Emilio Rabasa Estebanell: político y escritor chiapaneco, a 95 años de su fallecimiento
Su pensamiento sigue vigente a través de su vasta obra literaria y académica
Connie Ramírez / Diario del Sur
A 95 años de su muerte, se recuerda la figura de Emilio Rabasa Estebanell (1856-1930), destacado abogado, político, diplomático y escritor originario de Ocozocuautla de Espinosa, Chiapas, cuyo legado sigue vigente en la vida jurídica y literaria de México.
Nacido el 22 de mayo de 1856, Rabasa inició su formación académica bajo la guía de sus padres, para luego trasladarse a los 12 años a Oaxaca, donde concluyó sus estudios de Derecho en el Instituto de Ciencias y Artes en 1878. Su pasión por la literatura se manifestó desde joven, cuando a los 16 años vio publicada una oda suya en un periódico local.
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Su estilo vocal, suave pero firme, lleno de melancolía y dulzura, la diferenciaba de otras cantantes de la época
Su trayectoria fue multifacética. Inició su carrera política como diputado local en Chiapas y posteriormente ocupó cargos como juez civil, secretario del gobernador y director del Instituto del Estado. En 1891 asumió la gubernatura de Chiapas, desde donde impulsó la educación, fundando la Escuela Industrial en 1893, antecedente del actual Instituto de Ciencias y Artes de Chiapas, además de promover escuelas para pueblos indígenas.
En el ámbito nacional, Rabasa se trasladó a la Ciudad de México, donde se desempeñó como defensor de oficio, agente del Ministerio Público y catedrático de economía política. También fue cofundador del diario El Universal, en el que escribía bajo el seudónimo de Pío Gil. Como jurista, dejó una huella imborrable: fue catedrático de Derecho Constitucional en la Escuela Nacional de Jurisprudencia y en la Escuela Libre de Derecho, institución que llegó a dirigir como rector en 1929.
Su obra escrita incluye novelas y textos jurídicos fundamentales, como La bola, La gran ciencia, El cuarto poder y Moneda falsa, así como estudios como El artículo 14 (1906), La Constitución y la dictadura (1912), El juicio constitucional (1919) y La evolución histórica de México (1920). Su novela La Guerra de Tres Años fue publicada póstumamente en 1931.
A nivel internacional, representó al gobierno de Victoriano Huerta en las Conferencias de Niagara Falls en 1914 y vivió seis años en Nueva York. Fue miembro correspondiente de las Reales Academias Española y de Jurisprudencia y parte activa de grupos científicos y literarios.
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Destacó por su compromiso social, su estilo auténtico y su profundo vínculo con el pueblo
En 1908 fue nombrado miembro de número de la Academia Mexicana de la Lengua, asignado a la silla I, aunque no llegó a ocuparla formalmente. Falleció el 25 de abril de 1930 en la Ciudad de México, dejando una herencia intelectual que aún inspira a juristas y escritores. Uno de sus nietos, Emilio Óscar Rabasa, también destacaría como político y diplomático.
Emilio Rabasa Estebanell es recordado como una de las mentes más brillantes del México de su tiempo, cuya vida estuvo guiada por la convicción de que la educación y el conocimiento son herramientas fundamentales para el desarrollo de una nación.