Albañiles hacen “obras de arte” entre peligros y precariedad

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Javier Zambrano

El trabajo de un albañil es una labor mal valorada y poco reconocida, marcada por constantes riesgos como caídas, lesiones musculares, cortaduras, exposición al polvo y al sol, así como accidentes con herramientas o electricidad. A esto se suman las condiciones precarias en las que se desempeñan, como informalidad, salarios bajos y falta de prestaciones.

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El Sol de Puebla le da voz a todos aquellos que dedican su vida a este oficio en el Día del Albañil, que se celebra cada 3 de mayo; una fecha para reconocer su esfuerzo y sacrificio.

Para Edgar García Castillo, con 35 años y más de la mitad de su vida en la construcción, ser albañil no es solo un trabajo, es una forma de hacer y plasmar arte.

Veo mi trabajo como una obra de arte, pues siempre he dicho que somos escultores de un oficio que no cualquiera puede estar de este lado y construir cosas con materiales (…), me da mucha satisfacción ver el trabajo terminado y que a la gente le gusteMencionó.

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Para él, en su día a día deben aportar ideas y sus conocimientos en construcción, materiales, técnicas de acabado, estructura y hasta instalación eléctrica o hidráulica, para lograr los objetivos del proyecto, además deben de ser creativos, innovadores e incluso inteligentes para resolver problemas durante el proceso.

Nos toca darle forma a lo que los clientes quieren. Para esto, no solo se requiere fuerza, sino ser muy creativo y usar la inteligencia que vamos adquiriendo con el tiempoAgregó

También reconoció que el trabajo implica una gran responsabilidad, ya que un error en la construcción puede tener consecuencias graves. “No es solo hacerlo bonito, hay que hacerlo bien. Si algo se hace mal, se puede caer, puede fallar, y eso pone en riesgo a quienes lo van a habitar”, advirtió.

Ese compromiso con su labor no solo se refleja en sus palabras, sino también en sus tradiciones. Con todo el cariño y respeto que le tiene a su profesión, Edgar elaboró una cruz de madera para conmemorar el 3 de mayo, Día de la Santa Cruz y de los albañiles, una fecha profundamente significativa para él, pues cree que ese símbolo lo protege y bendice en cada jornada de trabajo.

Riesgos constantes y malas condiciones

Pese a lo anterior, Naúm García Castillo, de 23 años, quien empezó a trabajar en obras a los 16, dijo que su labor los hace estar expuestos a constantes situaciones peligrosas.

Relató que los albañiles sufren caídas desde andamios y azoteas, cortaduras con herramientas filosas, fracturas por golpes o tropiezos, lesiones en la columna por cargar bultos pesados de cemento, y hasta quemaduras por contacto con materiales o instalaciones eléctricas mal colocadas. También mencionó riesgos de electrocución al trabajar cerca de cables energizados y daños a la vista por el constante contacto con el polvo y los químicos.

Esto no es un juego. Desde que llegas tienes que estar concentrado, porque cualquier descuido puede costarte caro (…) Uno trabaja colgado, sin barandales, entre cables. Si no sabes moverte, te puedes lastimar feo Indicó.

A esos peligros se suman las condiciones laborales, igual de precarias, ya que, según García Castillo, en muchas obras no hay contratos, no hay prestaciones, y no tienen algún tipo de seguro que los respalde en caso de sufrir un incidente.

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Su labor es muy poco valorada

José Venancio, de 63 años, sostuvo que, a pesar de la importancia de su trabajo, los albañiles son muy poco valorados, tanto por la sociedad como por los empleadores.

Hay mucha gente que discrimina a los albañiles porque nos ven como los que hacemos ruido, que estorbamos, hacemos polvo o que invadimos la calle para el colado. La gente pasa y nos dice que nos quitemosDeclaró. 

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Además, lamentó que los empresarios y clientes tampoco reconozcan el esfuerzo ni la dedicación que se pone en cada trabajo, ya que los ven solo como una parte más de la obra.