En trabajos anteriores he dejado sobre la mesa el tema del Golpe Blando.

Un manual para la desestabilización de un gobierno, que comienza principalmente con la descalificación sistemática del mandatario a través de los medios.

Método creado por Gene Sharp, filósofo, político, profesor, politólogo y escritor estadounidense, recientemente fallecido, cuya estrategia implica el descarrilamiento de un gobierno, mediante la difusión de campañas y mensajes en los medios de comunicación y las redes sociales, la organización de grupos opositores y la promoción de movilizaciones de protesta; la provocación a la autoridad, la propagación de noticias falsas y rumores, hasta crear una falsa imagen negativa.

Éstas, y otras maniobras, se ponen en marcha en México, para deslegitimar primero e intentar después, derrocar al gobierno de la 4T, en una acción similar a lo que ha sucedido en la última década en otros países latinoamericanos, como Honduras, Argentina o Brasil.

Desde el primer día de su mandato, descubrimos esa intención.

Y a lo largo de once meses, las voces del ultraconservadurismo, se van haciendo cada vez más estruendosas en esta guerra mediática.

El presidente Andrés Manuel López Obrador, defiende muy bien su plan de gobierno. Su proyecto de nación.

Pese a que sistemáticamente se le critica por una supuesta falta de resultados, la gran mayoría de los mexicanos lo apoya y le quita credibilidad a los enemigos de la nación.

Frases como:

"Estoy arrepentido de haber votado por López Obrador, porque su gobierno es sistemáticamente autoritario, destructivo e inepto." No hacen mella en el subconsciente popular, pues los de abajo, la perrada, los siempre desprotegidos, que por cierto, son la enorme mayoría de los mexicanos, han recibido la ayuda directa del gobierno federal, sin la intermediación de los coyotes que antes se quedaban con el dinero de los programas sociales.

Eso pesa más que las descalificaciones de Diego Fernández de Cevallos, Enrique Krauze, Javier Lozano, Marko Cortés, Claudio X González, y otras voces de la oligarquía nacional, quienes tildan al presidente López Obrador como inepto, estúpido y loco.

Insistir a cada instante, primero en procurarle ayuda siquiátrica, hasta convencer a la gente que carece de sus facultades mentales, parece ser la nueva embestida de sus adversarios. Lo de dictador no les funcionó. Aunque de vez en cuando lo usan para que el golpe sea más aterrador.

Su lucha no es sencilla.

El acoso de los medios comprados por la autarquía del poder económico, las voces de los ricos que perdieron sus canonjías para seguirse enriqueciendo; unidos en este proyecto, los ex presidentes Fox y Calderón en una supuesta campaña nacionalista contra el "autoritario" gobierno de López Obrador, y teniendo como cómplices a instituciones financieras internacionales, amén de las voces críticas de senadores republicanos norteamericanos como: Hawley, Lankford, Graham, Cotton... que critican al gobierno mexicano, como parte de esta estrategia del "golpe suave", son un bloque muy pesado a vencer.

La segunda parte de esta andanada mediática será la de llenar de sangre las calles de México.

El clima es propicio.

Con todo el dinero del mundo, nada les cuesta a los enemigos de AMLO, armar a delincuentes para causar terror y caos. Y achacarle al presidente el crecimiento de la violencia por no imponerse a la fuerza.

Y si el gobierno lo hiciera como ellos dicen debería de ser. Lo acusarían de represor.

Está estrategia les ha venido funcionando mejor.

Ya promueven una nota: «México entre los primeros 10 países del mundo con un peor índice en seguridad».

Esto producirá una variable en la evolución moderna de la guerra.

Porque esto es una guerra.

La conflagración bélica de hoy, implica encanillar a la población civil para causar el efecto desestabilizador.

Lo que obligará al Estado Mexicano a usar tácticas antiterroristas de acciones "invisibles" de exterminio directo.

Confrontación a la que llamaré, la GUERRILLA IN VENTREM.

Tema que trataré en el siguiente capítulo de esta terrífica y estrujante historia.

Mientras esto ocurre, no estaría de más darle una repasada a las notas de Antonio Gramsci, sobre el tema de la superestructura.

Y fundar un equipo de pensadores que contrarreste el embate mediático.

Hasta que los gobernantes de las entidades del país dejen de lado la tibieza que los caracteriza y ayuden a su presidente a sacar a flote la nación.