/ miércoles 1 de julio de 2020

Cuba reactiva huertos por crisis alimentaria

El embargo de EU y la recesión de Venezuela impiden la llegada de comida del exterior

LA HABANA. En el patio de un templo perteneciente a la hermandad religiosa afrocubana abakua en La Habana, Nelson Piloto está arando la tierra para plantar pimientos y yuca para afrontar la crisis alimentaria de Cuba ante la pandemia de Covid-19.

Piloto, de 40 años, está respondiendo al llamado del gobierno para que produzcan más su propia comida, incluso en grandes ciudades, en cualquier espacio, desde patios traseros hasta balcones.

Cerca de dos ceibas gigantes, que muchos consideran árboles sagrados en Cuba, el templo generalmente resuena con ceremonias que incluyen tambores, sacrificios de animales y bailes. Pero ahora está vacío porque las restricciones por el coronavirus impiden las reuniones.

"Estoy aprovechando al máximo la tierra", dijo Piloto, sujetando su azada. La seguridad alimentaria ha llegado a la cima de la agenda nacional en Cuba, con innumerables titulares en los diarios y mesas redondas televisadas dedicadas al tema.

La isla caribeña importa alrededor de dos tercios de los alimentos que consume a un costo promedio de dos mil millones de dólares anuales, además de suministros agrícolas claves como fertilizantes, maquinaria y alimentos para animales.

Sin embargo, ha reducido drásticamente las importaciones en los últimos años a medida que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha endurecido el embargo comercial de Washington, lo que se suma a una menor ayuda de Venezuela como consecuencia de la propia crisis económica que enfrenta.

Las familias cubanas aprovechan todos los espacios para cultivar / Reuters

Eso condujo a una escasez de alimentos importados y luego a caídas en la producción agrícola nacional. La producción de arroz, tomate y la carne de cerdo, entre otros, cayó en 2019, 18, 13 y ocho por ciento, respectivamente, según datos publicados por el gobierno este mes.

La pandemia de coronavirus, que ha paralizado al sector turístico, clave para el país, ha exacerbado la situación. "Hoy, los cubanos tenemos dos grandes preocupaciones, la enfermedad de Covid-19 y la comida, las dos matan, y nos inunda la escasez", dijo Yanet Montes al salir de un mercado agrícola en La Habana.

La mujer de 51 años, al igual que otros clientes, dijo que la disponibilidad de alimentos en mercados estatales estaba disminuyendo, además de las largas filas que comienzan a formarse al amanecer cuando llegan los productos.

LECCIONES DEL PASADO

Las autoridades han hecho un llamamiento a los cubanos para paliar la crisis volviendo a implementar las lecciones que aprendieron durante la depresión económica en la década de 1990, tras la caída de la Unión Soviética.

Los departamentos de planificación están este año explorando áreas para expandir la agricultura orgánica urbana y suburbana a pequeña escala. Cuba se convirtió en pionera en este campo en la década de 1990, desarrollando técnicas como humus de lombriz para mejorar el suelo y el uso de bioplaguicidas para reemplazar las importaciones.

La Habana ahora produce 18 por ciento de los productos agrícolas que consume, según los medios estatales. Despertar al amanecer al grito de los gallos no es raro, incluso en el centro de la ciudad.

Miembros del Partido Comunista están participando en algunas provincias del país caribeño para ayudar y realizar trabajo voluntario en los campos.


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LA HABANA. En el patio de un templo perteneciente a la hermandad religiosa afrocubana abakua en La Habana, Nelson Piloto está arando la tierra para plantar pimientos y yuca para afrontar la crisis alimentaria de Cuba ante la pandemia de Covid-19.

Piloto, de 40 años, está respondiendo al llamado del gobierno para que produzcan más su propia comida, incluso en grandes ciudades, en cualquier espacio, desde patios traseros hasta balcones.

Cerca de dos ceibas gigantes, que muchos consideran árboles sagrados en Cuba, el templo generalmente resuena con ceremonias que incluyen tambores, sacrificios de animales y bailes. Pero ahora está vacío porque las restricciones por el coronavirus impiden las reuniones.

"Estoy aprovechando al máximo la tierra", dijo Piloto, sujetando su azada. La seguridad alimentaria ha llegado a la cima de la agenda nacional en Cuba, con innumerables titulares en los diarios y mesas redondas televisadas dedicadas al tema.

La isla caribeña importa alrededor de dos tercios de los alimentos que consume a un costo promedio de dos mil millones de dólares anuales, además de suministros agrícolas claves como fertilizantes, maquinaria y alimentos para animales.

Sin embargo, ha reducido drásticamente las importaciones en los últimos años a medida que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha endurecido el embargo comercial de Washington, lo que se suma a una menor ayuda de Venezuela como consecuencia de la propia crisis económica que enfrenta.

Las familias cubanas aprovechan todos los espacios para cultivar / Reuters

Eso condujo a una escasez de alimentos importados y luego a caídas en la producción agrícola nacional. La producción de arroz, tomate y la carne de cerdo, entre otros, cayó en 2019, 18, 13 y ocho por ciento, respectivamente, según datos publicados por el gobierno este mes.

La pandemia de coronavirus, que ha paralizado al sector turístico, clave para el país, ha exacerbado la situación. "Hoy, los cubanos tenemos dos grandes preocupaciones, la enfermedad de Covid-19 y la comida, las dos matan, y nos inunda la escasez", dijo Yanet Montes al salir de un mercado agrícola en La Habana.

La mujer de 51 años, al igual que otros clientes, dijo que la disponibilidad de alimentos en mercados estatales estaba disminuyendo, además de las largas filas que comienzan a formarse al amanecer cuando llegan los productos.

LECCIONES DEL PASADO

Las autoridades han hecho un llamamiento a los cubanos para paliar la crisis volviendo a implementar las lecciones que aprendieron durante la depresión económica en la década de 1990, tras la caída de la Unión Soviética.

Los departamentos de planificación están este año explorando áreas para expandir la agricultura orgánica urbana y suburbana a pequeña escala. Cuba se convirtió en pionera en este campo en la década de 1990, desarrollando técnicas como humus de lombriz para mejorar el suelo y el uso de bioplaguicidas para reemplazar las importaciones.

La Habana ahora produce 18 por ciento de los productos agrícolas que consume, según los medios estatales. Despertar al amanecer al grito de los gallos no es raro, incluso en el centro de la ciudad.

Miembros del Partido Comunista están participando en algunas provincias del país caribeño para ayudar y realizar trabajo voluntario en los campos.


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