-La impunidad de los criminales
-Irresponsabilidad de gobernantes
-Corral se deslinda de investigaciones
Los trágicos episodios de inseguridad que se han vivido en los últimos días, primero en Culiacán, luego en los límites de Chihuahua y Sonora con la masacre de las familias LeBaron, y ahora con el desbocamiento de la violencia en Ciudad Juárez, con incendios de camiones en donde resultaron inocentes quemados y decenas de homicidios dolosos, deja claro como la impunidad y la permisividad se adueñan del estado de derecho.
Tal parece que la inseguridad se desbordó a raíz del ‘culiacanaso’ en donde el mensaje del presidente Andrés Manuel López Obrador al crimen organizado no fue el correcto, esa historia ya todos la conocemos.
Lo que sucedió, en especial en las últimas horas en Juárez, es indignante y hasta vergonzosa la actitud de López Obrador con sus obtusas respuestas de que él “no hará una guerra”, porque los grupos facciosos de las mafias se aprovechan de la situación para cometer todo tipo de crímenes, porque saben que bajo las circunstancias actuales no habrá castigo alguno.
Los mexicanos no quieren una guerra, los millones de ciudadanos solo exigen al Presidente de la República cumpla su palabra de hacer valer la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos y con ello garantizar la seguridad de los gobernados.
A estas alturas de gestión de la 4T no habrá algún asesor que pueda cambiarle el “chip” a Andrés Manuel López Obrador y le haga entender que, su principal compromiso es asegurar la tranquilidad y seguridad de las familias mexicanas. En esa medida se legitimará ante los mexicanos.
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Pero no sólo el presidente de la república, Andrés Manuel López Obrador tiene la obligación de garantizar la seguridad pública, el gobernador del Estado tiene una gran responsabilidad. Su actitud resulta irresponsable y frívola, así se ha visto desde que tomó las riendas del estado y resalta cuando pasan este tipo de hechos.
Todos los responsables de la seguridad como el fiscal César Augusto Peniche, los fiscales de zona, los jefes policiacos, las mesas de seguridad para la construcción de la paz y todas las estrategias hasta ahora diseñadas caen en un solo costal con un denominador común: fracaso total. Acaso todos estos obligados están esperando que la sociedad civil organizada les haga la tarea completa.
El alcalde Armando Cabada también tiene responsabilidad de la inseguridad que poco a poco crece en la frontera, pero primero tendrá que poner orden al interior de la policía municipal, en donde la llegada el comisario Raúl Ávila trajo la discordia y la división interna de los mandos y la tropa.
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Parece que hay prisa de parte de la Fiscalía del Estado, por echarle la culpa a un grupo específico, de la masacre de nueve inocentes de la familia LeBarón. Desde el primer momento, el titular de la dependencia, César Augusto Peniche Espejel ha acusado a los integrantes del Cártel de Sinaloa, de ser los responsables de la agresión. Afirma que fueron “Los Jaguares”. No obstante, la versión de la autoridad federal se contrapone, ya que, al investigar, señalan a la Línea.
Lo que ha hecho por su parte el gobernador es deslindarse de la responsabilidad de las investigaciones, así que más llama la atención el interés de Peniche por lanzar una imputación, cuando se supone que ni siquiera están investigando, así que algunos creen que lo que hace es desviar la atención de las cosas.
Uno de los jefes del Estado Mayor de la Secretaría de la Defensa, el general Homero Mendoza, sostiene que los presuntos responsables de la masacre fueron los de ‘La Línea’, según la información preliminar.
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La violencia que arreció en los últimos días aquí en Juárez llegó a la presidencia municipal, luego de que un empleado de Obras Públicas del municipio fue asesinado el pasado martes en la colonia Salvárcar junto con un trabajador de una empresa proveedora de servicios.
Ambos hombres fueron ejecutados a tiros y el auto en el que viajaban fue incendiado por los presuntos asesinos. El empleado municipal fue identificado como José Durán y era operador de maquinaria. Los dos trabajadores esperaban a sus jefes para recibir instrucciones del trabajo del día, pero no alcanzaron a recibir la orden.
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Según la invitación que promueve el regidor Enrique Torres, para que asistan a la ciclovía que se hará el próximo domingo, van 680 personas que han confirmado su asistencia.
Se supone que la gente que tiene bicicleta puede pedalear en cualquier parque, sin embargo, están dispuestos a desplazarse más lejos, por alguna razón. La verdad es que es poca la gente que hace uso de las áreas verdes –recreativas, para llamarlas más propiamente- en las diferentes zonas de la ciudad, lo cual es de llamar la atención.
Así que prefieren gastar gasolina o moverse más lejos de sus domicilios, a quedarse ahí cerca de sus casas. La respuesta tal vez tenga que ver con la inseguridad, con el miedo a salir a sitios donde no hay vigilancia o no se tiene la confianza de que podrán andar sin que los asalten o los molesten otro tipo de delincuentes.
Tal vez sea buena la idea de organizar ciclovías en calles reconocidas, pero también sería interesante que, en los parques de las diferentes colonias, se programaran estos llamados, para que la gente se apropie de sus comunidades, en lugar de ir a apropiarse de arterias viales que sólo estarán disponibles unas horas una vez al año. Lo bueno es que ya se empezó, pero hay que seguirle, ampliar el panorama.
