Una noche de cantina con el cantante Walter Esaú en Morelia
El músico originario de la capital michoacana presentó su último disco “Cantante” este viernes en el teatro Stella Inda
Gabriela Serralde / El Sol de Morelia
Morelia, Michoacán.- “Dicen que soy muy bueno en lo que hago, muy certero cuando hablo, soy un disparo…”. Walter Esaú combina con el espeso color negro de la noche del seis de diciembre. El público en el Stella Inda le chifla y aplaude, mientras él, sobre el escenario, en medio de una pequeña cantina, se presenta: “Soy El Cantante”.
El músico moreliano que creció en la colonia Industrial y firmó con Universal Music lleva puesto un pantalón acampanado, botas, chamarra de cuero, lentes. Todo de negro. Como haciendo referencia a quien fue hace unos años: “Negro”. Dice que su nuevo disco “Cantante” es un experimento. Corridos tumbados. Amor. Nostalgia. Recuerdos.
Sobres!: “Esa sí me duele caón”
En el teatro no se puede beber alcohol, pero Walter Esaú monta una cantina en el escenario. Detrás de él, todo un ensamble: instrumentos de cuerda, viento, percusión. También papel picado, una mesa de metal, vasos rojos, imágenes de la virgen de Guadalupe. Un rollo muy mexicano. Suena la primera nota de “Sobres!”, la segunda canción que interpreta en la noche y suelta casi en un susurro: “Esa sí me duele caón”.
Luego, da paso a su primer invitado: “El señor Axel Catalán, bienvenido a la cantina El Cantante”. El también moreliano que ha compartido con Walter el escenario muchas veces, se sube a la tarima con una vestimenta muy a su estilo. Un pantalón gris, una cadenita, playera sin mangas y zapatos negros. “Qué tranza, pandilla” y luego: “Este deporte que practico de no creer en mí y la mala costumbre de poner tus esperanzas sobre mí...”.
Le sigue “Pensarás que ya olvidé”, un tema que le dedica a su tío Antonio hasta el cielo. Luego canta “Un jardín sin flores”. “Vamos a hacer un desvergue aunque estemos en el teatro”, espeta mientras en penumbra se alcanza a ver a un chico de cabello largo con una playera de Metálica, que se levanta de su asiento, sacude los brazos en el aire y corea la canción.
Hoy sé, “una de mis favoritas”
Se escurren los minutos en el Stella Inda. Walter interpreta “Hoy sé”. Comenta que es una de sus favoritas. “Hoy se que el pasado no se entierra con la pala, difícil sera arrancar la hierba mala que hay en mí (…) Hoy sé que lo más bello está en la punta de los cerros…”. A mitad de la canción se quita por primera vez los lentes oscuros. Después canta “Hasta el hielo vuelve a ser agua”. Suelta el micrófono y dirige la mirada hacia el techo.
En el momento de “Que equivocada estás”, Esaú invita a dos personas del público a subir al escenario. “Este es el momento de la cantina”, refiere y conforme avanza la canción un algunas parejas se levantan para bailar. Después le sigue “Privilegio” y luego sube a la tarima su segundo invitado: Saúl Fimbres con quien comparte “Grillo”.
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Los recuerdos
El lugar se cubre de una luz azul tenue y se escuchan las notas de “Bajar avión”, uno de sus primeros éxitos, cuando tocaba en pequeños sitios donde ya casi nadie cabía y todavía se hacía llamar “Negro”: “Seguido voy perdiendo el tiempo, perdiendo toda la razón, mis palabras han perdido su valor. Seguido voy perdiendo tiempo, por no saber bajar avión, así perdí algunos amigos, hoy les pido perdón”.
En la lista incluye: “Milagrito de plata”, “Quiero”, “Del cielo al suelo”, “Si no eres tú” (tema dedicado a sus perritos), “Mentiroso”… Casi al filo de las diez de la noche llama a su último invitado: el rapero, también moreliano, Cuauh, con su peinado exótico, vestido de negro, con quien canta “Cráneos de bronce”.
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El tiempo se acaba, pero antes Negro le pide al público que se levante. La guitarra hace lo suyo. “Perdona si algún día no te defendí, hablé más de la cuenta y en problemas yo te metí (…) pero sabes, me quito el taco de la boca y te lo doy a ti, una caguama siempre se puede dividir”. Walter se baja del escenario. Los de la primera fila se acercan y bailan con él. El moreliano se despide oficialmente con una canción que los asistentes aclaman: “El último recuerdo”. El show termina. La cantina cierra.
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