Ciudad Juárez, Chihuahua.- Con 219 internas, el Centro de Reinserción Femenil busca dar las herramientas a las mujeres infractores para que vuelvan con una vida útil a la sociedad, mediante trabajo, deporte y estudios académicos.
Ubicado sobre la avenida Barranco Azul, justo a un costado del CERESO No. 3, este edificio cuenta con una capacidad para recluir a 250 personas que buscan una nueva oportunidad, purgando su condena.
Tal es el caso de la señora Victoria González Rodríguez, madre de cinco hijos y presa en la Celda 8 del Módulo No. 1 desde hace 2 años y 4 meses, luego de haber sido detenida por tráfico de personas o "pollera".
Ella vivía en la colonia Rancho Anapra, en un lugar conocido como "El Comedor de los Soles", en compañía de su padre y sus hijos, quienes la visitan cada dos meses, para mostrarle su cariño y apoyo.
Victoria recuerda que aquel día eran las 5:00 de la tarde, cuando ella llegó a su casa algo tomada y vio a un grupo de migrantes centroamericanos solos, 6 adultos y 2 menores, viviendo en unas tapias que estaban frente a su casa.
Según ella, ese día, un 2 de enero del 2016, llegó de Chihuahua y había nevado mucho, por lo que invitó a los indocumentados a su casa a refugiarse del frío y a comer algo, sin imaginar que horas más tarde, sería detenida por agentes de la Comisión Estatal de Seguridad.
En su declaración argumenta que los centroamericanos tenían cerca de cuatro días en dichas tapias, luego de que fueran abandonados por "los polleros".
Victoria fue detenida junto a su familia, al ser acusada de trabajar para "Los Aztecas" y dedicarse a pasar migrantes de manera ilegal, por lo que fue llevada a la Procuraduría General de la República, para después ser trasladada a Chihuahua, donde aceptó haber invitado a su casa a las personas provenientes de Honduras y Guatemala.
En un principio, estuvo recluida en el CERESO de Aquiles Serdán, donde permaneció cerca de 8 meses le habían dicho que su condena sería de 70 años de prisión, lo que para ella significaba "la muerte".
Posteriormente, se solicitó que fuera recluida en el CERESO de Ciudad Juárez, lugar en el que su condena bajó a 11 años, para finalmente, mediante oraciones y el trabajo de sus abogados, lograr que bajara a 5 años y 8 meses.
Aunque ha sido difícil, la señora madre ha hecho de todo, desde trabajar como auxiliar de cocina, hasta terminar su primaria y secundaria, además de haber recibido cursos en criminalística y psicología.
Por si eso fuera poco, Victoria ha participado en equipos de basquetbol y fútbol, logrando importantes resultados, como el campeonato estatal femenil de CERESOS, el cual consiguieron en el 2018.
Un día normal inicia a las 5:00 de la mañana, cuando al despertar, ayuda a la limpieza de los módulos o celdas, después a las 9:00 de la mañana se va a trabajar, hasta las 4:30 de la tarde, hora en la que acude a su entrenamiento de fútbol para finalmente, tomar lista y volver a su habitación, a las 6:00 de la tarde.
Sin embargo, extraña a sus hijos de 17, 13, 9, 7 y 5 años de edad, con quienes le gustaría pasar todos sus días, pero ahora, solo se conforma con verlos cada 60 días, ya que no acostumbran asistir al CERESO, porque antes de estar presa, llevaba una vida "acelerada" y se mantenía alejada de ellos.
Las personas que más le han dado palabras de aliento y fuerzas son sus compañeras de cárcel, dos amigos y su padre, quien tiene la esperanza de verla libre en poco tiempo, junto a sus seres queridos.
Pese a todo esto, para ella, fue lo mejor el estar presa, ya que ha cambiado para bien, tanto su carácter, el cual era agresivo, hasta sus ganas de superarse y salir adelante, teniendo como meta terminar su preparatoria y buscar una carrera en computación.
Si logra recuperar su libertad, lo primero que hará, según dijo, será buscar un buen trabajo, un trabajo honrado, para poder sostener a sus hijos y tener "algo que darles".
De hecho, recuerda muy bien y tiene apuntada esa fecha, el 5 de septiembre del 2021, que es cuando termina su condena y logrará abandonar las cuatro paredes que, desde hace más de 3 años, la alejaron de su familia.
Ahora espera que con un milagro y tras haber cumplido casi 3 años y 2 meses tras las rejas, acepten su apelación, para poder salir antes al demostrar su buena conducta, esfuerzo, trabajo y ganas por ser una mejor persona.
Al finalizar la entrevista sonriente prometió saludarnos dentro de poco en las calles de Juárez, para invitarnos a comer unos aguachiles, platillo que es el preferido de Vicky.