El uso de cubrebocas se ha vuelto algo indispensable para que la sociedad pueda realizar las actividades cotidianas, por ello y ante la necesidad de vender, Lorenzo Villa agrega cubrebocas a su venta de paletas.
Acompañado de su carro de helados, el señor Villa recorre la calle Costa Rica hasta llegar al Chamizal, donde están sus principales clientes y donde tiene la mayor venta del día.
Ante el cierre del Chamizal tuvo que cambiar su recorrido, lo que le provocó bajas ventas de helados, sin embargo, la contingencia era una oportunidad para comenzar a ofrecer lo que ahora todos necesitan, un cubrebocas.
“Ahora meto el cubrebocas para hacer algo más de ganancias, ahora que es algo útil y pues también para que se proteja la gente un poquito mejor”, expresó.
Durante este tiempo de contingencia fue lo que ayudó a que sus ventas no cayeran y que al menos pudiera llevar unos cuantos pesos a su casa.
El señor Villa platicó que la mercancía que ahora carga aún no ha podido pagarla, sin embargo tiene que pedir fiado para surtirse, ya que lo que ha estado ganando no es mucho.
Dedicado a esto por más de 20 años, es la primera vez que ha tenido que implementar algo completamente distinto para sobrevivir, pues siempre le había alcanzado con las paletas y nieves que vendía, sobre todo los fines de semana.
También se iba a las escuelas, pero debido a que aún permanecen cerradas le ha sido imposible recuperarse.
“Está muy difícil para todos, se siente la diferencia, la venta de cubrebocas me ha ayudado a equilibrarme, por lo menos de esto saco para pagar los 20 pesos de hielo”, señaló.
Ahora con los cubrebocas por delante de su carrito, el señor Villa volvió a recorrer El Chamizal sonando la campana que anuncia que anda cerca.
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