Tortillerías agonizan en Culiacán: inseguridad y crisis del maíz ahogan al sector
Empresarios buscan resistir ante las bajas ventas que se han registrado en los últimos 5 meses
Mario Núñez
En la tortillería ubicada por el boulevard Agricultores de la colonia Guadalupe Victoria donde trabaja Nallely Medina, las horas transcurren más despacio que antes, pues desde hace cinco meses las ventas se han desplomado por los hechos de inseguridad que protagonizan en el sector.
La inseguridad que azota a esta zona de la ciudad ha cambiado todo; las ventas cayeron cerca de un 30 por ciento, el miedo creció y las calles quedaron desiertas mucho antes de que anochezca.
“Antes vendíamos varios sacos, ahorita dejamos de vender dos sacos en la mañana y otros dos en la tarde”, comenta Nallely, mientras hace cuentas rápidas en su mente.
Cada saco representa entre mil 500 y 2 mil pesos menos de ingreso diario, la situación comenzó hace cinco o seis meses, cuando las balaceras en el boulevard se hicieron frecuentes, manifestó la comerciante.
“La gente ya no quiere pasar por aquí, nos dicen que les da miedo salir”, manifestó.
La caída no solo se mide en volumen, también en el gasto del cliente, pues antes lo habitual era que compraran el kilo completo, ahora muchos apenas alcanzan para 20 o 10 pesos de tortilla. “La necesidad sigue, la tortilla es básica en la mesa, pero ya no llevan igual. Muchos sólo pueden comprar poquita”, señaló.
Actualmente, el kilo se vende a 28 pesos, tras un ajuste de apenas un peso realizado hace tres meses, sin embargo, el temor de aumentar más el precio es grande, pues el costo de insumos no deja de aumentar.
La jornada en la tortillería comienza a las seis de la mañana y concluye a las nueve de la noche. Sin embargo, la verdadera venta se concentra en las primeras horas del día, cuando los padres llevan a sus hijos a la escuela o los trabajadores se dirigen a sus empleos.
Después del mediodía, la clientela escasea; y conforme cae la tarde, el panorama se vuelve casi fantasmal.
“A veces se nos queda hasta siete kilos de tortillas, y eso ya es pérdida”, lamentó.
Crisis
La industria de la masa y la tortilla en Sinaloa atraviesa una de sus peores crisis en años, advirtió Rafael Uriarte Quiroz, presidente de la Unión de Industriales de la Masa y la Tortilla en el estado.
Asimismo, explicó que con la combinación de la inseguridad persistente y una notable caída en el consumo amenaza con el cierre de negocios y el despido de trabajadores.
“Estamos preocupados porque la baja en ventas y la inseguridad nos están afectando mucho. Necesitamos apoyo para evitar que más negocios cierren o que tengamos que despedir personal. Las tortillerías son parte esencial de la economía y de la mesa de los sinaloenses”.
Aunque el precio del kilo de tortilla se mantiene por debajo de los 28 pesos, muchos ciudadanos han reducido su consumo debido a la falta de recursos económicos, lo que ha impactado de forma significativa las ventas del sector.
Esta disminución en la demanda, sumada al encarecimiento de los insumos y los problemas de seguridad, ha puesto en riesgo la operación de numerosos establecimientos en toda la entidad.
Uriarte Quiroz, destacó que las tortillerías no solo generan empleos y dinamizan la economía local, sino que también garantizan un alimento básico en la dieta diaria de miles de familias sinaloenses.
Situación
Enrique Aguilar, supervisor de varias tortillerías en el sector norte de la ciudad, explicó que a diferencia de otros años, ahora los negocios cierran más temprano por falta de flujo de personas y temor a la violencia.
Aunque el precio del kilo de tortilla se mantiene en 26 pesos en sus sucursales, mientras en otros puntos ya alcanza los 27 o 28 pesos.
Aguilar advirtió que la escasez de maíz por la falta de lluvias podría derivar en un incremento en los próximos meses, sin embargo, señaló que han contenido costos para no afectar al cliente, pero si la situación continúa, será inevitable ajustar precios.
Impacto
Francisco Trejo, propietario de una tortillería en la colonia Infonavit Solidaridad, relató que aunque su negocio sigue operando, las condiciones se han vuelto cada vez más difíciles. “Nos ha pegado mucho. Afortunadamente seguimos trabajando, pero sí hay compañeros que han tenido que cerrar”, comentó.
Trejo explicó que antes del incremento en los hechos de violencia, las ventas eran más estables, pero hoy, calcula que diariamente dejan de ingresar entre cinco y seis mil pesos en comparación con meses anteriores.
“Se siente el bajón; a veces no alcanza para comprar la mercancía de los proveedores”, señaló.
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El tomate, pepino, berenjena y chile morrón los productos que más afectados se verían si esto se lleva a caboFrancisco Trejo relató el caso de un amigo, propietario de una taquería en La Canaco, quien después de un intento de secuestro en diciembre decidió cerrar su negocio y abandonar la ciudad.
Aunque en su zona inmediata no se han visto cierres masivos, Francisco Trejo afirma que el ambiente de incertidumbre persiste.
Más afecciones
La inseguridad en otras colonias ha pegado diferente y ha provocado una caída del 50 por ciento en las ventas de tortillas, así lo informó Leticia Barreto, encargada de una tortillería en la colonia Amistad.
La comerciante, indicó que aunque los clientes que aún acuden compran kilos completos, la baja en la afluencia se debe principalmente a que muchos de sus clientes habituales, provenientes de colonias más alejadas, han dejado de acudir debido a los constantes hechos violentos en el sector.
“La mayoría de la gente venía de allá arriba, pero con tanto balazo ya no bajan. Ahora solo nos compran los vecinos de alrededor”, comentó.
A pesar de la disminución en las ventas, la tortillería mantiene su horario de atención habitual, adaptándose a la nueva dinámica de consumo de la clientela cercana.
Por otra parte en una tortillería de la zona Villas del Río, el movimiento es constante, pero distinto, aquí no es común que los clientes compren el kilo completo de tortilla, la mayoría lleva 10, 15 o 20 pesos en producto, apenas lo necesario para el día.
El flujo de personas disminuyó no solo por la economía sino también por el miedo, pues al caer la noche, no hay quien se quede en las calles, ya que en otras zonas de la ciudad, los negocios también han tenido que modificar sus horarios, cerrando más temprano para evitar riesgos.