Ciudad Juárez, Chihuahua.- Su fe y el amor a sus hijos fueron las principales razones de vida que María Viaña, tuvo para lograr vencer el cáncer de mama, mismo que entró a su cuerpo hace más de 11 años.
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“Lo primero en lo que uno piensa es en la muerte, pensé que me iba a morir e iba a dejar a mis hijos solos y chiquitos”, expresó.
Fue a los 40 años que la señora Viaña se topó de frente con esta enfermedad que en ocasiones puede resultar mortal para muchas mujeres.
Luego de tener a su último hijo, comenzó a sentir una pequeña bolita en su seno izquierdo, por lo que acudió al IMSS para checar que todo estuviera bien, sin embargo, no fue así.
Tras unos estudios que confirmaron lo sospechado, el médico le dio la noticia a María. Le confirmó que efectivamente tenía un tumor maligno en el seno izquierdo.
Explicó que decirle a sus hijos fue de los momentos más difíciles que tuvo que pasar, “uno nunca está preparada para este momento, no sabía cómo hacerlo, se me salieron las lágrimas, como ahorita se me están saliendo, ellos me decían que no jugara, que era una enfermedad muy fea, no me creían”, relató.
Cuando ellos aceptaron la situación por la que estaba pasando su madre, no tardaron ni un momento en hacerla sentir que no enfrentaría de eso sola, debido a que su ex marido la acababa de abandonar.
“Yo sí quería dejarme caer, me acobardé, pero mi hija la mayor me dijo: mamá tienes que salir adelante, todavía tienes dos hijos pequeños por los cuales luchar”, compartió.
A partir de allí, fue cuando inició su proceso de quimioterapias para erradicar el tumor que le estaba quitando la vida.
Durante el transcurso de esta dura batalla, comenzó a quedarse sin cabello, hasta perderlo todo.
Explicó cómo en ocasiones llegó a sentir que no podría más.
“Cuando llegaba a mi casa comenzaba a deponer de lo cansada y sin fuerzas que me dejaban las quimioterapias, al salir siempre le pedía a Dios que me permitiera llegar a mi casa, le decía: en mi casa lo que sea, pero aquí dame la fuerza de voluntad para llegar”, mencionó la madre de familia.
Comentó que hubo días en los que no quería asistir al doctor, ni mucho menos a las quimioterapias, pero al ver el rostro de sus hijos, la hacía seguir luchando.
Pese a las situaciones que le estaba jugando la vida en esos momentos, María nunca dejó de sonreír y contagiar su optimismo a personas que peleaban contra la misma enfermedad.
“Yo siempre bromeaba de mi enfermedad, aunque a veces me sintiera muy mal no dejaba que mi situación fuera motivo para que la gente se sintiera condolida por mí, aunque a veces tuviera que aparentar la fuerza que me faltaba”.
Mostró cómo algunas de sus venas le quedaron “ponchadas”, al grado de no tener dónde inyectarle los medicamentos de las quimioterapias.
“Las últimas veces no me encontraban las venas porque ya no tenía, pero yo les decía que me las pusieran en los pies y no lo hacían que porque dolía mucho, pero yo sabía que no importaba el dolor, ya que no era más fuerte que el de la enfermedad”, dijo.
Tras una cirugía, seis quimioterapias y 25 radiaciones fue que María logró salir de esta enfermedad que comenzaba a arrebatarle la vida, sin tener que perder ninguno de sus senos.
Convirtiéndose en una luchadora y vencedora del cáncer de mama, la señora Viaña comentó que esto para ella significó una segunda oportunidad de vida para poder apreciar y valorar lo que nunca antes había hecho, como el quererse a sí misma.
“Son cosas que nos pone el destino para saber cuánto es que nos queremos y lo capaces que somos de luchar por nosotras mismas”, señaló.
Fue hace cuatro años que un médico le dijo que había quedado libre del cáncer, después de creer que no alcanzaría a librar el tratamiento y que sería ahí donde ella quedaría.
Por último, comentó que a pesar de que los médicos le han dicho que todo está bien, ella no ha dejado de checarse y seguir yendo a consulta.
“Gracias a Dios aguanté todo, y aquí estoy… con mis hijos, dándoles lata todavía, amo más la vida y sobre todo a mis hijos”, puntualizó entre risas.