cantó así la primera anotación del partido. A consecuencia y con el sueño de remontar el marcador, se escuchó en cada rincón “¡Si se puede, si se puede!” y los seguidores se metían cada vez más en la justa.

Al entretiempo el baile y la música formaron parte importante del apoyo, pues como ya es costumbre, las lámparas de los celulares iluminaron el lugar para dar paso a entonar al unísono “Mi mayor anhelo” de la Banda MS y posteriormente corear “Rosas” de la Oreja de Van Gogh. El momento fue tal, que con las jugadoras en la cancha y todo listo para la segunda parte, la árbitro central esperó un poco más para reanudar el juego.

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La ilusión tomó fuerza cuando Scarlett Camberos hizo la segunda anotación. Fue ahí cuando comenzó el coreo “Mi corazón pintado bicolor, te quiere ver campeón, te sigue a donde vas, la vuelta quiere dar, si pierdes o ganas, te quiere de verdad”. También incrementó el recelo para la arbitra Pérez Borja, quien expulsó a Daniela Flores.

Con pocos minutos en el campo Ayooluwa Oke salió molesta, porque Óscar Torres entendió que era momento de cuidar la ventaja global en el marcador, para darle entrada a Amanda Pérez. Dos minutos después, nuevamente la emoción envolvió el estadio con la entrada de Sarah Luebbert y Priscila Da Silva, quienes resentidas por lesiones quisieron vivir la final.

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Cumplidos los 90 minutos y 5 de agregado, todo aficionado de Pachuca corrió a las gradas más cercanas al césped para presenciar de cerca a sus ídolas, quienes levantaron por primera vez el título de la Liga MX Femenil. La paciencia fue dulce con las y los tuzos, pues vieron a cada una de las futbolistas de la Bella Airosa de frente y al final, Óscar Torres se les acercó para agradecer su visita a la capital mexicana.