/ jueves 22 de diciembre de 2022

Fuera de Agenda | El expediente Cienfuegos 

Más que una ruptura en la cúpula militar, como aseguraban algunas fuentes del Ejército que sucedió tras la detención en Estados Unidos en octubre del 2020 del general Salvador Cienfuegos Zepeda, lo que en realidad ocurrió fue un vacío de información que generó confusión y abrió la puerta a rumores de toda índole. Los primeros días tras el arresto fueron clave para aclarar lo ocurrido. Se ordenó a jefes y oficiales en todo el país, evitar que sus subordinados hablaran del caso. Incluso el propio presidente de la república reculó de sus primeras declaraciones y condenó el hecho.

Tras la liberación del general un mes después, la DEA entregó al gobierno mexicano 748 fojas de lo que la Sedena llamó “pruebas clave recabadas para acusar al ex secretario de la Defensa Nacional”, compuestas según una carta del jefe de la agencia, por “comunicaciones interceptadas, decomisos físicos de drogas, y testigos cooperantes”. Sin embargo la DEA sólo entregó copias de las comunicaciones interceptadas que eran mensajes de texto, y dejó fuera los dos apartados restantes.

Entre los documentos hackeados por el grupo Guacamaya, se encuentra un análisis de las “pruebas” contra Cienfuegos, entregadas al gobierno mexicano y que sirvieron de base para la exoneración posterior que hizo la Fiscalía General de la República del ex secretario. Las copias de las comunicaciones interceptadas no son capturas de pantalla sino fotografías de teléfonos, dice el documento, se trata de conversaciones registradas vía Blackberry que permiten ver la hora del sistema receptor y “la hora real de la conversación que registra el teléfono”.

El análisis de la Sedena se basó en una versión estenográfica que realizaron “para un mayor entendimiento de los mensajes de texto interceptados”, el cual abarca un periodo de 401 días que van del 9 de diciembre del 2015 al 11 de enero de 2017, de los cuales hay comunicación solo en 58 de ellos entre 22 usuarios . Llama la atención que aparecen 93 conversaciones repetidas registradas el 9 de diciembre de 2015; y de 171 imágenes, 131 son fotos de mensajes de texto de pantallas de celulares.

El análisis comprende una tabla comparativa de textos entre los 22 usuarios cuyo objetivo fue “identificar las coincidencias de redacción, errores ortográficos y gramaticales” para detectar si un mismo actor se hizo pasar por uno o más usuarios. Se trazó una línea de tiempo para “aclarar información relevante que no coincide con los supuestos eventos narrados en las conversaciones realizadas” a través de los mensajes de texto. Se desarrolló una “matriz comparativa” de 21 datos relevantes que no coinciden con información de las conversaciones, es decir, “los datos no concuerdan con las personas, eventos, tiempo y espacios registrados en fuentes oficiales y abiertas”. Incluye también una “red de vínculos” para identificar a los actores principales mencionados en las conversaciones y “aclarar las supuestas relaciones”. Y finalmente se realizó una “una síntesis informativa sobre los procedimientos de actuación”, del grupo conocido como “Cartel de los Beltrán Leyva”, para comparar datos sobre la forma de operar de la célula delictiva que encabezó Francisco Patrón Sánchez, alias “H2”, que según tuvo relación con el general Cienfuegos.

¿De todo esto qué fue lo que se encontró?

@velediaz424

Más que una ruptura en la cúpula militar, como aseguraban algunas fuentes del Ejército que sucedió tras la detención en Estados Unidos en octubre del 2020 del general Salvador Cienfuegos Zepeda, lo que en realidad ocurrió fue un vacío de información que generó confusión y abrió la puerta a rumores de toda índole. Los primeros días tras el arresto fueron clave para aclarar lo ocurrido. Se ordenó a jefes y oficiales en todo el país, evitar que sus subordinados hablaran del caso. Incluso el propio presidente de la república reculó de sus primeras declaraciones y condenó el hecho.

Tras la liberación del general un mes después, la DEA entregó al gobierno mexicano 748 fojas de lo que la Sedena llamó “pruebas clave recabadas para acusar al ex secretario de la Defensa Nacional”, compuestas según una carta del jefe de la agencia, por “comunicaciones interceptadas, decomisos físicos de drogas, y testigos cooperantes”. Sin embargo la DEA sólo entregó copias de las comunicaciones interceptadas que eran mensajes de texto, y dejó fuera los dos apartados restantes.

Entre los documentos hackeados por el grupo Guacamaya, se encuentra un análisis de las “pruebas” contra Cienfuegos, entregadas al gobierno mexicano y que sirvieron de base para la exoneración posterior que hizo la Fiscalía General de la República del ex secretario. Las copias de las comunicaciones interceptadas no son capturas de pantalla sino fotografías de teléfonos, dice el documento, se trata de conversaciones registradas vía Blackberry que permiten ver la hora del sistema receptor y “la hora real de la conversación que registra el teléfono”.

El análisis de la Sedena se basó en una versión estenográfica que realizaron “para un mayor entendimiento de los mensajes de texto interceptados”, el cual abarca un periodo de 401 días que van del 9 de diciembre del 2015 al 11 de enero de 2017, de los cuales hay comunicación solo en 58 de ellos entre 22 usuarios . Llama la atención que aparecen 93 conversaciones repetidas registradas el 9 de diciembre de 2015; y de 171 imágenes, 131 son fotos de mensajes de texto de pantallas de celulares.

El análisis comprende una tabla comparativa de textos entre los 22 usuarios cuyo objetivo fue “identificar las coincidencias de redacción, errores ortográficos y gramaticales” para detectar si un mismo actor se hizo pasar por uno o más usuarios. Se trazó una línea de tiempo para “aclarar información relevante que no coincide con los supuestos eventos narrados en las conversaciones realizadas” a través de los mensajes de texto. Se desarrolló una “matriz comparativa” de 21 datos relevantes que no coinciden con información de las conversaciones, es decir, “los datos no concuerdan con las personas, eventos, tiempo y espacios registrados en fuentes oficiales y abiertas”. Incluye también una “red de vínculos” para identificar a los actores principales mencionados en las conversaciones y “aclarar las supuestas relaciones”. Y finalmente se realizó una “una síntesis informativa sobre los procedimientos de actuación”, del grupo conocido como “Cartel de los Beltrán Leyva”, para comparar datos sobre la forma de operar de la célula delictiva que encabezó Francisco Patrón Sánchez, alias “H2”, que según tuvo relación con el general Cienfuegos.

¿De todo esto qué fue lo que se encontró?

@velediaz424