Desde hace 52 años, Lorenza Margarita Hernández, originaria de la etnia mazahua, vive en una pequeña casa ubicada en la colonia Revolución Mexicana, la cual está a punto de serle embargada por no tener el recurso económico necesario para pagar el Predial.
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En silla de ruedas, sin sus dos piernas, las cuales perdió a causa de la diabetes, Lorenza saca sus artesanías a la calle para ganar aunque sea unas monedas que le ayuden a sobrevivir, sin embargo, esta vez tiene una preocupación más grande: no quedarse en la calle.
Con 500 pesos que alcanzó a juntar después de vender un par de artesanías acudió a la Presidencia Municipal para tratar de llegar a un convenio y pagar el adeudo que tenía del Impuesto Predial.
Cuando llegó le solicitaban que pagara la cantidad de 18 mil 120 pesos, ante lo que ella comenzó a exponer sus problemas económicos y la situación en la que vivía, diciendo que no era posible pagar tanto, pues según relató apenas y tiene para comer.
Luego de intentar buscar una solución o acuerdo, le dicen que le pueden rebajar 10 mil pesos, pero tiene que liquidar los 8 mil 120 restantes para ese momento, ella solo había podido juntar 500 pesos.
“En ese momento me dijeron que se le iba a cancelar los 10 mil pesos, pero de dónde pago, soy viuda, estoy soltera, soy discapacitada, yo les dije, pero me dijeron que definitivamente no, que querían los 8 mil pesos”, explicó.
“Bueno, pero de todas formas quiero dejar los 500 pesos”, era lo que decía Lorenza a las personas que la estaban atendiendo, sin embargo ellas respondieron que no era posible, ya que de igual manera no se le iban a ver reflejados en su adeudo, al contrario, la cuenta iba a subir a 25 mil pesos.
El Impuesto Predial que se le solicita a la señora Lorenza corresponde al periodo del 2003 al 2019, a lo que ella refirió que no estaba negándose a pagar, solo buscaba que le dieran una solución o convenio , pues en su caso es difícil conseguir el dinero.
“Yo tiendo acá fuera la poca mercancía que tengo, mi hijo me da 20 o 50 pesos, pero a veces es con lo que como, a mí no me gusta pedir, pero no tengo para pagar esa cantidad tan grande”, relató con lágrimas mientras mostraba el documento que comprueba que la casa está en proceso de embargo.
Ella actualmente vive en un cuarto habitado entre las calles Colixto Contreras y Luis Herrera Cano, de la colonia Revolución Mexicana, n donde comparte el espacio con sus dos nietas menores de edad.
Lorenza quedó discapacitada hace ocho años, a causa de la diabetes, por lo que también manifestó no le alcanza para pagar sus pañales, ya que son caros.
“Hace unos años me dijeron que me iba a llegar una ayuda para discapacitados, eso nunca llegó”, puntualizó.
Ahora su única fe es que la dejen permanecer en casa, puesto que es lo único que tiene y no quiere quedarse en la calle, menos en esta crisis mundial que le podría costar hasta la vida.
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