Hablando de medicina y salud / Madres que se olvidan de sí: la deuda de salud más común
Ayer celebramos el Día de las Madres en todo México. Como cada año, las flores, los festejos, las comidas y las cenas fueron protagonistas. Sin embargo, este festejo me invita a reflexionar sobre el papel de la madre en nuestra sociedad. Se nos ha enseñado —como en las películas de Dolores del Río— que la madre debe entregarse por completo a sus hijos. Es parte de la idiosincrasia del mexicano. Pero me pregunto: ¿ese sacrificio y ese amor deben darse a costa de su propia salud, construyendo una corona de lágrimas?
Es común que, en la consulta médica, veamos mujeres que acuden no por iniciativa propia, sino porque “me trajo mi hija”, “porque el doctor de mi esposo me mandó” o “porque ya no aguanté el dolor de cabeza”. Detrás de estas frases, hay muchas veces una salud descuidada, que se ha deteriorado con enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión, trastornos tiroideos e incluso cáncer.
La Encuesta Nacional de Salud del Instituto Nacional de Salud Pública revela que seis de cada 10 mujeres mayores de 35 años no se realizan chequeos médicos anuales. El motivo más frecuente: “falta de tiempo”.
Este olvido no es casual. Es el reflejo de una construcción cultural que ha enseñado a la mujer mexicana que una buena madre debe priorizar siempre a su familia y dejarse al final de la lista. Es el mismo pensamiento que le impide decir “me duele”, “me siento triste” o “necesito ayuda”.
Padecimientos de salud mental como la depresión, el desgaste emocional por el cuidado de los hijos y, en muchos casos, la carga económica del hogar convierten a la madre en una especie de superheroína, que sostiene todo a costa de su bienestar. Y como culturalmente se nos ha enseñado que llorar es sinónimo de debilidad, muchas mujeres reprimen lo que sienten, generando así insomnio, migrañas, trastornos cardíacos o enfermedades autoinmunes.
Hoy más que nunca debemos hacerles preguntas sencillas pero profundas: ¿Cuándo fue tu último chequeo médico? ¿Estás durmiendo bien? ¿Cómo te sientes? ¿Tienes tiempo para ti? Olvidemos por un momento los pasteles y las flores, y empecemos a hablar de prevención. Ayudémoslas a recuperar su lugar, que también es el del autocuidado. Incentivémoslas a hacerse ese chequeo pendiente, acompañémoslas al médico, regalémosles esa consulta que no se atreven a pagar para sí mismas. Cuidémoslas, no solo las pongamos a cuidar.
Ayer fue 10 de mayo. Hoy, regalemos algo más valioso que cualquier obsequio: salud. Porque cuando mamá está bien, todo lo demás se acomoda. Hagamos de una madre sana un acto de amor colectivo, construido en el día a día.