Villa Ahumada.- Cuando aún no había escuela, ni siquiera preocupación de los adultos porque los niños aprendieran a leer y escribir, una mujer, nativa de Chihuahua Capital se convierte en la primera maestra de Villa Ahumada.
Coria el año 1905, cuando la población no rebasaba las trescientas personas, Vicentita Gómez, de apenas 15 años llega a la tierra que la reconocería como “La madre de la educación en Villa Ahumada”.
Cuando Vicentita arribó a Villa Ahumada, se reunió con Juan Luyando, quien era el jefe municipal para presentarse y solicitar un espacio para enseñar a los niños; don Juan convocó a los vecinos para que alguien prestara un cuarto para que se abriese la escuela.
En ese entonces, toda la población vivía cerca de la estación de ferrocarril.
Nicolás Ortiz, se ofreció a prestar un espacio, pero en lo que hoy sería la periferia, muy cerca de las labores, (agricultura).
La escuela inicio con 34 alumnos (32 niñas y sólo 2 varones), Entre otros, asistieron a la escuela, Francisco Salgado y las damitas Librada Salgado, Petra Ortiz, Refugio Carrillo, Elisa y Guadalupe Domínguez, Lucía Ruiz, Carmen Alvarado, Jesusita Martínez y Eustacia Domínguez.
En ese mismo año, el 28 de junio se conformó lo que sería ahora la primera sociedad de padres de familia de la escuela número 36 (hoy escuela primaria estatal 37, Miguel Ahumada).
En esa primera reunión de padres, se recabaron 22 pesos que servirían para dar a Vicentita una compensación.
Llegó la Revolución en 1910, pero Vicentita continuó y, a pesar de los saqueos de los revolucionarios, la escuela fue respetada por la férrea personalidad de Vicentita.
Con la revolución, los problemas económicos aparecieron y la insigne maestra pasó varios meses sin salario alguno, hasta que fue cambiada de adscripción a Chihuahua capital, pero la presión de los padres a las autoridades permitió el regreso de Vicentita y, ya nunca salió.
Fue protagonista de la colocación de la primera piedra de lo que hoy es la escuela Miguel Ahumada 37, el 14 de marzo de 1910, ella pronunció el primer discurso.
En 1913 se desposó con Federico Rodríguez Torresdey.
Cuando ya no pudo asistir a la escuela (no hay fecha), Vicentita continuó en su casa impartiendo clases de bellas artes, pintura y decoración, poesía, corte.
Tuvo un hijo, llamado Federico.
De la muerte de Vicentita y de su hijo no se tienen detalles, de su esposos se desconoce, toda vez que murió en 1965.
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