El Valle del Maíz se viste de fe, flores e incienso para celebrar a la Santa Cruz
Como cada 3 de mayo, el barrio del Valle del Maíz en San Miguel de Allende se llenó de rezos, música y fervor. Albañiles y devotos caminaron con sus cruces hasta el templo para recibir la bendición y agradecer a la Santa Cruz por la protección en su trabajo diario

Andrés Téllez
SAN MIGUEL DE ALLENDE, Gto.— Como cada 3 de mayo, el Valle del Maíz amaneció con el alma encendida de pólvora, fe y tradición. Desde tempranas horas, el aire se impregnó del aroma del incienso y el eco de los cohetes anunció lo que el corazón del pueblo ya sabía: era día de fiesta, día de honrar a la Santa Cruz
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San Miguel de Allende se prepara para una de sus fiestas más tradicionales: el Día de la Santa Cruz
Este 3 de mayo, barrios emblemáticos de San Miguel de Allende como el Valle del Maíz y El Chorro celebran el Día de la Santa Cruz con procesiones, misas, danzas tradicionales y rituales ancestralesA las nueve de la mañana, albañiles y devotos comenzaron a reunirse frente a la Santa Cruz de las Ánimas, en la salida real a Querétaro. Ahí, entre rezos, estandartes y cruces meticulosamente adornadas con flores, listones y papel de colores, se dio inicio a una caminata llena de simbolismo. El recorrido por el callejón del Valle del Maíz hasta llegar al templo de la Santa Cruz fue acompañado por cánticos, música de banda y la certeza de que esta celebración va más allá de una tradición: es una forma de vida.

En el templo, las cruces fueron bendecidas una a una por el sacerdote, quien luego presidió la eucaristía al aire libre, frente al atrio. Con palabras cálidas y sencillas, dirigió su sermón a los presentes, muchos de ellos trabajadores de la construcción que, cruz al hombro, buscaban protección divina para sus labores.
“La cruz no es un signo de tortura o muerte sino de vida. Porque Jesús subió a la cruz por amor para salvarnos, y por eso venimos hoy a celebrarla.”Expresó el padre
Habló también de los gestos cotidianos que llevan la cruz a lo más íntimo de nuestra existencia: “Cuando nos persignamos, hacemos tres cruces. Una en la frente, para tener buenos pensamientos; otra en la boca, para hablar con verdad y bondad; y una más en el pecho, para tener buenos sentimientos.”
Las palabras resonaron con fuerza entre los asistentes, que escuchaban atentos, algunos con lágrimas en los ojos, otros con una serena sonrisa. El padre concluyó con una bendición profunda: “Que Dios los cuide en su trabajo, los libre de accidentes, les dé sustento y les proteja lo que ganan con el sudor de su frente.”

La devoción no fue exclusiva del Valle del Maíz. En otros templos de San Miguel de Allende también se llevaron a cabo misas y bendiciones de cruces, donde albañiles, familias y comunidades enteras se reunieron para agradecer, pedir y compartir esta tradición que une a la ciudad en un mismo espíritu de fe.
Así, entre pólvora, flores, incienso, música de banda, mariachi y esperanza, San Miguel volvió a vestirse de espiritualidad para honrar a la Santa Cruz. Y en cada cruz levantada al cielo, quedó sembrado el deseo de protección, gratitud y fortaleza para quienes día con día construyen el mundo con sus propias manos.

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Con rezos, cantos y profundas muestras de fe, la comunidad mantuvo viva una de las tradiciones religiosas más arraigadas de San Miguel de AllendeMaximino Ortiz comentó que tiene haciendo la festividad de la Santa Cruz este día 3 de mayo desde 1994, donde indicó que para ellos, en el barrio de la Santa Cruz, es parte de la salvación, porque Jesús fue quien dio su vida, y para ellos —indicó— es la salvación y tener mucha fe. Además, estas costumbres de pueblos originarios tienen siglos, pero aseguró que desde niño ha servido al Santo Madero.